La Alemania que se fabrica en la sombra
El segundo entrenador y el centrocampista Jeremies son los inspiradores de Voeller
Alemania, la Mannschaft, es, seg¨²n Udo Lattek, un 'equipo mediocre' que, 'con un juego feo', un f¨²tbol que 'hace da?o a la vista', ha alcanzado el derecho a jugar con Brasil la final del Mundial. Es una forma de verlo.
Alemania 2002 es tambi¨¦n, seg¨²n su entrenador, Rudi Voeller, un equipo 'unido y solidario, s¨®lido y estable' que practica, de una forma incre¨ªble, un juego magn¨ªficamente 'colectivo'. Otra visi¨®n.
Alemania es, de todas maneras, un equipo oscuro y sencillo que ha llegado a la final tras tres 1-0 consecutivos, un equipo armado desde la sombra por un segundo entrenador con fama de gris, Michael Skibbe, y un veterano 12? jugador, un suplente a medio afeitar con pintas de lobo, Jens Jeremies. Los dos comparten un credo: 'un partido no es un espect¨¢culo, sino un combate que se gana con todas las armas, y sin exhibicionismo, con eficacia y econom¨ªa de medios'. Voeller, y su bigote, es, en todo caso, el relaciones p¨²blicas.
Skibbe es el negativo de Voeller. Tambi¨¦n un buen amigo. Voeller, de 46 a?os, fue un internacional de gran fama y campe¨®n mundial en Italia 90 que no tiene carnet de entrenador; Skibbe, de 36 a?os, fue un mediocre jugador, lesionado prematuro que a los 20 a?os empez¨® a ejercer de t¨¦cnico en los juveniles del Schalke 04 para terminar, hasta su destituci¨®n en 2000, en el Borussia Dortmund.
Voeller le telefone¨® un d¨ªa y le ofreci¨® el puesto de adjunto. Su trabajo es el m¨¢s importante, organiza los entrenamientos y prepara los esquemas t¨¢cticos. La Alemania 2002 es su fruto. Y Jens Jeremies su secreto.
Si Jens Jeremies, de 28 a?os, eterno perro de presa del Bayern, aniquilador de rivales, destructor en el centro, est¨¢ en Jap¨®n es por la insistencia de Skibbe: Jeremies encarna en el campo su visi¨®n futbol¨ªstica. Jeremies juega poco, media hora por partido, pero no se queja. Est¨¢ acostumbrado a hacer su trabajo en la sombra, un papel fundamental en un equipo como el alem¨¢n, que se basa en una organizaci¨®n perfecta, en un cuidado extremo por los detalles, por cualquier detalle que pueda desequilibrar un partido.
Hasta la semifinal el principal elemento desequilibrador alem¨¢n era Michael Ballack, el centrocampista que llegaba hasta el ¨¢rea para marcar la diferencia. Se perder¨¢ la final, sancionado, y su sustituto no deber¨ªa ser otro que Jeremies, pese a que, en teor¨ªa, cubre a medias las necesidades del puesto. 'No es lo mismo, en efecto', avanza Skibbe, 'pero Jens es una buena alternativa'. Aunque salga, finalmente, de la sombra.
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