Los usos de la fotograf¨ªa
Los usos de la fotograf¨ªa son actualmente tan diversos como s¨®lo lo permite la fotograf¨ªa misma, al menos cuando se despliega en t¨¦rminos reflexivos y en un contexto en donde todo convive con todo. En este caso me refiero a dos clases de trabajo claramente contrapuestos, pero ambos inconcebibles sin ese punto de autoconciencia en el que el arte lleva tiempo instalado. La obra de Sime¨®n Saiz (Cuenca, 1958) se desarrolla como una especie de reinterpretaci¨®n pict¨®rica de im¨¢genes extra¨ªdas de la televisi¨®n y de la prensa. Lo que tienen en com¨²n todas esas im¨¢genes es su car¨¢cter tr¨¢gico: son en general visiones de la guerra, de una u otra guerra, en forma de restos de cruentas batallas, resultados de alguna matanza, horrores cotidianos que los medios de comunicaci¨®n nos hacen familiares, tan familiares que terminan por recibirse con culpable indiferencia.
Su estrategia principal consiste en trasladar esas im¨¢genes al lienzo, y en hacerlo de modo enf¨¢tico y pacientemente cuidadoso, puntilloso y hasta curiosamente puntillista, convirti¨¦ndolas as¨ª en inopinadas pinturas de historia, en ocasiones de gran formato, y proponiendo una pintura que act¨²a (como se supone que corresponde al arte) como lugar de la memoria y la permanencia, frente a la inevitable fugacidad y el olvido de los que se nutren las im¨¢genes atroces que toma como punto de partida.
Chema Madoz (Madrid, 1958), sin embargo, no es pintor, sino fot¨®grafo. Pero no es de la clase de fot¨®grafos que se dedican a recorrer escenarios b¨¦licos. Sus fotograf¨ªas aspiran a presentarse de manera inmediata como im¨¢genes art¨ªsticas, aunque en absoluto pictoricistas. Por eso, lo que encontramos en ellas son, sobre todo, reminiscencias surrealistas y paradojas al estilo Brossa: una palmera cuyo tronco son macetas, una taza con desag¨¹e, una cuchara cuya sombra es la de un tenedor, un dado de hielo que se derrite, una bola del mundo que es una esfera reflectora de discoteca, un caballo de ajedrez enmascarado, un florero donde las hojas son alas de mariposa...
Como se ve, se trata de
opciones claramente enfrentadas. En el caso de Sime¨®n Saiz, pintor, la fotograf¨ªa funciona como material de un trabajo formalmente ajustado a las exigencias m¨¢s estrictas de la tradici¨®n de la pintura. En el de Chema Madoz, fot¨®grafo, es la fotograf¨ªa la que trabaja con materiales conceptuales heredados de la tradici¨®n de la vanguardia. Si el primero se propone mostrar la posibilidad de permanecer en la pintura sin olvidar el acontecer que la rodea y la cuestiona, el segundo concibe sus fotograf¨ªas como tales, pero sin olvidar la posibilidad de asociarlas a ciertos brillantes rendimientos de las artes pl¨¢sticas en general. Son caminos que se cruzan, si se quiere, pero que finalmente no se tocan. En realidad, ninguno de ellos ganar¨ªa ni mucho ni poco, si lo hiciera.
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