La santificaci¨®n del pol¨¦mico padre P¨ªo re¨²ne en Roma a cientos de miles de fieles
Un negocio multimillonario florece en la localidad del sur de Italia donde vivi¨® el fraile
El Papa presidi¨® ayer, en relativa buena forma, la canonizaci¨®n m¨¢s esperada por las masas de creyentes italianos, la del beato padre P¨ªo de Pietrelcina (1887-1968), famoso en vida por su supuesta capacidad milagrera. La ceremonia, que convirti¨® al fraile capuchino en el 457? santo de los elevados a los altares por Juan Pablo II en m¨¢s de 23 a?os de pontificado, fue seguida en la plaza de San Pedro por unas 250.000 personas. Numerosas personalidades de la pol¨ªtica italiana, incluido el vicepresidente del Gobierno, Gianfranco Fini, ocuparon las primeras filas.
La canonizaci¨®n fue seguida por miles de personas en San Giovanni Rotondo, la localidad del sur de Italia donde vivi¨® el fraile y donde florece un negocio millonario en torno al nuevo santo. El Papa ley¨® la f¨®rmula latina que acoge al padre P¨ªo (Francesco Forggione) en la categor¨ªa de santo con voz clara y fue capaz de pronunciar la homil¨ªa, en la que exalt¨® el valor cristiano del sufrimiento del nuevo santo, se?alado por la pol¨¦mica de sus supuestos prodigios y esc¨¢ndalos.
Los peregrinos, llegados a Roma en trenes especiales y autocares, invadieron no s¨®lo la plaza de San Pedro, sino la V¨ªa de la Conciliazione, que conduce hasta la bas¨ªlica, en una repetici¨®n de lo ya visto con motivo de la beatificaci¨®n en mayo de 1999. El gran d¨ªa del nuevo santo, que ser¨¢ festejado cada 23 de septiembre, fecha de su muerte, lo fue tambi¨¦n para la comunidad capuchina de San Giovanni Rotondo (Foggia), en el sur de Italia, donde se alza el convento en el que vivi¨® el padre P¨ªo, convertido desde hace a?os en lugar de peregrinaci¨®n masiva que ha dado lugar a un negocio de proporciones colosales.
Un descomunal templo
En San Giovanni Rotondo, de 26.000 habitantes, donde el padre P¨ªo fund¨® un hospital que ha ido ampliando su capacidad con los a?os, han surgido como hongos restaurantes, hoteles (casi un centenar), una gigantesca sala de bingo y pronto estar¨¢ listo el descomunal templo proyectado por el arquitecto Renzo Piano con capacidad para 10.000 personas.
La herencia dejada por el fraile visionario, que inexplicablemente padec¨ªa en ambas manos estigmas sangrantes, hoy es cuantificable en euros. San Giovanni, no hace mucho una pobr¨ªsima localidad poblada por campesinos y pastores, se ha convertido en un pujante centro tur¨ªstico cuajado de enormes construcciones e invadido por los coches. La gratitud al nuevo santo se deja sentir hasta en la abrumadora mayor¨ªa de vecinos de San Giovanni que llevan su nombre, casi dos tercios de los empadronados.
El padre P¨ªo ha conseguido algo m¨¢s: unir a la izquierda y a la derecha en un fervor a un fraile que en vida, dicen, disfrut¨® del don de la bilocaci¨®n, siendo capaz de permanecer rezando en su celda y desplazarse a la vez por el espacio en busca de enfermos que curar o pecadores que salvar de las garras del diablo. ?l mismo fue acosado por el demonio, seg¨²n leyenda que ha popularizado la televisi¨®n con profusi¨®n de seres de ficci¨®n sobre su vida y, nunca mejor dicho, milagros.
La vida del padre P¨ªo no fue un camino de rosas. Aparte del Maligno, los propios frailes de su convento le hicieron la existencia dif¨ªcil, acus¨¢ndole de los peores pecados ante la Congregaci¨®n de la Doctrina de la Fe (la nueva Inquisici¨®n). Ni siquiera Juan XXIII confi¨® en las dotes sobrenaturales que le atribu¨ªa el vulgo. Pero ha ganado la causa del padre P¨ªo. Tras los primeros tiempos de dificultades, el fraile ha superado los obst¨¢culos en el camino hacia la santidad oficial gracias a la devoci¨®n de Juan Pablo II, convencido de que un poco de populismo es bueno en tiempos de esc¨¢ndalos como el que ha puesto contra las cuerdas al clero de Estados Unidos.
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