Los dem¨®cratas quieren rentabilizar los esc¨¢ndalos en las elecciones de noviembre
Bush promete que adoptar¨¢ medidas contra quienes violen la confianza p¨²blica
Los continuos esc¨¢ndalos financieros tienen al presidente George Bush en posici¨®n defensiva y tomado por una irritaci¨®n que le cuesta ocultar. Bush se dice muy preocupado por las consecuencias de esta crisis para la econom¨ªa norteamericana y promete que su Gobierno tomar¨¢ medidas contra quienes violan la confianza p¨²blica. Tiene que hacerlo pronto y de forma convincente porque, ante las elecciones de noviembre, los dem¨®cratas quieren aprovechar a fondo la v¨ªa de ataque que les proporciona la buena relaci¨®n del presidente con las grandes corporaciones.
'Los votantes est¨¢n predispuestos a creer que los republicanos han dado v¨ªa libre a una conducta que recompensa la actitud irresponsable de los poderosos a costa de los empleados y del inversor de a pie', se lee en un informe de estrategia para la direcci¨®n dem¨®crata preparado por James Carville, que fuera consejero del presidente Bill Clinton.
Bush sigue gozando de un alt¨ªsimo apoyo popular, en torno al 70%, pero s¨®lo uno de cada tres ciudadanos cree que est¨¢ haciendo todo lo que puede con la econom¨ªa, que a pesar de ir para arriba en t¨¦rminos macroecon¨®micos, lo hace bajo la sombra de la crisis de confianza en los mercados generada por los esc¨¢ndalos financieros. Los dem¨®cratas quieren capitalizar la ira popular y subrayan los v¨ªnculos de la Casa Blanca con compa?¨ªas como Enron (por amistad personal del presidente con su creador, Ken Lay) o como Halliburton, tambi¨¦n investigada por pr¨¢cticas contables sospechosas en 1998, cuando Cheney era su consejero delegado.
Desregulaci¨®n sin l¨ªmites
Richard Gephardt, l¨ªder de la minor¨ªa dem¨®crata en la C¨¢mara de Representantes, es quien m¨¢s lejos ha ido en los ataques verbales, con referencias a 1994, cuando los republicanos tomaron el control de ambas C¨¢maras. 'Todo lo que hay que hacer es ver lo que ha venido ocurriendo en los ¨²ltimos ocho a?os: la eliminaci¨®n de regulaciones medioambientales, la eliminaci¨®n de regulaciones contables, la eliminaci¨®n de regulaciones fiscales, la eliminaci¨®n de regulaciones sobre la gobernaci¨®n corporativa', dice Gephardt. 'Han hecho mucho de eso y ahora vemos los resultados'.
Los analistas creen que el asalto de la oposici¨®n ser¨ªa efectivo si los republicanos mostraran inactividad de aqu¨ª a los comicios de noviembre, donde se juega el control del Congreso en la segunda parte de esta presidencia, pero no parece que vaya a ser as¨ª. El presidente ha aparecido genuinamente irritado con esos que mueven miles de millones de un lado a otro con resultados desastrosos no sin antes llenarse los bolsillos. 'No vamos a tolerar ninguna violaci¨®n en la confianza del p¨²blico', dijo Bush en su alocuci¨®n radiof¨®nica del s¨¢bado. 'El Gobierno federal va a estar vigilante y va a perseguir a los delincuentes para garantizar que los inversores y los trabajadores mantengan su confianza en el mundo empresarial'.
El presidente reiter¨® en su intervenci¨®n el dec¨¢logo de medidas que ya propuso en marzo contra los directivos que abusan de su posici¨®n, entre las que se inclu¨ªa la obligaci¨®n de devolver primas y otras retribuciones en caso de que las cuentas anunciadas no se ajusten a la realidad. Bush piensa que en casos extremos, a los ejecutivos falsarios se les deber¨ªan prohibir para siempre la direcci¨®n de empresas cotizadas. La pr¨®xima semana tiene previsto pronunciar un discurso sobre este problema en el que, seg¨²n fuentes de la Casa Blanca, va a recomendar la imposici¨®n de sanciones penales contra los directivos que falsean informaci¨®n.
A la espera de lo que diga el presidente, Tom Daschle, el l¨ªder de la mayor¨ªa republicana en el Senado, mantiene que la Casa Blanca y los republicanos han sido renuentes a tomar medidas serias. Pone como ejemplo la resistencia que encuentra un proyecto de ley elaborado por el comit¨¦ bancario de la C¨¢mara alta para controlar con m¨¢s rigor a las auditoras, que contrasta con el menos exigente aprobado por la C¨¢mara de Representantes.
Ambas c¨¢maras deben ponerse de acuerdo para que la ley salga adelante, y algunos senadores republicanos han dicho que nunca votar¨¢n por un plan que consideran excesivamente intervensionista. La Casa Blanca trata de desmarcarse de tan peligrosos correligionarios. Ari Fleischer, el portavoz presidencial, ha dicho que Bush podr¨ªa manifestar su apoyo cuando el proyecto se discuta en el pleno del Senado si en ¨¦l se da m¨¢s juego a la Comisi¨®n del Mercado de Valores (SEC), cuyo presidente, Harvey Pitt, fue nombrado el pasado verano por Bush.
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