Un d¨ªa sin coches en Seat
El elevado grado de afiliaci¨®n y el consenso sindical sobre la huelga explican la paralizaci¨®n de Martorell
'Tengo que pasar a buscar a mi suegra'. 'Debo ir al huerto, a regar unas tomateras'. 'Estoy buscando el camino hacia la playa'... con los monta?osos colmillos de Montserrat al fondo. A¨²n es de noche en la jornada que inaugura la primera huelga general de la era del PP y, pese a la somnolencia que asoma en tantos pares de ojos, las neuronas se esfuerzan por imaginar un buen motivo en el que apoyarse para intentar sortear un piquete informativo pr¨®ximo a la planta de Seat en Martorell.
Con humor, expresi¨®n contrariada o abierto enfado, seg¨²n los casos, los conductores -escasos- desgranan sus razones imperiosas para pasar al otro lado de la barrera humana que corta la carretera por la que se accede (no s¨®lo pero tambi¨¦n) al territorio SEAT, un enorme complejo ubicado en el pol¨ªgono Barcelon¨¦s, pegadito a Can N'Amat, en Martorell (Baix Llobregat).
El complejo consta, en esencia, de un centro t¨¦cnico, un almac¨¦n de recambios y una docena de m¨®dulos tama?o gigante, que incluyen tambi¨¦n oficinas centrales. Cerca de 12.000 de los 14.000 empleados de la filial espa?ola de Volkswagen trabajan aqu¨ª. Pero no el 20-J.
'Media vuelta, que por un giro a la izquierda que d¨¦is en ocho a?os tampoco pasa nada', increpa a los coches un hombre meg¨¢fono que luce pegatina CGT. En la mencionada carretera de acceso, sindicalistas y trabajadores en huelga, muchos cargados con provisiones como agua y bocadillos, fuerzan a los conductores a dar marcha atr¨¢s dibujando con la mano el movimiento circular de retirada. Al verse unos a otros agitando el aire, se r¨ªen de s¨ª mismos y bautizan el gesto con un grito que prende pronto: '?Mayonesa!'.
La mayonesa y un breve partido de f¨²tbol de piquete contra piquete -improvisado a las seis de la madrugada junto al enorme taller n¨²mero ocho (T-8)- reflejan el tono plano de incidencias que marca el gran par¨®n en la compa?¨ªa automovil¨ªstica. 'Si es para tomar un caf¨¦, mi compa?ero mismo le lleva, de ida y de vuelta', propone Jos¨¦ Montesinos, despu¨¦s de ingerir un traguito de licor de banana.
Casi 2.300 coches menos
En otro de los cuatro accesos a la f¨¢brica, todos bloqueados, Antonio Merino, pegatina UGT sobre el pecho y el peso de la historia de Seat sobre las espaldas, dice: 'Cuando todo el mundo va unido a una huelga general, no hay peligro. Lo duro ha sido asistir a parones propios de la empresa en que unos sindicatos han discrepado de otros'.
En efecto, el ¨¦xito de la huelga general en Seat se explica por el elevado grado de afiliaci¨®n, del 87%, y por el consenso favorable al par¨®n entre los tres sindicatos con presencia en el comit¨¦ intercentros -seis para UGT, cinco para CC OO y dos para CGT-. Resultado: Seat est¨¢ paralizada. Del todo. En estas 24 horas, se han dejado de producir casi 2.300 unidades, lo que se fabrica un d¨ªa cualquiera.
La Guardia Civil escasea. Patrullan entre tres y cinco de sus jeeps (la mitad que en la huelga general de 1994). Preguntan c¨®mo va la cosa, se quedan un rato, observan, se marchan, regresan, niegan con la cabeza que haya incidentes.
En las horas previas a la huelga, tanto un portavoz de la empresa como de los sindicatos ya hab¨ªan pronosticado que 'no habr¨ªa foll¨®n'. 'Nunca se esper¨® que lo hubiera porque la direcci¨®n pact¨® los servicios m¨ªnimos', explica Alfonso Rodr¨ªguez, de CC OO. Estos m¨ªnimos hacen referencia a tareas de mantenimiento y otras de orden sanitario. Tambi¨¦n hizo circular una nota planteando la necesidad de 'respeto' mutuo.
M¨ªnimos pactados
De las mencionadas m¨¢s de 10.000 personas empleadas por Seat en Martorell, s¨®lo 277 pueden mostrar el salvoconducto para cruzar las barreras de piquetes y entrar a trabajar. '?Que estoy de servicios m¨ªnimos!', avisan, con la ventanilla bajada, los autorizados.
A t¨ªtulo comparativo, los sindicatos calculan que, desde el inicio del turno de noche de jueves a viernes hasta el fin de la huelga habr¨¢n estado apostados como piquetes en cuatro accesos a la f¨¢brica, y sumando los relevos, 300 personas.Los primeros piquetes empezaron las tareas informativas y de control poco antes de las 10 de la noche del jueves. Es la hora de arranque para el turno de noche, y tambi¨¦n la hora de llegada de 55 autobuses que transportan habitualmente a muchos empleados. El jueves noche llegaron vac¨ªos. Se marcharon cargados con los del turno anterior.
Los tent¨¢culos del paro de Seat son largos: con ¨¦l se ha apagado la constelaci¨®n de proveedores que rodean el territorio SEAT. La mayor¨ªa trabaja en exclusiva para la compa?¨ªa automovil¨ªstica, con pedidos formulados con pocas horas de antelaci¨®n. Aunque se les ocurriera trabajar, ?qu¨¦ tarea tendr¨ªan?
Tambi¨¦n apagado se ve a S¨¢nchez Terr¨®n cuando tilda de 'algo floja' la conciencia sindical de los j¨®venes. Este ugetista que acumula 36 a?os en Seat, 'siempre en primera l¨ªnea', se despide con un destello de orgullo empresarial: 'En la pr¨®xima huelga no me venga con un Fiat'.
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