El tenis se toma el dopaje en serio
No han sido necesarias las acusaciones de Tatum O'Neal a su ex marido, John McEnroe, sobre el consumo de anabolizantes, para que el tenis empiece a tomar conciencia de que el dopaje es un asunto m¨¢s serio de lo que parece. Casos como el de Petr Korda, el tenista checo que dio positivo por nandrolona en Wimbledon 1998, pocos meses despu¨¦s de ganar el Open de Australia, o el de los argentinos Chela, positivo en 2000, y Coria, en 2001, ya hab¨ªan funcionado como aldabonazo, como recordatorio de que tambi¨¦n en los pulcros mundos de la hierba o la tierra batida era posible el pecado. Aunque, por aquellos tiempos, pese a denuncias como las de Jim Courier, alertando de la posible entrada de la EPO en el tenis viendo el rendimiento exagerado de algunos jugadores, las autoridades deportivas hab¨ªan preferido mirar para otro lado.
Pero las cosas est¨¢n cambiando. La denuncia personal de Tatum O'Neal, una acusaci¨®n de pruebas, no ha sido la ¨²nica. Un mes antes, los franceses Escud¨¦ y Santoro, alertaban, bas¨¢ndose en la ¨²nica prueba de su intuici¨®n y su experiencia, de que hab¨ªa que ser un ingenuo para pensar que el tenis estaba limpio de dopaje. La ATP inmediatamente los llam¨® a cap¨ªtulo por atentar contra la imagen y la honorabilidad del deporte. Los amenaz¨® con una sanci¨®n de tres a?os, superior incluso a la m¨¢xima que se puede infligir a un tenista por dopaje. Ambos jugadores contaron con el apoyo de su federaci¨®n, que puso el dedo en la llaga cuando record¨® que s¨ª, que muy bien, que la ATP hab¨ªa efectuado 800 controles en 2001, y la WTA 400, pero que en ninguno de ellos se hab¨ªa buscado eritropoietina (EPO). La ITF (federaci¨®n internacional) tom¨® nota y, viendo por donde vienen los vientos, la ATP decidi¨® mover ficha. Recientemente anunci¨® que a partir de 2002 el tenis pondr¨ªa en marcha un programa de an¨¢lisis de sangre para buscar EPO, sustancia jugosa en estos tiempos de partidos maratonianos, sobre todo en tierra batida, en los que la resistencia y la capacidad de recuperaci¨®n de un d¨ªa para otro son clave.
Tambi¨¦n la ITF firmar¨¢ un convenio con la AMA (Agencia mundial antidopaje) para aumentar los controles sorpresa. En 2001 s¨®lo se efectuaron 50 entre los hombres y ninguno entre las mujeres. Los primeros no han puesto pegas pero, entre las mujeres, las primeras artistas ya se han puesto en contra. En Wimbledon, donde uno de los temas m¨¢s comentados es la anchura de hombros de algunas tenistas, como la francesa Amelie Mauresmo, y el rumor sobre las sospechas, infundadas, de uso de esteroides, Jennifer Capriati ha puesto el grito en el cielo: 'No creo que nadie tenga derecho a ver lo que pasa dentro de mi cuerpo si no he hecho nada'. 'No creo que sea una buena idea', la apoya Venus Williams. 'Yo no voy a dejar entrar a nadie en mi casa si no avisa antes. El otro d¨ªa, una persona que dijo ser de la Agencia antidopaje de Estados Unidos fue a mi casa pretendiendo someterme a un control. Y yo le dije al portero que le dijera que me hab¨ªa ido a Siberia'.
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