Todos los cuerpos de Freud
Las exposiciones que yo hago son signos de puntuaci¨®n. ?sta es un punto y coma'. A su edad, cumplir¨¢ 80 a?os el 8 de diciembre, Lucian Freud no tiene ganas de parar. Este mes, el museo Tate Britain brinda al c¨¦lebre artista figurativo una retrospectiva de seis d¨¦cadas de creaci¨®n. Pero al inquisidor de la expresi¨®n humana, nieto del psicoanalista alem¨¢n y brit¨¢nico de nacionalidad, s¨®lo le preocupa disponer de un modelo para continuar trabajando. 'Desea morir pintando. La pintura mantiene su mente funcionando. Se inquieta cuando no tiene un cuadro en marcha', afirma su bi¨®grafo y comisario de la muestra, William Feaver.
A finales de mayo, Freud concluy¨® el lienzo que cerrar¨¢ la retrospectiva. Es un autorretrato, Self-Portrait, Reflection, el ¨²ltimo de una serie en torno a la veintena, de extraordinaria dureza. 'Ha cambiado mucho. El joven de expresi¨®n po¨¦tica, con su cabello negro y rostro afilado, se convirti¨® poco a poco en una figura dominante y poderosa, como un halc¨®n. Ahora se ve a s¨ª mismo como algo m¨¢s siniestro, m¨¢s inquieto', describe su bi¨®grafo y viejo amigo.
Freud desea morir pintando. La pintura mantiene su mente en funcionamiento
En Reflection, el artista apoya la cabeza en los restos de pintura de la pared de su estudio. Est¨¢ de perfil, observando de reojo, en expresi¨®n agitada. Nada queda en el lienzo de la sensaci¨®n de fragilidad que transmite su viejo cuerpo desnudo en Painter Working, Reflection, el autorretrato que ejecut¨® siete a?os atr¨¢s. 'Para ¨¦l, todos los cuadros son autorretratos. Es cierto. Muestran m¨¢s aspectos de ¨¦l que de los modelos', a?ade Feaver.
A Freud le llaman el 'ermita?o de Holland Park'. 'No veo nunca a nadie ni voy a ninguna parte', se?al¨® hace unos d¨ªas para afianzar quiz¨¢ el mito. Su aislamiento conlleva matices. Aunque siempre ha evitado entrar en el juego medi¨¢tico de las celebridades y no concede entrevistas, disfruta de una activa vida social y su curiosidad art¨ªstica le empuja con frecuencia a salir de casa.
Prepara desde hace tres a?os una exposici¨®n de Constable, prevista en Par¨ªs en el oto?o, y ha recorrido todas las colecciones brit¨¢nicas en busca de sus retratos favoritos de un maestro m¨¢s reconocido por sus paisajes ingleses. Tambi¨¦n supervis¨® el montaje de su retrospectiva en Londres y probablemente controlar¨¢ el de Barcelona, donde la colecci¨®n se exhibir¨¢ en la Fundaci¨®n La Caixa a partir de octubre. Pero Freud no acudir¨¢ a ning¨²n acto inaugural. 'Es una persona muy privada, pero no es un ermita?o. Es muy social, conoce a mucha gente y organiza su vida como ¨¦l quiere', dice Feaver.
En los ¨²ltimos a?os, Freud tien-
de a concentrar su existencia entre dos barrios colindantes del oeste de Londres. En Holland Park, donde mantiene un estudio-residencia desde 1977, y en su nuevo estudio de Notting Hill. Puede as¨ª trabajar de d¨ªa y de noche, siempre de pie junto al caballete, en sesiones de hasta seis y siete horas. A menudo pinta tres cuadros simult¨¢neamente de distintos modelos, familiares, amigos y conocidos principalmente. 'Tiene un inter¨¦s incre¨ªble en la gente, los cotilleos, las apariencias. Le atraen enormemente obras de artistas que adora -Chardin, Constable, Picasso, Auerbach, Hockney, entre otros- y cuando un cuadro le afecta se siente exhausto de gozo', contin¨²a.
No en vano se queja de dolor de espalda y cuello. Pero sigue observando intensamente e insertando su brocha en la carne humana hasta arrancar la esencia de cada arruga, marca y sentimiento. Feaver le compara con Picasso en t¨¦rminos de estatura f¨ªsica y derroche de energ¨ªa. 'A su edad, corre escaleras arriba y abajo, parece hecho de acero. Tiene la mirada penetrante y es muy divertido', describe.
Con 20 a?os, Freud no encontraba voluntarios que accedieran a posar para ¨¦l. En su posici¨®n actual llega incluso a rechazar solicitudes. Al pr¨ªncipe Carlos, en un par de ocasiones. En cambio, el a?o pasado, retrat¨® a su madre, Isabel II. 'Fue un impulso', dijo poco antes de desvelar su 'peque?o gran cuadro' de la reina inglesa, cuya poderosa y escasamente aduladora imagen molest¨® a la prensa popular. Un cuadro que, junto a otro retrato, el de Francis Bacon realizado en 1952, estar¨¢ ausente en esta exposici¨®n. El de Isabel II se expone actualmente en la galer¨ªa del palacio de Buckingham. El de Bacon, gran amigo de Freud, destinado a decorar un restaurante fue robado de una galer¨ªa de Berl¨ªn en 1988. El a?o pasado su autor dise?¨® un p¨®ster con la imagen reproducida de Bacon, bajo las palabras 'se busca', con la esperanza de que los ladrones se lo devolvieran, aunque fuera temporalmente. La obra sigue en paradero desconocido.
M¨¢s habituales como modelos en sus cuadros, tumbados en el div¨¢n, cama o butacas de sus dos estudios son sus familiares. Su madre, Lucie, sus cinco esposas y amantes, sus nueve hijos, sus nietos y, por supuesto, sus perros se han dejado escrutar en sucesivas etapas de sus vidas. Figuras solitarias preferentemente, aunque tambi¨¦n en parejas y grupos, estos cercanos modelos afianzan y rompen, el cord¨®n umbilical que les une al inquieto creador. 'Si no est¨¢s ah¨ª cuando est¨¢n en el nido puedes estar m¨¢s tarde m¨¢s tiempo', ha se?alado.
Un hijo de Freud, Freddy Elliot
, aparece en dos lienzos recientes, After Cezanne y Freddy Standing, y su hija Rose Boydt regresa al estudio con su propia familia en The Pearce Family. A su madre dedic¨® 13 a?os consecutivos llegando incluso a dibujar sus rasgos al d¨ªa siguiente de su muerte, en 1984. De este a?o data Daughter and Father, en el que la hija tiene la mirada perdida, en expresi¨®n serena y meditabunda, junto a un padre que arrastra el peso de la vida en su rostro. La prensa ha identificado a la modelo Emily Bearn como la ¨²ltima conquista sentimental de Freud, una joven de 27 a?os, dicen, 'que cay¨® gradualmente bajo el hechizo' del artista. Freud evita la publicidad pero no puede frenar los cotilleos sobre su vida privada.
Una retrospectiva viva
LA RETROSPECTIVA de Lucian Freud se inaugura en la Tate Britain de Londres el 20 de junio, con 160 obras, pinturas principalmente junto a algunos dibujos y grabados. A su llegada a Barcelona, cinco meses despu¨¦s, el artista conf¨ªa en poder incluir dos lienzos en los que trabaja actualmente: un estudio de un perro y un retrato de la modelo Kate Moss. 'Le gusta a?adir pinturas sobre la marcha para demostrar que una exposici¨®n no tiene un punto final', explica William Feaver, comisario de la retrospectiva. Feaver lleva tres a?os discutiendo con Freud los t¨ªtulos seleccionados para la muestra. 'Algunos llevan su aprobado incondicional, otros no tanto', dice. El m¨¢s antiguo, A box of apples in Wales, data de 1939 y confirma, seg¨²n el comisario, el talento en ciernes del entonces estudiante de arte de 17 a?os, que hab¨ªa emigrado siete a?os antes de la Alemania nazi. Entre los m¨¢s recientes destaca un autorretrato concluido el mes pasado. 'Lucian Freud se ha involucrado mucho en la exposici¨®n. De momento, est¨¢ contento con el resultado y muy interesado en la respuesta del p¨²blico', se?ala Feaver sin el montaje a¨²n completo en las salas del museo. 'Esta colecci¨®n', a?ade, 'echar¨¢ por tierra la visi¨®n, que algunos sostienen, de que la obra de Freud es depresiva y cruel en el trato de las mujeres. Demostrar¨¢ que es un apasionado del cuerpo humano y que trata con afecto a la gente sin caer en el sentimentalismo'.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.