'Vivir sola me permite sentir un exilio muy especial'
Assia Djebar (Cherchell, Argelia, 1936) no le da ni un respiro al jet lag. Viaj¨® de Nueva York a Par¨ªs, donde dedic¨® todo su tiempo, pocas horas, a su familia, cogi¨® otro avi¨®n y viaj¨® a Barcelona para presentar sus nuevas traducciones al castellano y al catal¨¢n. Sin pasar siquiera por la habitaci¨®n del hotel, se entreg¨® con ¨ªmpetu a la rueda de entrevistas. Antes de que la periodista le pudiera plantear la primera pregunta, ya le hab¨ªa contado buena parte de sus proyectos.
'Ahora estoy dando clases en la Universidad de Nueva York, est¨¢ en el centro de la ciudad y yo vivo enfrente. Es fant¨¢stico. Doy dos d¨ªas de clase a la semana, de literatura franc¨®fona -mi lengua literaria es el franc¨¦s- y de literatura de mujeres. Tengo un promedio de 12 o 14 estudiantes por clase. Es estupendo. Dentro de dos a?os, cuando ya hable un ingl¨¦s fluido, dar¨¦ un curso de cultura isl¨¢mica, de c¨®mo aprovechar las fuentes de la tradici¨®n'.
'Fue mi padre quien me dio permiso para huir hacia la modernidad'
'La persona que m¨¢s me ha ayudado con sus ideas es Mar¨ªa Zambrano'
Assia Djebar, cuyo verdadero nombre es Fatima-Zohra Imaly¨¨ne, acaba de publicar Las noches de Estrasburgo (Alfaguara y Edicions 62), y en catal¨¢n Ombra sultana (Edicions 62).
'Me gusta mucho Espa?a, las noches de Espa?a, y Barcelona tiene una arquitectura fant¨¢stica, a su lado las calles de Par¨ªs son aburridas. Vine a celebrar aqu¨ª la llegada del nuevo milenio... Alg¨²n d¨ªa tendr¨¦ que escribir Las tardes de Barcelona... Pero usted quer¨ªa hacerme alguna pregunta, ?le parece que empecemos con Las noches de Estrasburgo?'.
Pregunta. Se nota que conoce muy bien Estrasburgo.
Respuesta. Cuando te vas haciendo viejo quieres ver mundo, pero no como turista. Yo ya conoc¨ªa Estrasburgo, por el Carrefour des Litt¨¦ratures. Lo de la novela fue un azar. El Ayuntamiento me ofreci¨® una beca para estar all¨ª seis meses. Lo ¨²nico que me pidieron fue que conociera a inmigrantes que viv¨ªan all¨ª. Acept¨¦.
P. La novela cuenta la historia de dos parejas, la de la argelina Thelja y el alsaciano Fran?ois, y la del alem¨¢n Hans y la marroqu¨ª jud¨ªa Eve. ?Todo es ficci¨®n?
R. Lo de las dos parejas s¨ª, pero muchas de las historias que aparecen ocurrieron de verdad. Trozos de realidad se mezclan con la ficci¨®n. Lo primero que me plante¨¦ es si se pueden enamorar dos personas de distintos idiomas, que no se entienden. Y lo segundo es si se pueden enamorar dos personas cuyos pa¨ªses han estado en guerra.
P. ?Se pueden olvidar las guerras?
R. Cuando se hace el amor con placer, con placer de verdad, la memoria se despierta. Thelja y Fran?ois pasan las noches en hoteles y me interesaba saber c¨®mo y cu¨¢ndo hablan, ?antes de hacer el amor?, ?durante?, ?despu¨¦s? Llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que el amor re¨²ne todas las etapas de la vida.
P. Eve est¨¢ embarazada de Hans.
R. Con esta novela es la primera vez que he vivido de verdad en la ficci¨®n, en la imaginaci¨®n de mis personajes. Escrib¨ª la historia de Eve y Hans en Cambridge en pleno invierno y me di cuenta de que ella ten¨ªa que estar embarazada. Me sent¨ª muy feliz, yo nunca he estado embarazada. Adopt¨¦ a mi hija cuando ten¨ªa tres meses. Lo bueno de escribir novelas es que puede revivir la vida.
P. En Las noches de Estrasburgo, dos mujeres magreb¨ªes luchan por vivir su vida lejos de sus pa¨ªses. En Ombra sultana, dos mujeres magreb¨ªes, casadas con el mismo hombre, tambi¨¦n luchan por su independencia.
R. Siempre me he preocupado por la libertad de las mujeres. La persona que m¨¢s me ha ayudado con sus ideas es Mar¨ªa Zambrano, una gran fil¨®sofa, que sabe mucho de la vida de las mujeres y que posee la poes¨ªa de todos los sentidos. He le¨ªdo casi todo lo que ha escrito, no puedo esperar a que salga una nueva traducci¨®n, lo compro en castellano y consulto con diccionarios las palabras que no conozco. En sus escritos he encontrado ciertas similitudes entre la violencia que se vivi¨® en Espa?a en 1936 y la que luego se ha producido en Argelia. Pas¨® casi toda su vida en el exilio.
P. Usted tambi¨¦n ha vivido en el exilio. Se march¨® de Argelia en 1992.
R. He tenido dos maridos y de los dos me he separado. Mi hija vive en Par¨ªs; mi madre, entre Par¨ªs y Argelia. Yo vivo sola en Estados Unidos y vivir sola me permite una especie de exilio muy especial. Siempre he vuelto a Argelia, incluso en los a?os m¨¢s negros, entre 1992 y 1997, porque mi hija estudiaba all¨ª. Ahora las cosas est¨¢n mejor. La resistencia de las mujeres, de los opositores y de los dem¨®cratas ha impedido que Argelia se convierta en una rep¨²blica integrista.
P. En las dos novelas aparece una madre protectora que intenta transmitir la tradici¨®n.
R. Este tipo de matriarcado cree que la mejor manera de proteger a sus hijas es con la tradici¨®n, no con la libertad. No fue mi caso. Yo fui hija de mi padre. Fue mi padre quien me dio permiso para huir hacia la modernidad.
P. ?Estaba usted en Nueva York el 11 de septiembre?
R. S¨ª, estaba acabando de escribir La femme sans sepulture, que se acaba de publicar en Francia. Estuve ocho o diez d¨ªas mirando, mirando sin parar. Empec¨¦ a escribir un Diario de Nueva York, pero quise saber c¨®mo Estados Unidos iba a responder. Cuando comenz¨® la guerra de Afganist¨¢n, dej¨¦ de escribir.
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