Capaces de todo

Es la hora del ensayo. La compa?¨ªa entera llena el escenario. Sobre la ropa de faena, los actores llevan pa?uelos de flores, pieles de tigre (falsas) y otras prendas decorativas. Suenan m¨²sicas impresionantes. Algunos bailan, concentrados, perfectamente acompasados, pierna ac¨¢, pierna all¨¢. Otros, un poco m¨¢s atr¨¢s, aguardan su turno. Todos trabajan en equipo; se esfuerzan para transmitir emociones, para convencer al p¨²blico de la verdad de lo que dicen, para provocar risa, dolor o verg¨¹enza. Y lo consiguen. El que sean discapacitados (ps¨ªquicos, sensoriales, f¨ªsicos) no es ning¨²n obst¨¢culo.

Este grupo en concreto viene de Villanueva de C¨®rdoba, del norte de la provincia. Pero esta sexta Muestra de Teatro, que se ha celebrado en la capital en los ¨²ltimos tres d¨ªas, reuni¨® a nueve compa?¨ªas m¨¢s; ocho de Promi, la Asociaci¨®n de Promoci¨®n de los Minusv¨¢lidos, que lo organiza todo, y que tiene centros en M¨¢laga, Ja¨¦n y C¨®rdoba, donde atiende a m¨¢s de 900 personas. Y las otras dos llegaron desde instituciones afines, Aprosub y Aspace. 'El arte se lleva dentro, y su portador puede ser cualquier ser humano, discapacitado o no', dice Piedad Baca, responsable del ?rea de Cultura de Promi. 'Queremos que la gente lo sepa'.

Al montar los primeros talleres de teatro con discapacitados, relata Piedad, la idea era que se divirtiesen. Pero ellos no se conformaban con eso; 'quieren hacerlo bien, no les importa el tiempo, el sacrificio ni la disciplina, lo que les preocupa es el resultado final, la opini¨®n del espectador'. Teo Mengual, monitor de teatro y director de El rechazo, la obra que pone en escena el grupo de Villanueva de C¨®rdoba, asiente. 'Se trabaja muy profesionalmente con ellos, aunque sean aficionados. Estudiamos la obra, les hacemos entender por qu¨¦ cada personaje hace lo que hace, por qu¨¦ se mueve as¨ª...'.

El rechazo, que dice Teo que es 'una adaptaci¨®n de una adaptaci¨®n de una adaptaci¨®n', comienza cuando Sandra, muy segura de s¨ª misma, sale y dice al p¨²blico que ella personalmente est¨¢ harta de la gente vagabunda que pide limosna. Que se busquen un trabajo, sugiere. Luego, como suele pasar en el teatro, se queda dormida en escena, para que podamos ver lo que sue?a. Y sue?a la historia de un chico que desprecia a los locos, a los pobres, a los raros, pero que acaba por darse cuenta de que son personas como ¨¦l, s¨®lo que han tenido peor suerte.

El protagonista, Carlos, habla a la velocidad del rayo. Teo procura pararlo ('no te embales, hombre, m¨¢s despacio'). El padre de Carlos lo manda a la otra punta del pueblo, a un recado, y le advierte que se cuide de Luis el Charcutero (el nombre, impagable, del malo). Cuando Carlos y Luis se encuentran saltan chispas. Pero luego se comprenden, se dan cuenta de que est¨¢n en el mismo bando, y terminan diciendo al un¨ªsono 'todos somos iguales'. Lo mismo que Sandra, cuando se despierta; lo mismo que el p¨²blico, ganado para la causa de la integraci¨®n.