Francisco Ayala celebra la aparici¨®n del ¨²ltimo t¨ªtulo de la biblioteca que re¨²ne su narrativa
El escritor recibir¨¢ hoy la Medalla de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de Granada
Con todos sus a?os, y su larga experiencia y la sabidur¨ªa del escritor que ha bregado en todos los frentes, Francisco Ayala celebr¨® ayer la aparici¨®n de Cazador en el alba, el libro que completa la biblioteca que lleva su nombre, que publica Alianza en su colecci¨®n de bolsillo y que re¨²ne su obra narrativa. Lo hizo en una rueda de prensa acompa?ado, entre otras personas, por su mujer, Carolyn Richmond. Hoy, a las 19.30 y a trav¨¦s de una videoconferencia, Ayala recibir¨¢ la Medalla de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de Granada desde la Sala de Juntas del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid.
'En este momento en que mi vida se acaba, no tengo ganas de hacer ni el elogio ni la reivindicaci¨®n de mi obra. En vez de estar arrumbado, como me corresponde por edad, estoy aqu¨ª. Es un privilegio que quiz¨¢ no merezco. Seguir vivo no es ning¨²n acierto personal, a estas alturas estoy viviendo de prestado. Pero sigo con el gusto por la vida, que me proporciona todav¨ªa momentos muy intensos, como ¨¦ste de ahora mismo'. Palabra m¨¢s, palabra menos, as¨ª cerr¨® Francisco Ayala las intervenciones de la rueda de prensa que se celebr¨® ayer en un hotel madrile?o para presentar Cazador en el alba, el ¨²ltimo volumen incluido en la Biblioteca Ayala que ha publicado Alianza en su colecci¨®n de bolsillo. Luego se someti¨® con paciencia, y una brillantez deslumbradora, a las preguntas de los periodistas.
'No he escrito pensando en hacer una carrera literaria. Lo he hecho para expresar lo mejor, y quiz¨¢ lo peor, de m¨ª mismo. La carrera literaria es, adem¨¢s, sospechosa, porque en ella pesa mucho la vanidad. No soy vanidoso: tengo la vanidad de decirlo. Perseguir la fama termina por conducir a una falsificaci¨®n de la vida que es el resultado del af¨¢n permanente de aparecer, de aparecer, de aparecer'.
As¨ª fue diciendo este veterano de las letras, un escritor que no ha dejado de dedicarse a la literatura desde que empezara, como cont¨® ayer, haciendo poemas a los ocho a?os. Luego se decant¨® por la 'modesta prosa'. Public¨®, sin embargo, s¨®lo cuando hab¨ªa conseguido una 'exacta expresi¨®n' para dar cuenta de aquello que hab¨ªa intuido que merec¨ªa contarse. 'Lo dem¨¢s lo he roto, y he roto mucho', coment¨® Ayala.
Una vida errante
Nacido en 1906 en Granada, Francisco Ayala ha estado aqu¨ª y all¨¢, siempre errante. Ha viajado con poco equipaje y poco tiene, ni siquiera costumbres fijas, como coment¨® ayer Rosa Navarro, catedr¨¢tica de Literatura en Barcelona y especialista en 'los cl¨¢sicos y en Ayala', como se defini¨® a s¨ª misma.
'Los tiempos cambian', dijo Ayala. 'En mi caso, me ha tocado vivir dos ¨¦pocas radicalmente distintas. La de antes de la II Guerra Mundial y la de despu¨¦s. Hay muchos que se empe?an en vivir en el mundo anterior y van por la vida tropezando, d¨¢ndose trompicones mentales (que la sangre nunca llega al r¨ªo). Yo he preferido adaptarme a cada nueva situaci¨®n, pues de la otra manera se termina por vivir en falso. La realidad (la existencia) es la imaginaci¨®n, la llevamos dentro de la cabeza'.
Cazador en el alba, el libro que se present¨® ayer, re¨²ne los relatos que Francisco Ayala incluy¨® en el libro que public¨® con ese mismo nombre en 1930, y los que reuni¨® en El boxeador y un ¨¢ngel, de 1929. Son todos ellos textos tocados por la audacia de una mirada y una escritura vanguardistas, lo que se estilaba por entonces. 'Creo que de las vanguardias ha quedado todo', coment¨® ayer el escritor. 'Bueno, se ha limpiado la casa y en un rinc¨®n han quedado barridas todas las propuestas fallidas, pero el af¨¢n de las vanguardias por abrirse a lo desconocido sigue intacto, y lleno de vida'.
Esta nueva edici¨®n de Cazador en el alba incluye como novedad el ¨²nico poema que Ayala ha decidido publicar y, a modo de pr¨®logo, incorpora un fragmento de su ensayo Indagaci¨®n al cinema. All¨ª escribe Ayala: 'El creador se mueve, sin otra gu¨ªa que su intuici¨®n est¨¦tica, en un orbe de sensaciones, de cosas, de sensaciones que se presenta revuelto y ajerarquizado a los ojos de su alma. All¨ª habr¨¢ de elegir -n¨®tese el alto significado de la palabra- las piezas necesarias para formar sus m¨¢quinas -perfectamente in¨²tiles y sin correspondencia en la ordenaci¨®n natural del mundo-'.
En cuanto a sus elecciones concretas, a su manera de ir conquistando su propia escritura, Ayala dijo ayer: 'Fue leyendo como aprend¨ª a escribir. Uno nace de la literatura, de la ficci¨®n de su tiempo. Va encontrando distintos hallazgos, formas de expresar las cosas, y a trav¨¦s de ellos descubre su propio camino, que intenta no repetir el que han seguido los dem¨¢s'.
Y sus experiencias, ?c¨®mo han entrado en su obra, qu¨¦ peso ha tenido el exilio?, se le pregunt¨®. 'Todas las experiencias influyen en el estilo de un escritor, siempre que las absorba y sepa reinterpretarlas. Para muchos, el exilio fue una bendici¨®n y, para otros, una maldici¨®n. Para m¨ª fue una ¨¦poca m¨¢s, lo que me toc¨® en ese momento. Cada d¨ªa hay que irse adaptando a lo distinto. Y eso fue lo que hice'.
Un aut¨¦ntico Don Juan
Poco antes de que hablara Ayala, el verdadero protagonista de la cita de ayer (y de la de hoy), Valeria Ciompi, directora editorial de Alianza dio la palabra a Carmen Criado, que se encarga de la colecci¨®n de bolsillo, a Carolyn Richmond, catedr¨¢tica de Literatura, especialista en la obra de Ayala y mujer del escritor, y a Rosa Navarro. Todas celebraron la obra del autor, a quien calificaron como un aut¨¦ntico Don Juan (efectivamente, ayer estaba rodeado de mujeres).
A Ayala le dio tiempo de comentar que ya no ten¨ªa nada m¨¢s que ofrecer ('conf¨®rmense con lo que ya he escrito'), confes¨® que sus libros de creaci¨®n eran con los que realmente se sent¨ªa 'solidario en lo m¨¢s ¨ªntimo', y dijo que no se aburr¨ªa y que ten¨ªa tiempo de irritarse al leer la prensa. 'Quiz¨¢ sea un rasgo de soberbia pero soy intransigente con la estupidez, y los peri¨®dicos est¨¢n llenos de idioteces y eso crea malestar'.
Refiri¨¦ndose a Los usurpadores, uno de sus libros incluido en esta biblioteca -cuyas portadas est¨¢n ilustradas con fragmentos de obras de Vel¨¢zquez-, Ayala afirm¨® rotundo: 'Toda vida es usurpaci¨®n. Si uno quiere vivir, no deja de usurpar. Es una condena irremediable'.
Babelia
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