Los sue?os de Simona Levi
Supe que ten¨ªa una vecina artista gracias a otro vecino, que la hab¨ªa visto por BTV en bolas y estaba escandalizado. Se trataba de un espect¨¢culo que present¨® en Sitges en el a?o 1999 y que se llamaba Feminax m¨¢quina. Siempre me hab¨ªa ca¨ªdo bien, quiz¨¢ porque era la nota discordante de la escalera: vive en una casita levantada en la azotea y tiene declarada la guerra a unos cuantos vecinos que no le dejan aparcar la bicicleta en la entrada, por lo que tiene que subirla cinco pisos a cuestas. Mi vecina se llama Simona Levi y es una italiana de Tur¨ªn que desprende energ¨ªa y buen rollo por todos sus poros. Es actriz, pero tambi¨¦n directora y programadora. Desde el a?o pasado se encarga de programar y coordinar In motion: teatro de peque?o formato (acciones, instalaciones, espect¨¢culos, cena, cine...) que fue la revelaci¨®n del Grec 2000: un ¨¦xito de cr¨ªtica y p¨²blico, un p¨²blico que qued¨® maravillado no s¨®lo por las propuestas, sino por la atm¨®sfera y el esp¨ªritu con que se hab¨ªan confeccionado las tres noches de espect¨¢culo. In motion vuelve este a?o, hoy, ma?ana y pasado, en el mismo escenario del Centro de Cultura Contempor¨¢nea. Dice Simona que en esta edici¨®n hay cosas m¨¢s delicadas, m¨¢s silenciosas, que requieren m¨¢s escucha y picard¨ªa. Lo que est¨¢ claro es que el p¨²blico de In motion no es convencional porque lo que ofrece est¨¢ muy lejos de serlo. Como su creadora.
La coordinadora de 'In motion' cree que el teatro es una pasi¨®n y que en la cultura, a veces, se tira mucho dinero
Simona dej¨® Tur¨ªn a los 18 a?os porque consideraba su ciudad fr¨ªa y triste. Para ella era la ciudad de la Fiat, llena de paro y luchas obreras. Era a finales de la d¨¦cada de 1970, se coc¨ªan movimientos alternativos y se luchaba por legalizar el aborto. Simona vivi¨® todo este proceso hasta que se fue a Par¨ªs a estudiar teatro durante cuatro a?os. Actu¨® por toda Europa y se relacion¨® con un tipo de teatro autogestionario y de compromiso pol¨ªtico. Pero Par¨ªs tambi¨¦n es una ciudad dura y en el a?o 1990 aterriz¨® en Barcelona buscando el clima mediterr¨¢neo: el sol, la gente... Y aqu¨ª se ha quedado. Dice que le gusta el ritmo de vida y que se siente como si hubiera vivido en esta ciudad desde siempre.
Hablamos en el porche de su casita. A mi izquierda se me aparece la Merc¨¨, como si volara, mientras que a mi derecha veo a Col¨®n plantificado en su columna, como si flotara por encima de las azoteas. Me gusta su buganvilla, que se enreda por la pared y llena de color y de vida la ya de por s¨ª triste azotea de una casa de vecinos, gris y desconchada, llena de antenas de televisi¨®n. La casa de Simona es como un caj¨®n de sastre: hay de todo, pero aqu¨ª todo parece ¨²til. Libros, muchos papeles... Veo una cuerda que cuelga del techo. Me cuenta que antes se colgaba de ella, pero ahora los trastos ya no le dejan espacio. En Barcelona ha actuado con La Fura y con Zotal, hasta que decidi¨® trabajar por su cuenta. Desde hace cinco a?os tiene un local en la calle de Sant Pau, 90. Se llama Conservas porque antes de ser un taller teatral fue una tienda de conservas, y mucho antes una lecher¨ªa donde viv¨ªan armoniosamente las vacas con sus cuidadores. Estuvo un a?o y medio arreglando el local y durmiendo en el altillo. Ahora es su taller y una plataforma teatral para muchos artistas. Se han programado ciclos de poes¨ªa, cine, teatro c¨®mico, y se han hecho fiestas, mercadillos... La peculiaridad de Conservas es que casi siempre el espect¨¢culo va acompa?ado de una cena. Simona asegura que paga rigurosamente a los que contrata, pero que elige siempre algo bueno, que llegue al p¨²blico.
Para Simona el teatro no es una manera de ganar dinero, sino una pasi¨®n. 'Soy como un coleccionista de sellos', afirma. Es consciente de que en nombre de la cultura se tira mucho dinero. Hay mucha porquer¨ªa y la gente se distancia del arte. 'Actualmente el teatro est¨¢ estructurado para una ¨¦lite de personas que se lo pueden permitir. Reconozco que ser artista es una profesi¨®n privilegiada, pero tenemos una misi¨®n, que es la de mejorar el entorno mental de la persona'.
En el programa de mano de In motion Simona hace una s¨ªntesis de lo que es el arte -o el teatro- para ella. 'El arte', dice, 'es ahora un placebo cultural, una actividad parasitaria y de adorno del poder'. Y concluye: 'Desear¨ªa que estos tres d¨ªas de In motion fueran una alegre interferencia en nuestro entorno mental, que contaminaran algunas ir¨®nicas dudas en la uniformidad de las formas de sentir y de hacer, abogando por un arte pr¨¢ctico, que sea un poderoso aunque imperceptible veh¨ªculo de transformaci¨®n... o que no sea'. Simona habla de la experiencia positiva del a?o pasado y de c¨®mo la gente colaboraba en todo (recuerden que el espect¨¢culo incluye una cena). Para el pr¨®ximo oto?o prepara un nuevo espect¨¢culo, que en este caso dirige. Se llama 7 dust non lavoreremo mai y se estrenar¨¢ el 16 de octubre en el Mercat de les Flors.
Como buena italiana, Simona es habladora. Me cuenta que ha trabajado en infinidad de cosas que no tienen nada que ver con el teatro: cocinera, modelo de un pintor, profesora de italiano. 'A los artistas no se les tiene que dar dinero. Hay cosas m¨¢s b¨¢sicas para solucionar: escuelas, hospitales... Una subvenci¨®n es como una loter¨ªa. Ahora me ha tocado a m¨ª'. Nunca hubiera imaginado que aqu¨ª arriba, tres pisos encima del m¨ªo, entre antenas que s¨®lo sirven para captar, b¨¢sicamente, basura, se cocieran sue?os tan interesantes.
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