Por las monta?as polacas de Tatra
Imaginemos el centro de Europa, una historia milenaria, un intento de borrar el pa¨ªs durante 140 a?os curti¨¦ndolo a partir de entonces en la resistencia, a?adi¨¦ndole la mayor tragedia de todo el siglo XX... Y el resultado es un pueblo irresistiblemente entra?able e individualista, rom¨¢ntico y an¨¢rquico, pero tremendamente hospitalario. Nuestro viaje por Polonia nos asegurar¨ªa todo esto y adem¨¢s el inmenso amor de sus gentes a sus monta?as; el parque nacional de los montes Tatra, sus densos bosques y lagos lo confirmar¨ªan.
Despu¨¦s de llegar a Varsovia en avi¨®n, toda una noche de tren nos situar¨ªa en la ciudad de Zakopane (a unos 100 kil¨®metros aproximadamente de Cracovia). Esta peque?a ciudad acogedora se convertir¨ªa en nuestra base para, tras ocho horas diarias de camino, disfrutar de decenas de lagos y multitud de ascensiones, entre ellas al gigante local, el pico Rysy (2.499 metros), fronterizo con Eslovaquia. El cuidado de los polacos por sus monta?as es grande, todas sus crestas est¨¢n perfectamente equipadas con cadenas y clavijas para disfrutar con m¨ªnimo riesgo de ellas, pero tambi¨¦n para descubrir la placidez de sus grandes lagos, como los de Morskye Oko y Czany Staw.
La parte occidental de los Tatra es m¨¢s suave, los picos pierden altura y la belleza se la otorgan valles y bosques, hermosos prados y r¨ªos caudalosos, como los de los valles Dolina Chocholowska y Dolina Koscieliska.
Para terminar, una aut¨¦ntica ciudad, Cracovia, y no una reconstrucci¨®n marcada por la tragedia como Varsovia. Desde la torre de la iglesia de Nuestra Se?ora de Cracovia, en la fabulosa plaza del Mercado, la trompeta resuena cada hora; despu¨¦s de algunas notas crom¨¢ticas, la m¨²sica cesa bruscamente y nos recuerda c¨®mo all¨¢ por 1241 la flecha t¨¢rtara acababa de clavarse en la garganta del vig¨ªa.
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