La d¨¦cima
De todas las selecciones del mundo, ahora lo sabemos, Eslovenia era la ideal para comenzar el Mundial. Y Paraguay, un regalo de los dioses; nunca se hab¨ªa visto a una selecci¨®n jugar sin guardameta. Con esto no quiero insinuar que el Real Madrid -Espa?a quiero decir- no sea un equipo con un brillante porvenir. Todo lo contrario. En el sorteo previo al Mundial algunos cre¨ªmos ya adivinar la suerte de sombrero de copa del Madrid. Si una arraigada costumbre sueca era no darle el Nobel a Borges, una no menos arraigada costumbre del Madrid es ganar, con asombrosa facilidad, Copas de Europa. Lleva nueve y a m¨ª me parece que en este Mundial vamos a por la d¨¦cima.
Tenemos que convencernos de que quien juega es el Madrid y todo ser¨¢, por fin, un camino de rosas para la Rosa de Espa?a. Ca?izares lo vio bien claro y su legendario frasco de colonia asesino tambi¨¦n. Se quit¨® de en medio para que Casillas haga ante Senegal, en la final, la parada de su vida. Y el pr¨®fugo Luis Enrique adopt¨® la personalidad errante y err¨®nea de Chilavert para que el madridista Helguera entrara en su lugar. Y es que el Bar?a contagia melancol¨ªa con su pensamiento ¨²nico en Wembley, y as¨ª no se puede ir por el mundo. Y ya no digamos el Deportivo, con Trist¨¢n, alias Tristram Shandy, ensimismado con su tobillo. En cuanto al Valencia, ya se sabe qu¨¦ puede aportar: es un equipo argentino y tiene todas las de perder; s¨®lo le falta contratar al v¨ªdeotaciturno de Bielsa.
En estas circunstancias, lo genial ha sido ver por fin -perdimos entero el siglo pasado por culpa de los demasiado humildes antepasados de Aznar- la inferioridad de las otras selecciones, presumidas sin causa. ?Jug¨® alguna vez Di Stefano con ellas? Lo genial ha sido tirar del carro de Hierro, Ra¨²l y Morientes, que se encargan con naturalidad de jugar como si lo hicieran con el Madrid, donde todo ha ido siempre como la seda, y hasta se encargan de los goles e incluso de remontar los que el barcelonista Puyol, como si llevara instrucciones de Pujol, marca en propia puerta con un ¨ªmpetu admirable; ya se ha ganado en su pa¨ªs m¨¢s medallas que Gasol.
Dicen que este Mundial es muy malo porque el mejor equipo es Espa?a. Antes, mucho antes del gol de Puyol, el presidente Pujol dijo haber visto en las axilas del hipermadridista Camacho un olor castizo a espa?olismo rancio de Operaci¨®n Triunfo. Y vio bien, pero es que muy bien; siempre ha sido intuitivo. Vio que hasta ahora hab¨ªamos vivido enga?ados creyendo que Francia, Argentina y Brasil han sido y siguen siendo de otra galaxia. Y no es as¨ª, qu¨¦ va. Ya estamos viendo qu¨¦ pasa con esas selecciones de medio pelo. Ninguna de ellas est¨¢ acostumbrada a ganar, con monoton¨ªa merengue y facilidad de otra galaxia, Copas de Europa. Y ninguna tiene en su horizonte la d¨¦cima. Y es que el f¨²tbol y el mundo son una misma cosa, son el Madrid. Tanto es as¨ª que Zidane quiere jugar la final con la camiseta de Espa?a. Vamos sobrados. La confianza en el equipo es tanta que quien lo marque ser¨¢ Puyol, el ¨²nico verdadero problema de Espa?a.
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