Inmigraci¨®n sin demagogias
La pol¨ªtica de inmigraci¨®n tiene dos facetas: la de pol¨ªtica laboral y la de pol¨ªtica solidaria. Los pa¨ªses y las socialdemocracias n¨®rdicas lo saben bien desde hace tiempo. All¨ª la concertaci¨®n entre sindicatos y patronal pasa por aprovechar primero las potencialidades del capital humano propio, llevando la tasa de actividad -incluida la de la mujer- a niveles alt¨ªsimos, pactando el retraso de las jubilaciones y un modelo laboral no precario que implica trasladar a pa¨ªses terceros los procesos industriales que buscan mano de obra barata, con poco valor a?adido.
En segundo lugar, se da prioridad a la repatriaci¨®n del capital humano emigrado y de sus descendientes. En este sentido, en el Parlament de Catalunya, la iniciativa republicana de una ley del retorno ha abierto enormes esperanzas a los nietos de exiliados en Am¨¦rica que est¨¢n pasando aut¨¦nticas penurias.
?frica necesita un Plan Marshall y coinciden en ello globalizadores y antiglobalizadores
En tercer lugar, existe una pol¨ªtica de captaci¨®n de mano de obra necesaria. La promovieron Blair y Schr?der. Si faltan matriceros, los encuentran en Polonia; si faltan inform¨¢ticos, en la India, etc¨¦tera. Por ello, la propuesta de algunos sindicatos y patronales llevada al Parlament por Esquerra de crear oficinas de contrataci¨®n en origen. Esa es una inmigraci¨®n con papeles.
En cuarto lugar, tiene que haber generosidad solidaria con los refugiados pol¨ªticos. Especialmente con los de las zonas vecinas -el Magreb- alejadas de la democracia. Represaliados por defender las libertades, los derechos sociales, los de la mujer o la diversidad nacional y cultural: saharauis, bereberes. El Parlament aprob¨® mi propuesta de declarar Catalu?a tierra de acogida de los represaliados amazigh (ber¨¦ber).
En quinto lugar, los flujos migratorios econ¨®micos se deben minimizar modificando la pol¨ªtica de cooperaci¨®n, que ahora consiste en subsidiar y sobornar a las oligarqu¨ªas antidemocr¨¢ticas. ?frica necesita un Plan Marshall y en eso est¨¢n de acuerdo globalizadores y antiglobalizadores. Con esas premisas claras, se deber¨¢ abordar el flujo de inmigraci¨®n regulado y aquel que, a pesar de todo, llegar¨¢ sin regular. Y eso pasa por pol¨ªticas integrales de inmigraci¨®n; no por dejar a ayuntamientos y autonom¨ªas la patata caliente de las pol¨ªticas de acogida con las dificultades que comporta el choque entre pobres para repartirse las migajas de un incompleto Estado de bienestar, en nuestro caso. Mientras el Estado central y centralista abre y cierra a placer los flujos de inmigrantes, la regulaci¨®n de los mismos y pretende monopolizar el di¨¢logo con las confesiones religiosas, la mayor¨ªa de puntos de roce se producen a escala municipal. En ese sentido, la propuesta republicana, aprobada hace un a?o, de firmar convenios con las comunidades isl¨¢micas y jud¨ªa para evitar el calvario de los enfrentamientos locales en relaci¨®n con los derechos de culto y sus l¨ªmites, no ha sido desarrollada a¨²n por la Generalitat.
Las pol¨ªticas que se reserva Madrid son nefastas. Estamos ante una mala pol¨ªtica de fronteras, no ante una aut¨¦ntica pol¨ªtica de inmigraci¨®n. La inoperancia de la Ley de Extranjer¨ªa, que deb¨ªa parar la llegada de ilegales y de hecho est¨¢ avalando una aut¨¦ntica Marcha Verde sobre Ceuta, Melilla y Canarias. Una ca¨®tica gesti¨®n de los flujos internos entre comunidades aut¨®nomas, inducidos desde las delegaciones del Gobierno central. Una sospechosa falta de agilidad en la gesti¨®n de los permisos de trabajo de las personas que tendr¨ªan su puesto asegurado. Una ausente inspecci¨®n de trabajo para perseguir los empresarios fraudulentos que utilizan mano de obra clandestina. Incapacidad al practicar la pol¨ªtica de retorno de los inmigrantes en situaci¨®n ilegal. Si no recuerdo mal, s¨®lo hay firmados dos o tres convenios de retorno. Otros pa¨ªses tienen m¨¢s de diez.
Finalmente, unas p¨¦simas pol¨ªticas internacionales, especialmente en el Magreb, donde se halla una aut¨¦ntica bomba demogr¨¢fica.
Por otra parte, las pol¨ªticas de acogida de la Generalitat y los ayuntamientos deben facilitar formaci¨®n de acogida en normativas legales, derechos y deberes de los ciudadanos y en la lengua catalana, como m¨ªnimo, en la l¨ªnea de una resoluci¨®n tambi¨¦n aprobada y no cumplida. Deben calcular el presupuesto destinado a asegurar que las prestaciones sociales no universales (guarder¨ªas, vivienda social, becas, etc¨¦tera) aumenten para absorber a los nuevos demandantes de procedencia inmigrada, sin que se perjudique a los excluidos aut¨®ctonos que acced¨ªan a ellas. Deben garantizar los derechos a la libertad de culto, marcando al mismo tiempo sus l¨ªmites con los valores democr¨¢ticos.
Se debe debatir sobre inmigraci¨®n desde la serenidad, sin paternalismos ni demagogias que s¨®lo favorecen a la ultraderecha y a la derecha.
Josep Huguet Biosca es portavoz parlamentario de ERC.
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