Una residencia en el 'cuarto mundo'

La educaci¨®n al servicio de la realidad social. ?sa es la propuesta del Colegio Mayor La Coma, una residencia universitaria creada en noviembre de 1994 por la Generalitat Valenciana, en r¨¦gimen de adscripci¨®n a la Universidad de Valencia, para activar la participaci¨®n en esa parte del cuarto mundo que es La Coma. A escasos 12 kil¨®metros de Valencia, este barrio de Paterna fundado en 1982 por el Instituto de la Vivienda se convirti¨® en un yacimiento de marginaci¨®n para unos 5.000 habitantes, con un alto ¨ªndice de desempleo (70%). Con el agravante de la situaci¨®n del t¨¦rmino, prensado entre la autov¨ªa de Ademuz y la carretera comarcal de Ll¨ªria, lo que incrementa el aislamiento. Y es en este enclave donde emergi¨® una residencia de estudiantes como servicio p¨²blico. 'Ni se te ocurra ir a La Coma. All¨ª no se puede vivir'. ?se es el consejo que recibi¨® el africano Daniel Zerbo, de Mali, un colegial becado por segundo a?o en el colegio y estudiante de Ingenier¨ªa Agr¨ªcola en la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia. Haciendo del estereotipo un reto, se present¨® a las entrevistas de selecci¨®n. 'La experiencia ha sido muy gratificante y lo que m¨¢s me ha sorprendido es ver c¨®mo en los pa¨ªses desarrollados tambi¨¦n hay focos marginados'. Este universitario coordina el ¨¢rea de medio ambiente. Entre sus funciones est¨¢n tambi¨¦n la limpieza del barrio y organizar La Volta a Peu de La Coma. 'El hecho estremecedor es que tener ¨¦xito en el barrio consiste en abandonarlo. Y al rev¨¦s: la marcha de cualquier vecino es interpretada como un s¨ªntoma de mejora', apuntan desde J¨®venes, universidad y compromiso social, el soci¨®logo y director del colegio, Joaqu¨ªn Garc¨ªa Roca y el psic¨®logo Guillermo Mondaza. Los colegiales se distribuyen en siete ¨¢reas: educaci¨®n, convivencia, cultura, formaci¨®n y empleo, apoyo t¨¦cnico, salud, urbanismo y relaciones internacionales. Anualmente se cubren unas 85 plazas: 50 est¨¢n becadas por la Consejer¨ªa de Econom¨ªa, con manutenci¨®n y alojamiento gratuito y el resto las subvencionan otras instituciones, corriendo a cuenta de la manutenci¨®n el interesado. Durante los seis primeros a?os, 676 universitarios han vivido como vecinos espor¨¢dicos, 300 procedentes de pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. 'Ahora estamos con la selecci¨®n para el pr¨®ximo curso y el proceso es dif¨ªcil', asegura el subdirector Rub¨¦n Torregrosa. En este proceso, que se prolongar¨¢ hasta septiembre, prevalecen la motivaci¨®n y la procedencia del estudiante. 'Piorizamos los estudiantes del sur para que los universitarios devuelvan a su comunidad las soluciones aprendidas'. El colegio es un crisol de razas: conviven hasta 16 nacionalidades, en su mayor¨ªa de Am¨¦rica Latina y ?frica, lugares que contrastan con los extranjeros Erasmus que vienen de las universidades europeas. Torregrosa define la experiencia como un proyecto colectivo de unos estudiantes comprometidos con la sociedad y quiere dejar claro que 'ni mucho menos son unos salvadores. La comunidad tambi¨¦n nos reporta experiencias' Los estudiantes trabajan con la veintena de asociaciones del barrio y ofrecen servicios en los huecos que dejan aquellas: pr¨¦stamo de aulas, organizaci¨®n de exposiciones, tertulias, asesoramiento para fomento de empleo, cursos varios y actividades interculturales. Los nichos afectivos crecen tras la enriquecedora colaboraci¨®n. 'Lo que m¨¢s ilusi¨®n me hizo es que un ni?o me entregara una tarjeta de invitaci¨®n a su cumplea?os', recuerda Aran¨ªval Said, de El Salvador, que estudia un doctorado en Derechos Humanos. Su vinculaci¨®n con el colegio, de idas y venidas constantes desde 1998, avalan lo fruct¨ªfero del intercambio. 'Colegiales que han pasado por aqu¨ª van a montar algo similar en El Salvador'. Este licenciado en relaciones internacionales, a cargo de la secci¨®n de Juventud, piensa volver a su tierra. Milagros M¨²?oz, de Per¨², dej¨® su trabajo en el sector de la comunicaci¨®n para doctorarse en Comunicaci¨®n Audiovisual en la Polit¨¦cnica de Valencia. 'Ahorita ves a ni?as que vienen a las aulas de inform¨¢tica a hacer los trabajos. O los que disfrutan de las horas libres de navegaci¨®n. Ya hemos expedido 146 carnets del aula de inform¨¢tica. Lo importante es crear el h¨¢bito'. Revulsivos no faltan: las clases de inform¨¢ticas impartidas a los dos colegios p¨²blicos del barrio, la emisora de La Coma (105,7FM) sita en el colegio, o los boletines bimensuales para que los vecinos se sientan conectados. 'Cuando regrese a Lima quiero seguir en la comunicaci¨®n, pero con proyectos de cooperaci¨®n al desarrollo, no en la parte comercial'.