Muerte de pobres, responsabilidad de ricos
En un libro sorprendente del a?o pasado titulado Late Victorian Holocausts, Mike Davis describ¨ªa la actitud del Imperio Brit¨¢nico ante las hambrunas en India y en otros lugares. Cuando no hab¨ªa monzones, millones de indios se enfrentaban a una muerte inminente. Se podr¨ªa haber transportado alimentos por tren dentro de la India brit¨¢nica para salvar a mucha gente hambrienta, pero los brit¨¢nicos cre¨ªan en una pol¨ªtica de laissez faire, de no intervenci¨®n. El morirse de hambre era algo natural. La actitud de las autoridades brit¨¢nicas era todav¨ªa m¨¢s sorprendente. Cre¨ªan que estaban siendo valientes al no dejarse arrastrar por las 'emociones'. Se felicitaban por su flema.
?Incre¨ªble en nuestros d¨ªas? No, porque EE UU est¨¢ haciendo algo parecido, y permanece de brazos cruzados mientras millones de africanos mueren de sida.
Si los mil millones de personas del mundo rico dieran 10 d¨®lares al a?o, podr¨ªa financiarse una campa?a contra el sida, la tuberculosis y la malaria
No hace mucho, los secretarios del Tesoro y Sanidad estadounidenses visitaron ?frica y miraron directamente a los ojos a gente que agonizaba. Esa gente no muere porque la muerte temprana sea inevitable, sino porque no pueden permitirse los medicamentos que pueden mantenerles con vida. Si cada estadounidense donara 10 d¨®lares al a?o a esta causa, m¨¢s de un mill¨®n de africanos podr¨ªan salvarse de la muerte por sida cada a?o, y sobrar¨ªa dinero para combatir la enfermedad.
Como muestran los estudios recientes, si los mil millones de personas del mundo rico dieran 10 d¨®lares al a?o, los 10.000 millones de d¨®lares que se sacar¨ªan podr¨ªan financiar una batalla en serio contra el sida, la tuberculosis y la malaria. Este a?o empez¨® a funcionar el nuevo Fondo Global para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, pero los pa¨ªses ricos aportaron menos de la d¨¦cima parte del dinero necesario. En sus primeros meses de funcionamiento, el Fondo asign¨® todo el dinero que recibi¨® de los pa¨ªses ricos. Ni Estados Unidos ni Europa han ofrecido m¨¢s dinero.
Se dan todo tipo de excusas. Las autoridades estadounidenses siguen diciendo que no hay infraestructura para dispensar medicamentos, a pesar de que estos altos funcionarios visitan hospitales que cuentan con los m¨¦dicos, cl¨ªnicas, enfermeros y farmacias necesarios.
Como explican pacientemente los m¨¦dicos, lo que les falta son las medicinas, porque carecen de dinero para comprar los medicamentos necesarios. Cuando el secretario del Tesoro Paul O'Neill visit¨® una cl¨ªnica especializada en sida en Soweto, Sur¨¢frica, los m¨¦dicos le dijeron que se podr¨ªa multiplicar por 10 el n¨²mero de personas tratadas con medicamentos antisida si dispusieran del dinero necesario.
Despu¨¦s de 22 a?os de pandemia del sida, la Administraci¨®n de Bush insiste en que no permitir¨¢ que la emoci¨®n le empuje a la acci¨®n. Necesitamos un plan, dice Estados Unidos; no podemos tirar el dinero para resolver el problema. La verdad es mucho m¨¢s sencilla. Los africanos apenas cuentan en la pol¨ªtica estadounidense. Los africanos no votan; no compran productos estadounidenses; no amenazan con la violencia. Son s¨®lo pobres hambrientos y plagados de enfermedades.
En los pr¨®ximos meses, los pa¨ªses ricos tendr¨¢n tres oportunidades para enmendar sus actos. A principios de junio, la Organizaci¨®n para la Agricultura y la Alimentaci¨®n (FAO) de Naciones Unidas celebrar¨¢ la Cumbre Mundial de la Alimentaci¨®n. Con casi 900 millones de personas que pasan hambre cr¨®nica en todo el mundo, la cumbre brinda una oportunidad para impedir que colapse la ayuda financiera a los pa¨ªses pobres para la producci¨®n de alimentos. Como en el caso del sida, unos pocos d¨®lares por persona de ayuda a la agricultura cada a?o podr¨ªan salvar a millones de personas del hambre.
M¨¢s tarde ese mismo mes, los pa¨ªses ricos celebrar¨¢n la Cumbre del G-7 anual. M¨¢s dinero para ?frica en lugar de palabras de consuelo ser¨¢n la verdadera prueba para la cumbre. En agosto, los l¨ªderes pol¨ªticos de todo el mundo se reunir¨¢n en Johannesburgo para la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenido. Los pa¨ªses ricos tendr¨¢n una vez m¨¢s oportunidad de ser verdaderos compa?eros de los pobres. Puede que los ricos piensen que las palabras sabias les absuelven de toda responsabilidad, pero los hambrientos y agonizantes son la prueba de la tr¨¢gica realidad.
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