Monteviejo, qu¨¦ bella estampa
Tarde de verano muy entrada en calor. Despoblados los tendidos en la zona de sol. Inter¨¦s por ver a los monteviejos de Victorino Mart¨ªn, procedencia Barcial, de reputada presencia y cuajo. Y a la postre, es lo que ocurri¨®, o sea toros de bella estampa aficionado, muy serios de pitones, de juego irregular tirando a mansurrones, que en el caballo pelearon de irregular manera, para arrancarse de lejos y luego en general repucharse. Total que la corrida dur¨® dos horas y media. Emoci¨®n, bueno s¨ª hubo, sobre todo la que pusieron los toros avisados, que no faltaron.
Antonio Urrutia en su primero, un precioso toro lucero y calcetero, que cumpli¨® en el caballo, lo salud¨® de capote sin mayor trascendencia. En el ¨²ltimo tercio no termin¨® de encontrarle las vueltas al encastado burel de Monteviejo, al que pas¨® por ambos pitones, la muleta retrasada, el trazo por fuera, para tan s¨®lo acertar en alg¨²n muletazo de mano baja que no hizo faena. En el cuarto estuvo con tantas dudas, una incertidumbre total ante el mansurr¨®n que ped¨ªa dominio, los cuatro pases justos y a matar, que la faena no lleg¨® ni a un naufragio. Pr¨¢cticamente no existi¨®.
Monteviejo / Urrutia, Meca, Ramos
Toros de Monteviejo, bien presentados, mansos en general, de juego irregular. Antonio Urrutia: aviso y silencio; silencio. Fern¨¢ndez Meca: silencio en los dos. Jos¨¦ Ignacio Ramos: ovaci¨®n y silencio. Plaza de las Ventas, 23 de junio. Un cuarto de entrada.
Fern¨¢ndez Meca en su primero estuvo sincero y pele¨®n, sin conseguir lucimiento. Un trasteo de muleta sin tono, algo m¨¢s potable por el pit¨®n izquierdo, que no termin¨® de rematar; obra p¨¢lida entre el tedio del calor, el aire calmo y las moscas pasajeras.
El torero franc¨¦s no tuvo mejor suerte en el quinto, manso, m¨¢s bravuc¨®n que otra cosa en el caballo, parado en el ¨²ltimo tercio. Volvi¨® a estar voluntarioso, al fin opaco por mor de un toro que de bravo, los serios pitones. Una desilusi¨®n este Coleter¨®n. Qu¨¦ se le va a hacer.
Jos¨¦ Ignacio Ramos brind¨® al p¨²blico su primer toro, que hab¨ªa tenido una buena pelea en varas, y que en la muleta desarroll¨® sentido al segundo muletazo de tanteo. Banderille¨® con exposici¨®n, as¨ª como hab¨ªa recibido de capote en ver¨®nicas templadas, pel¨ªn de gusto en la interpretaci¨®n que el respetable le premi¨® con una justa ovaci¨®n.
El ¨²ltimo tercio de este tercer toro result¨® emocionante, pues Jos¨¦ Ignacio Ramos no volvi¨® la cara a un toro que derrot¨®, se qued¨® corto por ambos pitones, vamos que ped¨ªa el carn¨¦ de lidiador. Pero lo mejor de todo fue la estocada con la que mand¨® al dif¨ªcil toraco al otro barrio. Una estocada en los medios del ruedo que fue de torero macho dando el pecho, como mandan los c¨¢nones.
Ramos manej¨® otra vez bien el capote en su segundo, tanto en los lances con los que salud¨® al mansurr¨®n como al poner al morlaco en suerte ante el caballo. Volvi¨® a arriesgar en banderillas, aunque los palos los prendi¨® de manera irregular. La faena de muleta que realiz¨®, fue m¨¢s que estimable, un trasteo sobre los pies, en la distancia adecuada, para arrancar naturales ayudados o derechazos tan bien orientados como hondos y pulcros.
La espada esta vez no le acompa?¨® al bravo torero burgal¨¦s, varios pinchazos le privaron de una merecida ovaci¨®n, despu¨¦s de una tarde en la que, adem¨¢s del valor comprobado, demostr¨® una profesionalidad a prueba de cualquier evento.
En fin una tarde veraniega, vente?a, calurosa, de poco rumbo art¨ªstico. Pero muy cabal porque los toros impon¨ªan su presencia, las astifinas defensas y el no se mueva nadie en falso que lo tumbo.
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