La doctrina Bush para Oriente Pr¨®ximo
El plan de Bush, en opini¨®n del autor, s¨®lo ser¨¢ eficaz si la comunidad internacional idea mecanismos para aplicarlo y lo respalda
Hay m¨¢s de dos maneras de intentar evaluar el reciente discurso de Bush sobre su pol¨ªtica y la de EE UU con respecto a Oriente Pr¨®ximo o, en realidad, el conflicto entre israel¨ªes y palestinos.Un punto de vista ser¨ªa describir el discurso como pura doctrina sin directriz alguna para la puesta en pr¨¢ctica. El segundo punto de vista ser¨ªa definirlo como una declaraci¨®n con motivaciones pol¨ªticas que ayudar¨¢ a los republicanos en las pr¨®ximas elecciones al Congreso de noviembre, contribuir¨¢ a no enfurecer a los aliados de Estados Unidos en Oriente Pr¨®ximo, Israel y algunos de los pa¨ªses ¨¢rabes moderados, y distanciar¨¢ a la Administraci¨®n de Bush de las l¨ªneas defendidas por el anterior presidente Clinton. Pero podr¨ªa muy bien ser una combinaci¨®n de ambos.
La UE deber¨ªa alinearse y apoyar la doctrina de EE UU sobre Oriente Pr¨®ximo
Si dejamos a un lado la tendencia al cinismo asociada a las afirmaciones y doctrinas pol¨ªticas queda claro que, en el discurso del 24 de junio, el presidente Bush abord¨® la mayor parte, si no la totalidad, de los temas importantes relacionados con el conflicto de Oriente Pr¨®ximo. Sus anteriores declaraciones sobre Oriente Pr¨®ximo no tuvieron un alcance tan amplio.
Los elementos principales sobre los que trat¨® el presidente Bush fueron:
1. Estado palestino: apoyo a la idea de un Estado independiente.
2. Reformas internas en la Autoridad Palestina: un nuevo liderazgo y la introducci¨®n de cambios institucionales estructurales y de Gobierno son las condiciones para este Estado palestino. Dicho liderazgo deber¨¢ ser elegido de forma democr¨¢tica.
3. Lucha contra el terrorismo: la Autoridad Palestina debe actuar de forma eficaz contra el terrorismo como condici¨®n para constituir un Estado independiente.
4. Presencia israel¨ª en los territorios ocupados: cuando se haya restablecido la calma, Israel deber¨¢ retirarse de las zonas en las que ha entrado.
5. Asentamientos: Israel debe paralizar su pol¨ªtica de asentamientos.
6. Jerusal¨¦n: se negociar¨¢ en las conversaciones para un acuerdo de paz definitivo.
7. Refugiados: se negociar¨¢ en las conversaciones para un acuerdo de paz definitivo.
8. Calendario para la puesta en pr¨¢ctica: en un plazo de tres a?os, siempre que los palestinos lleven a cabo las reformas.
9. La iniciativa saud¨ª: llamamiento a la normalizaci¨®n como preparaci¨®n para el acuerdo definitivo.
En realidad la doctrina cubre todos o casi todos los temas b¨¢sicos del conflicto que obstaculizan un posible acuerdo de paz.
Saltan a la vista los m¨²ltiples escollos que esta doctrina encuentra en su camino, incluso si los principios generales enunciados fueran aceptados en general o, por lo menos, no fueran rechazados por la mayor parte de los actores principales.
?ste, por cierto, no es el caso de los palestinos, especialmente en lo que se refiere a las reformas internas que se exigen para la puesta en pr¨¢ctica. Esto es una clara intervenci¨®n en sus procesos y ¨®rganos 'democr¨¢ticos'. Ya ha habido algunos indicios de que en este tema podr¨ªa haber varias interpretaciones de la doctrina. El Departamento de Estado estadounidense explic¨® r¨¢pidamente que si el presidente Arafat fuese elegido de nuevo, Estados Unidos lo aceptar¨ªa y los portavoces palestinos declararon entretanto que Arafat se presentar¨¢ como candidato en las elecciones de enero pr¨®ximo.
Al mismo tiempo hay que mencionar que los principios enunciados han sido ya aceptados por aquellos que realmente apoyan una soluci¨®n pac¨ªfica para Oriente Pr¨®ximo. Estos principios son:
1. Reconocimiento del derecho de Israel a existir dentro de unas fronteras seguras y reconocidas siguiendo las l¨ªneas de 1967 con peque?os cambios.
2. Un Estado palestino independiente al lado de Israel.
3. Acuerdos de paz entre todos los Estados ¨¢rabes e Israel.
4. Acuerdo sobre la cuesti¨®n de Jerusal¨¦n.
5. Acuerdo sobre la cuesti¨®n de los refugiados.
Si todo esto es verdad, ?por qu¨¦ resulta tan deficiente la doctrina?
El mayor fallo de la declaraci¨®n de Bush est¨¢ en lo que no dice, o sea, todo el cap¨ªtulo relacionado con la puesta en pr¨¢ctica de los principios enunciados.
?sta podr¨ªa acabar siendo otra declaraci¨®n m¨¢s que suena bien y que parece sensata en su mayor parte, pero sin la menor indicaci¨®n real de c¨®mo llevarla a cabo, c¨®mo ponerla en pr¨¢ctica.
?Qu¨¦ se puede hacer para rescatar esta doctrina y evitar que se convierta en otro trasto inservible?
En los ¨²ltimos meses se ha demostrado que el presidente Arafat ha perdido su eficacia y no puede o no quiere conducir a los palestinos al Estado independiente que merecen. Esto significa en la pr¨¢ctica que tiene que producirse un cambio en el bando palestino. El cambio no ser¨¢ voluntario; s¨®lo se producir¨¢ cuando la comunidad internacional salga en apoyo de la doctrina del presidente Bush e idee los mecanismos para lograr ponerla en pr¨¢ctica.
Si Mubarak, presidente de Egipto, puede afirmar que la doctrina es equilibrada y equitativa, la Uni¨®n Europea, Rusia y la ONU pueden igualmente dar un paso al frente y apoyar la doctrina de Bush. Puede que no sea perfecta, pero ofrece una opci¨®n sobre la cual trabajar, un punto de partida para el avance que podr¨ªa alejar esta zona del terror y la desesperaci¨®n.
La Uni¨®n Europea ha estado buscando la forma de involucrarse m¨¢s en el proceso de Oriente Pr¨®ximo, del que se siente excluida. Ahora hay ahora una oportunidad: aline¨¢ndose y apoyando la doctrina de Bush y, sobre todo, contribuyendo a crear los mecanismos para ponerla en pr¨¢ctica, el resto de la comunidad internacional puede desempe?ar un papel esencial y constructivo para llevar el largo conflicto de Oriente Pr¨®ximo a un final justo.
Brian Cutter es experto en relaciones internacionales.
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