Barandiaran seg¨²n Ugarte
En su columna del pasado 6 de junio, Javier Ugarte responde a la pastoral de los obispos vascos arremetiendo contra el clero, el de antes y el de ahora. Todos en el mismo saco, al fin y al cabo se trata del clero de siempre. Los argumentos en contra son, al parecer, tan obvios que Ugarte ni se molesta en exponerlos. Prefiere lucirse, entre desde?oso e ir¨®nico, con un ejercicio de estilo en el que abusa del diminutivo ('paisito', por ejemplo; por lo visto, el nuestro no es para Ugarte un Pa¨ªs) y del imaginario religioso. En su af¨¢n por redondear la faena, pretende adem¨¢s dar una lecci¨®n de ¨¦tica y, por si fuera poco, otra de historia. Demasiadas cosas en tan poco espacio. Por nuestra parte, m¨¢s modestos, nos limitaremos a apostillar la lecci¨®n de historia, 'muy mal explicada' por otros, seg¨²n el aviso ugartiano.
Si nos atenemos a la explicaci¨®n del maestro, 'all¨¢ a finales del XIX y principios del XX (...) todos eran integristas (...) o carlistas'. Llega la Rep¨²blica y el 30% de los sacerdotes son nacionalistas. Gracias a la ayuda de Frances Lannon, historiadora brit¨¢nica, descubrimos que 'un grupito de eruditos (Barandiar¨¢n, Lecuona, etc¨¦tera)' del Seminario de Vitoria se encargaron de 'la pr¨¢ctica de acci¨®n social y pol¨ªtica del sacerdocio vasco en direcci¨®n vasquista'. Aunque Ugarte afirma rotundamente que ¨¦sta fue 'la clave', s¨®lo tarda cuatro l¨ªneas en desdecirse, pues confiesa que no sabe muy bien 'qu¨¦ era eso'. La clave no le ayuda a dar en el clavo, pero s¨ª le permite asestar un segundo martillazo a Barandiaran, a quien juzga culpable de no estar interesado en pol¨ªtica 'en plena guerra civil'. El se?or Ugarte no quiere saber ni preguntarse por qu¨¦ se encontraba don Jos¨¦ Miguel de Barandiaran 'en el sur de Francia'. Quiz¨¢ la historiadora Lannon no pierda tiempo en explicar cu¨¢l fue el comportamiento de nuestro cura erudito en los a?os de la Rep¨²blica. Pues bien, en aquellos a?os resisti¨® a las presiones y maniobras del diputado carca Lucas Oriol, lo que le vali¨® una ficha pol¨ªtica en la que se le tildaba de 'filomas¨®n', timbre de gloria reservado a una selecta minor¨ªa.
Ser¨ªa largo contar en detalle ¨¦sta y otras historias que permitir¨ªan al brillante columnista a matizar sus opiniones y, sobre todo, no incurrir en anacronismos y otros errores. Efectivamente, en los a?os treinta, 'no hubo curas socialistas' ni jesuitas te¨®logos de la liberaci¨®n, pero s¨ª curas vascos que fueron fusilados, que dieron con sus huesos en la c¨¢rcel (en una conocida fotografia tomada en la prisi¨®n de Carmona figuran en buena armon¨ªa con el socialista Juli¨¢n Besteiro) o fueron a parar al exilio. Algunos, como Barandiaran, adem¨¢s de vasquistas, sab¨ªan ser liberales. Un aut¨¦ntico esc¨¢ndalo.
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