El precio de una mala ligadura de trompas
La Audiencia Provincial condena a un ginec¨®logo a indemnizar con 60.000 euros a una mujer a la que realiz¨® una esterilizaci¨®n pero que tres a?os despu¨¦s se qued¨® embarazada
Concha, de 43 a?os, adora por igual a sus tres hijas, que tienen 13, 11 y 8 a?os. Pero en 1990, cuando naci¨® la segunda, 'ya no quer¨ªa tener m¨¢s hijos'. Para lograrlo, se someti¨® a una ligadura de trompas, pero tres a?os despu¨¦s, ante su sorpresa e incredulidad, qued¨® de nuevo en estado. Concha se enfad¨® entonces mucho con el ginec¨®logo que la hab¨ªa operado y decidi¨® llevarlo a los tribunales. Lo demand¨® a ¨¦l y a la cl¨ªnica religiosa donde la operaron.
Ahora la Audiencia Provincial ha condenado al m¨¦dico, O. L. C., a indemnizar a Concha con 60.101 euros (10 millones de pesetas) para contribuir a los gastos que Concha y su familia deben soportar para mantener a la peque?a, que ya tiene ocho a?os. La cl¨ªnica, sin embargo, ha quedado absuelta porque el m¨¦dico no trabajaba en ella, sino que s¨®lo contrataba los quir¨®fanos para hacer sus intervenciones.
'El m¨¦dico tambi¨¦n me coloc¨® un DIU que no evit¨® otro embarazo anterior', dice la mujer
El tribunal reconoce en la sentencia que le ha sido dif¨ªcil fijar el importe de la indemnizaci¨®n. Empieza el juez por admitir que 'los gastos y responsabilidades que comporta un hijo' son importantes, pero tampoco olvida 'las satisfacciones y compensaciones que su existencia [la de la hija] comporta'.
Adem¨¢s, considera que 'la obligaci¨®n legal de los padres de prestar alimentos a sus hijos es inalienable'; es decir, nunca, bajo ning¨²n precepto, un padre puede pasar esta responsabilidad (ni el dinero que cuesta) a otra persona, seg¨²n el art¨ªculo 151 del C¨®gigo Civil. 'Se hace sumamente dif¨ªcil, si no imposible, precisar econ¨®micamente los gastos generados por la crianza y desarrollo de un nuevo ser y los que pueda exigir su educaci¨®n y desarrollo', contin¨²a la sentencia. Al final, sin embargo, el juez dicta 'una indemnizaci¨®n de 10 millones de pesetas'.
Concha es graf¨®loga. Su primera hija naci¨® en 1988. Ya entonces decidi¨® que no quer¨ªa tener m¨¢s hijos. 'Mi primera hija naci¨® por ces¨¢rea, porque era un parto de riesgo para ella y para m¨ª, seg¨²n me dijeron los m¨¦dicos. Me puse un dispositivo intrauterino [DIU, m¨¦todo anticonceptivo] para evitar nuevos embarazos'.
Para implantarse el DIU, Concha eligi¨® al mismo ginec¨®logo que tres a?os despu¨¦s le iba a realizar, sin ¨¦xito, la ligadura de trompas. El m¨¦dico tambi¨¦n fall¨® en esta ocasi¨®n. En marzo de 1990, Concha descubri¨® que estaba embarazada de su segunda hija. 'En aquel momento no ten¨ªa una buena situaci¨®n econ¨®mica ni sentimental, pero, pese a todo, decid¨ª sacar a mi hija adelante', recuerda ahora la mujer.
Para asegurarse de verdad de que no tendr¨ªa m¨¢s hijos, Concha acept¨® someterse, tras el segundo parto, a una operaci¨®n que, en teor¨ªa, es el m¨¦todo anticonceptivo m¨¢s seguro: la ligadura de trompas.
'El ginec¨®logo me coment¨® la posibilidad de hacerme la ligadura. Como otra vez no quer¨ªa tener m¨¢s hijos, acept¨¦', recuerda.
El segundo parto tambi¨¦n iba a ser de riesgo y, por ello, el ginec¨®logo ahora condenado le hizo de nuevo la ces¨¢rea.
Este segundo alumbramiento y la ligadura de trompas se llevaron a cabo con todas las garant¨ªas sanitarias, pero en un ambiente de 'clandestinidad', recuerda Concha.
'La cl¨ªnica era el sanatorio San Jos¨¦, que es religioso y de monjas. Para que ellas no se dieran cuenta de que me iba a esterilizar, me tuve que esperar hasta las doce de la noche para hacerme la ces¨¢rea y la ligadura', asegura la mujer.
Concha sigui¨® tres a?os m¨¢s viviendo 'feliz y sin pareja', esforz¨¢ndose por sacar adelante a sus dos hijas. Pero en junio de 1993 tuvo una sorpresa fenomenal. 'No me lo pod¨ªa creer. Estaba embarazada otra vez', exclama la mujer.
Concha decidi¨® de nuevo seguir adelante con el embarazo. 'Pero esta vez s¨ª que iba a denunciar al ginec¨®logo. Era la segunda vez que me quedaba embarazada por su culpa', afirma. Concha denunci¨® en los tribunales al m¨¦dico y a la cl¨ªnica religiosa por haberle hecho mal la ligadura de trompas.
Pero el primer tribunal que vio el caso, el de Primera Instancia n¨²mero 19 de Madrid, absolvi¨® al centro sanitario y al ginec¨®logo de cualquier responsabilidad el 2 de marzo de 1999.
Entonces Concha acudi¨® a la Asociaci¨®n de V¨ªctimas de Negligencias Sanitarias (Avinesa), que la ha asesorado legalmente. Rafael Mart¨ªn Bueno, el abogado que ha llevado el caso, decidi¨® recurrir ante la Audiencia Provincial. 'En una enfermedad, es algo aceptado que el mejor tratamiento m¨¦dico pueda no tener ¨¦xito. Pero una ligadura de trompas no es una enfermedad, es un servicio que el paciente contrata a un m¨¦dico y en el que, por lo tanto, puede exigirle que s¨ª tenga ¨¦xito', explica el letrado Mart¨ªn Bueno.
O. L. C. aplic¨® a Concha 'el m¨¦todo m¨¢s sencillo y menos seguro para hacer una ligadura de trompas: doblar la trompa y hacer un nudo con un hilo quir¨²rgico', explica el letrado. El problema es que el ginec¨®logo no avis¨® a la mujer del sistema que iba a utilizar, ni de que hab¨ªa otros m¨¦todos 'mucho m¨¢s eficaces' para esterilizarla.
La Ley General de Sanidad, de 1986, establece que el paciente tiene derecho a conocer las ventajas, los riesgos y las alternativas que hay en una actuaci¨®n m¨¦dica. Si el m¨¦dico no le facilita este derecho, llamado 'consentimiento informado', el paciente podr¨¢ reclamar una compensaci¨®n al m¨¦dico 'porque desconoce a qu¨¦ riesgos se somete', explica Mart¨ªn Bueno.
Por ambos motivos, por no informar de los riesgos y por lo ineficaz de su intervenci¨®n quir¨²rgica, O. L. C. ha sido ahora condenado a compensar a Concha por los magistrados de la Secci¨®n Novena Bis de la Audiencia Provincial: Mar¨ªa de los Desamparados Delgado Tortosa, Coro Monreal Huerta y Jes¨²s Mar¨ªa Serrano S¨¢ez. Este ¨²ltimo actu¨® como ponente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.