Lleg¨® la hora de 'King Kahn'

Genghis Kahn, Kung-fu, King Kahn... La fiereza y la expresividad de Oliver Kahn lo han convertido en carne de caricaturas, comparaciones y escarnios. En la Bundesliga, han llegado a lanzarle pl¨¢tanos desde las gradas despu¨¦s de que un programa de televisi¨®n lo comparara con un mono. Pero Kahn ha sabido esperar a que llegara su hora. Y ya est¨¢ en la cumbre mundial: s¨®lo ha recibido un gol en seis partidos, registro que iguala al holand¨¦s Jongbloed en Alemania 74 y al italiano Zenga en Italia 90, las mejores marcas del torneo.

'Se est¨¢ haciendo inmortal', ha dicho de ¨¦l nada menos que Maier, actual preparador de guardametas de Alemania y leyenda de la porter¨ªa germana. Desde Maier, no hab¨ªa surgido nadie con su personalidad ni con su poder de intimidaci¨®n. Hasta Kahn. El c¨ªrculo se cierra: el peque?o Oliver recibi¨®, a los siete a?os, una colecci¨®n de cromos de Maier y, desde entonces, decidi¨® seguirle los pasos, tanto en la selecci¨®n como en el Bayern de M¨²nich. Lo ha logrado.

Algo ha tenido que ver en ello el actual seleccionador, Rudi Voeller, que le dio a Kahn la capitan¨ªa en enero pasado. Y, como agradecimiento, ¨¦ste ha sido decisivo ahora ante Irlanda, Camer¨²n, EE UU y, en menor medida, Corea.

Suplente de Illgner en EE UU 94 y de Koepke en Francia 98, Kahn ha esperado a los 33 a?os para triunfar en la selecci¨®n. No lo hizo tampoco en la Eurocopa 2000, eliminada Alemania a las primeras de cambio. En el Bayern, en cambio, su carrera es deslumbrante. Desde que llegara del Karlsruher en 1994 por 2,5 millones de euros, ha batido el r¨¦cord de la Bundesliga con 8 partidos imbatido, ha ganado cuatro Ligas, una Copa UEFA (1996) y una Copa de Europa (en 2001, ante el Valencia, cuando par¨® tres penaltis). M¨¦ritos suficientes para cobrar casi cinco millones de euros por temporada. Eso s¨ª, tambi¨¦n pag¨® el peaje de una grave lesi¨®n: se rompi¨® los ligamentos de la rodilla en 1994 y estuvo cinco meses de baja.

Pero, ?c¨®mo es el mejor portero del mundo? Perfeccionista. De ni?o cortaba y cortaba el c¨¦sped del jard¨ªn de su casa hasta que no hab¨ªa una brizna m¨¢s alta que otra. Ambicioso. Nadie se entrena tan duro como ¨¦l; y nadie expresa unos deseos tan fuertes de ganar. Arrogante. Sus duelos con los delanteros son tremendos. Y su poder de intimidaci¨®n, tambi¨¦n. Que se lo pregunten a la joven estrella de Estados Unidos Donovan, que le encar¨® en el partido de cuartos de final y qued¨® petrificado ante su presencia con un tirito de nada.

Kahn fue siempre un hombre despreocupado por su imagen hasta cierto d¨ªa del ejercicio pasado, cuando dio un cambio radical. Decidi¨® modernizase: nuevo peinado, pantalones m¨¢s atrevidos, zapatos m¨¢s juveniles. Y una cordialidad y educaci¨®n en el trato que contrastaban con la agresividad que transmite en el campo. Casado y padre de una ni?a de 18 meses, Kahn ha hecho publicidad para televisi¨®n, le encanta jugar en bolsa, y es un obsesivo del golf, sobre todo si puede practicarlo con su amigo y presidente en el Bayern, Beckenbauer.