El orgullo de Varsseveld

Varsseveld, un pueblecito de 6.000 habitantes situado en el este de Holanda, vivi¨® ayer una jornada gloriosa. Con ayuda de la multinacional coreana Samsung, que desplaz¨® a 250 de sus empleados e instal¨® varias pantallas enormes al aire libre para que los vecinos pudieran seguir el partido, Guus Hiddink fue elevado a la categor¨ªa de hijo predilecto del lugar. Para los turistas coreanos que puedan permit¨ªrselo, la patria chica del entrenador que les ha hecho vibrar ser¨¢ la parada obligada de sus vacaciones.

Hasta su elevaci¨®n a la categor¨ªa de h¨¦roe local entre los hinchas orientales y sus paisanos occidentales, Hiddink era un buen chico que se ganaba la vida con su afici¨®n favorita. Ayer, una florister¨ªa de Varsseveld vend¨ªa saquitos con su 'tierra natal'. Y un comercio de motos hac¨ªa lo propio con unos carteles que le mostraban subido a su Harley Davidson favorita.

Casualmente, el Ayuntamiento se reuni¨® para hablar de finanzas y el impulso que la fama de Hiddink podr¨ªa dar a la econom¨ªa local no pas¨® inadvertido. Aunque Varsseveld es una zona agr¨ªcola y maderera, el turismo ex¨®tico a gran escala resultar¨ªa m¨¢s lucrativo. Una posibilidad vislumbrada por el lema de las camisetas de los hinchas asi¨¢ticos: 'Para ganar s¨®lo necesitamos a un holand¨¦s'.