Escritores Esponsorizados, SA
Se publica en Espa?a 'Conexi¨®n Bulgari', la novela de Fay Weldon que patrocin¨® la famosa joyer¨ªa
El Museo Chicote, templo de la prostituci¨®n franquista, fue el escenario que acogi¨® ayer la presentaci¨®n de Conexi¨®n Bulgari, la novela de la escritora brit¨¢nica Fay Weldon (1932), que ha sido considerada por las almas moralizantes de medio mundo como la encarnaci¨®n de la prostituci¨®n literaria: el libro fue un encargo de la afamada joyer¨ªa italiana, que quiso conmemorar la apertura de una tienda en la londinense Sloane Street regalando una novela a los 750 comensales que acudieron a la cena de inauguraci¨®n.
Weldon, una mujer talludita y p¨ªcara, de una dulzura sarc¨¢stica, en la que quedan vestigios de una belleza robada por el tiempo y el colesterol, dedic¨® sus intervenciones de ayer, cual Mar¨ªa Magdalena, a refutar las acusaciones de que se arrastr¨® por el barro al aceptar escribir aquel libro que ahora publica en espa?ol Ediciones Diagonal, y en catal¨¢n, Edicions 62: 'No vend¨ª mi alma ni busqu¨¦ ning¨²n escandalo', declar¨® sonriendo. 'Simplemente, acept¨¦ un peque?o encargo editorial de una empresa como otra cualquiera, o quiz¨¢ m¨¢s limpia que muchas otras. Ni siquiera cobr¨¦ una cantidad desorbitada por ello: la tirada era de 750 ejemplares. Bulgari meti¨® los libros en una cajita y los regal¨®. Y, por cierto, los invitados se llevaron una gran decepci¨®n cuando vieron que era un libro y no una joya. Mi marido recogi¨® todos los ejemplares que se dejaron olvidados y junt¨® una buena cantidad'.
M¨¢s all¨¢ de reconocer esa recepci¨®n m¨¢s bien deprimente, aunque no tan furibunda como la lapidaci¨®n a la que fue sometida despu¨¦s, Weldon, que es autora de m¨¢s de 20 novelas, ensayos y relatos infantiles, reivindica la honradez de su actuaci¨®n a lo largo del proceso. 'He recibido muchos otros encargos parecidos de editoriales, revistas, peri¨®dicos o televisiones no precisamente inocentes, muchas veces conglomerados con intereses oscuros que pueden llegar a constre?ir mucho tus textos. En ese sentido, Bulgari es s¨®lo una tienda inofensiva. Escrib¨ª la novela muy deprisa, pero con toda libertad: en principio, no era para mis lectores habituales, ni esperaba que fuera rese?ada, y no es verdad que tuviera que citar determinado n¨²mero de veces la palabra Bulgari. La ¨²nica consigna era no desprestigiar la marca. Disfrut¨¦ mucho escribi¨¦ndola, y me gust¨® mucho c¨®mo qued¨®. Creo que es muy divertida, adem¨¢s de ser cr¨ªtica con la sociedad actual y con los clientes t¨ªpicos de Bulgari, gente nada f¨¢cil, hombres muy ricos y mujeres muy guapas, muchas veces obsesionados por el consumismo (aunque Bulgari no debi¨® darse cuenta). Durante un a?o, no pas¨® nada. Luego, llev¨¦ el libro a mis editores habituales. Les gust¨® y lo publicaron. Bulgari no pag¨® esa edici¨®n. No hubo acuerdo previo. Despu¨¦s lleg¨® la pol¨¦mica, pero como la provoc¨® gente que no ley¨® la novela, no le di importancia. Que digan lo que quieran. Tiendo a sentirme culpable, pero en este caso no puedo. Y, al fin y al cabo, no me van a dar el Premio Booker'.
Junto a Weldon, comparecieron el escritor Ram¨®n Buenaventura y el periodista de Caiga quien caiga Juanjo de la Iglesia. Ambos calmaron con humor los ¨¢nimos de los que piensan que Weldon (que estudi¨® en la London School of Economics, fue escritora feminista -Vida y amores de una maligna- y alcanz¨® gran fama en el Reino Unido como creativa de publicidad y guionista de series como Arriba y abajo) ha abierto la veda para que la publicidad devore (tambi¨¦n) los libros. Buenaventura calific¨® la historia de 'hecho completamente corriente' ('?cu¨¢nto valdr¨ªa un peri¨®dico si no tuviera publicidad?'), y compar¨® a Weldon ('que no es una escritora de finas ra¨ªces literarias, pero que bebe de cub¨ªculos muy cercanos a la vida real') con... Cervantes: 'No quiero decir que Conexi¨®n Bulgari sea el Quijote, pero s¨ª que Cervantes tuvo que lamer las plantas de los pies de duques y pr¨ªncipes para poder publicar. Y, puestos a lamer plantas, mejor lamer las de una joyer¨ªa limpia'. De la Iglesia subray¨® que lo importante es que la novela sea buena, y se pregunt¨®: '?Acaso importar¨ªa que Truman Capote hubiera cobrado un mill¨®n de d¨®lares de Tiffanys por escribir Desayuno en Tiffannys? A m¨ª, desde luego, no'.
Weldon acab¨® tirando de cinismo. De un cinismo encantador. Con un par, dijo: 'La literatura debe permanecer pura, y los escritores, tambi¨¦n. Tengo la esperanza de que siempre habr¨¢ guetos de sacerdotes que soporten las salvajes presiones que ejercen los superpoderosos grupos editoriales para vender m¨¢s y m¨¢s cada vez'.
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