Sotto Borne
Los restos aparecidos en el subsuelo del antiguo Mercat del Born y, sobre todo, su estado de conservaci¨®n han suscitado uno de los debates culturales m¨¢s jugosos de los ¨²ltimos a?os. Opiniones y pareceres de todo tipo han acompa?ado el trabajo lento de los arque¨®logos en su minuciosa tarea de ir descubriendo el tesoro escondido. No hay duda de que nos encontramos ante uno de los yacimientos medievales m¨¢s importantes de Europa tanto por su extensi¨®n como por la calidad de su conservaci¨®n, de la que pueden extraerse m¨²ltiples lecturas vinculadas a la historia de la ciudad y del pa¨ªs. M¨²ltiples informes lo corroboran, hasta el punto de que ha costado muy poco ponerse de acuerdo en la imperiosa necesidad de conservar en su totalidad los restos encontrados.
El Born-biblioteca deber¨¢ ser un centro abierto, transparente, acogedor, pr¨¢ctico y con servicios
Pero ahora hay que tomar una segunda decisi¨®n muy importante. ?Qu¨¦ es lo mejor que debe hacerse con un espacio de estas caracter¨ªsticas y con la importancia cultural de lo que ya contiene? El debate del Born no est¨¢ destilando una ¨²nica respuesta, ni dos, sino que est¨¢ abriendo multitud de preguntas, aunque un cierto manique¨ªsmo pueda hacer parecer que el debate est¨¦ polarizado entre piedras y libros.
No querr¨ªa parecer ingenuo, pero la ¨²nica actitud que puede permitir encontrar una soluci¨®n de calidad a este proceso inacabado tiene que considerar dos premisas: la primera es la conciencia de que no hay una ¨²nica buena soluci¨®n, sino que hay muchas, de la misma manera que hay muchas malas o equivocadas. La segunda premisa es que la soluci¨®n s¨®lo puede ser proyectual. Es decir, que tiene que partir de un buen proyecto respetuoso con el emplazamiento y que, necesariamente, ha de incluir un proyecto de contenidos y una propuesta de intervenci¨®n arquitect¨®nica.
El proyecto inicial (Born-biblioteca), realizado antes de las excavaciones, se defini¨® siguiendo estas dos premisas. De aqu¨ª que el trabajo riguroso de los arquitectos, de los t¨¦cnicos en patrimonio y de los expertos bibliotecarios que participaron permitiese proyectar un nuevo uso para un espacio antiguo, al mismo tiempo que se respetaba la memoria del emplazamiento. No tengo ninguna duda en afirmar que era un buen proyecto, pero la arqueolog¨ªa ha hecho variar el punto de partida y ha obligado a replantear todo el proceso y a formularnos las mismas preguntas que al principio. Eso s¨ª, con nuevos objetivos.
As¨ª pues, un Born-biblioteca-museo construido bajo las condiciones actuales puede ser posible -as¨ª lo ha manifestado la Comisi¨®n de Calidad del Ayuntamiento formada por prestigiosos arquitectos y teniendo en cuenta los primeros esbozos del estudio C¨¢ceres-S¨®ria-, pero el posibilismo no es suficiente para inclinarse por esta opci¨®n. Es necesario tener en cuenta la importancia del yacimiento descubierto y de las condiciones que debe reunir el equipamiento bibliotecario.
Es necesario considerar soluciones con unos costes econ¨®micos razonables y tener en cuenta un calendario que no origine retrasos ni en la construcci¨®n de la biblioteca ni en la disposici¨®n de los restos hist¨®ricos.
El Born-biblioteca deber¨¢, en cualquier caso, ser un centro abierto, transparente, acogedor, pr¨¢ctico y dotado de los servicios necesarios. Una biblioteca es un equipamiento muy pautado, que se basa en unos est¨¢ndares preestablecidos y unos servicios y circuitos bien definidos. Doy por supuesto, adem¨¢s, que Barcelona optar¨¢ al mejor equipamiento bibliotecario posible y nadie caer¨¢ en la tentaci¨®n de cumplir con los m¨ªnimos requisitos.
Evidentemente, existe otra alternativa. Es razonable imaginar la conversi¨®n del Born en un equipamiento cultural basado en la explotaci¨®n preeminente de los restos hist¨®ricos. Una alternativa que tiene tambi¨¦n elementos enormemente positivos.
Pero de la misma manera que el posibilismo es una justificaci¨®n d¨¦bil para constituir la biblioteca, tambi¨¦n el simple respeto a la totalidad de restos y al edificio me lo parece para justificar la exclusi¨®n de la biblioteca. Hacer del Born un museo no tiene sentido si s¨®lo se persigue la conservaci¨®n de los restos hallados. Hay que indagar sobre qu¨¦ uso cultural intensivo puede tener esta nueva infraestructura, c¨®mo se ha de interpretar el patrimonio que se conserva, de qu¨¦ manera se debe imbricar con el ecosistema cultural de la ciudad y del pa¨ªs, qu¨¦ peso puede tener esta opci¨®n en t¨¦rminos de futuro, qu¨¦ aportaci¨®n puede hacer al barrio de la Ribera.
En cualquier caso, el Born-museo transpira enormes atractivos que enfatizan la capacidad del patrimonio de convertirse en instrumento de futuro. El Antic Born puede ser imaginado como uno de los espacios m¨¢s importantes de Europa para comprender la evoluci¨®n de una ciudad. La trama urbana que se conserva bajo la cubierta del antiguo Mercat puede permitir explicar muchas cosas sobre los procesos de transformaci¨®n urbana y la importancia del espacio p¨²blico en la vida de los ciudadanos. El Born permite, por tanto, concebirse como un ins¨®lito centro cultural explicativo de la Barcelona moderna y contempor¨¢nea y, todav¨ªa m¨¢s, del tr¨¢nsito de la ciudad medieval a la ciudad-metr¨®poli como la conocemos actualmente.
El Born-museo puede incorporar una relaci¨®n muy permeable con su entorno. El yacimiento debe ser le¨ªdo de manera continua con las calles que lo rodean y que no dejan de ser la continuaci¨®n de la trama de 1714. Estos espacios ser¨ªan f¨¢cilmente transformables en n¨²cleos de actividades culturales de toda naturaleza y probablemente podr¨ªan generar un ambiente ¨²nico como escenario cultural.
Se trata, por tanto, de dos proyectos y dos usos diferentes para un espacio emblem¨¢tico de la ciudad. La ponderaci¨®n de ventajas e inconvenientes entre una y otra opci¨®n debe hacerse de forma mesurada y pensando a largo plazo. Es, probablemente, una de las decisiones culturales m¨¢s delicadas que tiene planteadas la ciudad y el pa¨ªs. La biblioteca es indispensable, pero el tesoro escondido en el Born ha irrumpido con una fuerza que se ha de leer con detenimiento.
Hay que reconocer que el Born es muy importante para el barrio de la Ribera y para Barcelona, para los bibliotecarios y para todos los ciudadanos sensibles al valor de los libros, de la arquitectura y del pasado. Pero el Born puede y debe ser, sobre todo, un buen ejemplo sobre algo que los ciudadanos hemos aprendido desde hace ya algun tiempo: la ciudad nace del pensamiento, de la capacidad de idear y de materializar las mejores soluciones frente a los problemas, sean viejos o nuevos; sean previstos o imprevistos.
Resolver adecuadamente el Born requiere pensar y combinar de manera eficiente hip¨®tesis diversas (que las hay, evidentemente), que implican desarrollar propuestas t¨¦cnicas (sin prejuicios aprior¨ªsticos) y, finalmente, tomar decisiones pol¨ªticas. Y para eso son necesarios un debate intelectual preciso y experto, frialdad y paciencia en el establecimiento de plazos y en el calendario de actuaci¨®n y un mayor rigor medi¨¢tico.
En definitiva, quiz¨¢ es bueno recordar que la ciudad es nuestra realizaci¨®n social m¨¢s compleja. Por eso, se trata de aceptar todas las hip¨®tesis y negar la simplificaci¨®n t¨¦cnica o pol¨ªtica. Se trata de negar la frivolidad; de no subestimar la importancia de la biblioteca, del valor arquitect¨®nico del edificio y del valor hist¨®rico de los restos hallados. Se trata de no aceptar el miedo al pasado ni la negaci¨®n de las mejores apuestas de futuro.
No hace demasiado tiempo, el prestigioso periodista ingl¨¦s John Carlin escrib¨ªa: 'Barcelona es una ciudad donde el pasado, el presente y el futuro se mezclan con gran minuciosidad y refinamiento'. No le quitemos la raz¨®n.
Ferran Mascarell es concejal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona.
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