Somos mucho m¨¢s que dos
As¨ª finaliza un poema escrito por Benedetti en 1974 bajo el t¨ªtulo Te quiero: 'Si te quiero es porque sos / mi amor mi c¨®mplice y todo / y en la calle codo a codo / somos mucho m¨¢s que dos'. Y aunque Nacha Guevara -la cantante argentina que populariz¨® este poema- declarara recientemente en la portada de la revista Intervi¨² que '60 a?os no es nada', lo cierto es que mucho cambiaron las relaciones entre las sociedad y la pol¨ªtica desde que el poeta uruguayo escribiera aquel hermoso y esperanzado poema.
El pasado 20 de junio, sin embargo, muchos revivimos ese canto porque, en efecto, aquella tarde las calzadas de la ciudad de Valencia fueron una explosi¨®n de ciudadan¨ªa. M¨¢s all¨¢ de las valoraciones medi¨¢ticas sobre el ¨¦xito de la huelga general, mucha gente sali¨® a la calle, codo a codo, para expresar una compleja policrom¨ªa de descontentos sociales y desacuerdos con el poder. La cuesti¨®n que quiero plantear en relaci¨®n con este hecho, pero m¨¢s all¨¢ del hecho, es: ?Era realmente ese caminar un movimiento de izquierdas? ?hasta d¨®nde quiere llegar la izquierda y en qu¨¦ direcciones? ?est¨¢bamos ante una t¨¢ctica puntual y medi¨¢tica de las organizaciones tradicionales en su particular di¨¢logo sobre el reparto y la gesti¨®n del poder p¨²blico?
Creo que las miles de personas que andamos las calles de Valencia el 20 de junio nos merecemos por parte de quienes nos convocaban un ejercicio de reflexi¨®n algo m¨¢s complejo que lo que muestran los l¨ªderes en sus declaraciones a los medios. Recuperando algunas de las conversaciones mantenidas durante la manifestaci¨®n, se?alo ahora algunas cuestiones para la reflexi¨®n. En primer lugar, la parcelaci¨®n y separaci¨®n de las reivindicaciones c¨ªvicas. ?Por qu¨¦ no se toma el mismo esfuerzo militante en el apoyo al movimiento c¨ªvico contra la destrucci¨®n de L'Horta? ?Por qu¨¦ las vecinas de La Punta se encuentran tan solas frente a las m¨¢quinas que destrozar¨¢n huertas y alquer¨ªas?
?Por qu¨¦ no se invierten tambi¨¦n recursos y esfuerzos militantes en convencer a la ciudadan¨ªa que la instalaci¨®n de bases de la OTAN en B¨¦tera forma parte de un internacionalismo pol¨ªtico-militar que nada tiene que ver con el pensamiento cosmopolita de izquierdas? ?Por qu¨¦ la cr¨ªtica a la depauperaci¨®n progresiva de la escuela p¨²blica no ha de formar parte de las reivindicaciones de los trabajadores y trabajadoras de El Corte Ingl¨¦s o la Ford? ?Por qu¨¦ la ejemplar resistencia de muchos trabajadores y trabajadoras de la escuela p¨²blica haciendo una pedagog¨ªa renovadora parece una noticia tan alejada en los foros del llamado movimiento obrero y sindical?
En segundo lugar, el clientelismo de la pol¨ªtica separada del movimiento real de las gentes. De todos es conocido el declive de la acci¨®n pol¨ªtica que se reclama de la tradici¨®n de izquierdas, mientras crece una forma de pol¨ªtica mercantil que vende im¨¢genes en un mercado en el que la divisi¨®n y el enfrentamiento entre vendedores no hace m¨¢s que enmascarar la poca imaginaci¨®n en los programas y las pocas diferencias en las pr¨¢cticas. Es cierto que la izquierda ha sufrido una derrota hist¨®rica importante y tal vez aquel grito contempor¨¢neo con el poema de Benedetti y que populariz¨® Quilapay¨²n -'la izquierda unida jam¨¢s ser¨¢ vencida'- ya no pueda formar parte de las ceremonias de la calle. Pero era una verdad como una catedral. Y junto a la derrota, se mantiene la divisi¨®n y el enfrentamiento desde una racionalidad en que parece m¨¢s importante restar fuerza a otra sigla en la contienda electoral antes que vencer a la derecha. Y en tercer lugar, el olvido del sentido hist¨®rico de ser de izquierdas, es decir, la posibilidad de que las cosas puedan llegar a ser de otra manera. Oscar Wilde dijo en una ocasi¨®n que no deber¨ªa existir ning¨²n mapa sin la isla de utop¨ªa, sin embargo, muchas organizaciones pol¨ªticas y sindicales parecen haber suprimido esto de sus atlas particulares. En una reciente entrevista a Archipi¨¦lago, Eric J. Hobsbawm dec¨ªa que era bastante triste que s¨®lo el Papa, como ¨²nica persona con verdadera influendia internacional, diga claramente que 'habr¨ªa algo mejor que el capitalismo'. Pues bien, creo que mucho gente de la que sali¨® a las calles de Valencia el 20 de junio piensa tambi¨¦n, y no precisamente por inspiraci¨®n catedralicia, que otro mundo es posible. Quienes asumieron la responsabilidad p¨²blica de convocarnos a la calle tienen ahora al menos la responsabilidad moral de no salirse de la fila de quienes quieren seguir andando hacia otras posibilidades sociales. Parece que pueden haber signos de vida emancipatoria m¨¢s all¨¢ de un mundo que ha dejado de interrogarse a s¨ª mismo.
Jaume Mart¨ªnez Bonaf¨¦ es profesor de la Universidad de Valencia.
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