Buenos Aires redime a Astor Piazzolla
La publicaci¨®n de un libro y de grabaciones poco conocidas y conciertos en su honor se unen al reconocimiento un¨¢nime que le fue negado en vida
Este tiempo en particular, tan fr¨ªo, tan gris, tan desolado y melanc¨®lico, resuena como tantos otros anteriores, y probablemente como muchos de los que vendr¨¢n, en la melod¨ªa tanguera del Invierno porte?o compuesto por Astor Piazzolla. Hacer saber y sentir que su m¨²sica permanece, est¨¢ all¨ª, suena en todas partes y se inclinan ante ella los int¨¦rpretes y creadores de todos los g¨¦neros, es el verdadero homenaje que Buenos Aires le rinde a diez a?os de su muerte al m¨²sico que hizo la revoluci¨®n del tango con su bandone¨®n y su talento.
La publicaci¨®n de un libro, la edici¨®n de grabaciones hasta ahora poco conocidas, conciertos en su honor, los ¨®leos dedicados del genial pintor Hermenegildo S¨¢bat, y el reconocimiento un¨¢nime negado en vida son parte de un tributo merecido, aunque algo demorado en el tiempo. Tambi¨¦n en Madrid se representa actualmente, en el teatro Infanta Isabel, el espect¨¢culo Estaci¨®n Tango, creado y dirigido por Jorge Eines.
La relaci¨®n de la ciudad con el m¨²sico que la exprimi¨® una y otra vez en el fuelle de su bandone¨®n hasta hacerle transpirar el nuevo ritmo del tango siempre fue dif¨ªcil. Ambos se deseaban y resist¨ªan. En agosto de 1990, Piazzolla sufri¨® un ataque cerebral y entr¨® en coma en Par¨ªs, donde resid¨ªa la mayor parte del a?o. En un intento desesperado, su esposa decidi¨® regresar con ¨¦l a Buenos Aires. Fueron 23 meses de agon¨ªa hasta que finalmente se produjo su muerte cerebral el 4 de julio de 1992 a las 11.15 de la noche. ?Hubiera elegido Piazzolla morir en Buenos Aires?
El libro Astor Piazzolla, su vida y su m¨²sica, editado hace casi dos a?os en ingl¨¦s por la Oxford University Press, y ahora por El Ateneo de Buenos Aires en espa?ol, escrito a cuatro manos entre la antrop¨®loga argentina Mar¨ªa Susana Azzi y el investigador ingl¨¦s Sim¨®n Collier, residente en Estados Unidos, dedica uno de sus cap¨ªtulos precisamente a 'La Lucha' que el compositor sostuvo durante a?os en defensa de sus ideas renovadoras contra los pr¨®ceres de la cr¨ªtica argentina, que dictaban sentencia sobre lo que era y lo que no era tango. Piazzolla se burlaba abiertamente de ellos. Les provocaba y escandalizaba a todos con iron¨ªas como ¨¦sta: 'Hasta Gardel tambi¨¦n desafinaba'. Al fin, no pod¨ªa evitar sentirse profundamente resentido ante la incomprensi¨®n.
Ya en 1963, Piazzolla contestaba: 'Estoy harto de que todo el mundo me diga que lo m¨ªo no es tango. Como estoy cansado, les digo que, bueno, que lo m¨ªo, si quieren, es m¨²sica de Buenos Aires. Pero la m¨²sica de Buenos Aires, ?c¨®mo se llama?: tango. Entonces lo m¨ªo es tango'. No le bastaba la admiraci¨®n de los grupos cada vez m¨¢s numerosos de fan¨¢ticos que le segu¨ªan a todas partes desde fines de los a?os sesenta.
Los autores del libro no conocieron personalmente a Piazzolla. Se basaron en la serie de reportajes realizados por Alberto Speratti en 1968; por Diana Piazzolla, hija de Astor, en los a?os ochenta, y por el periodista Natalio Gor¨ªn para un libro autobiogr¨¢fico. Adem¨¢s, recogieron durante cuatro a?os testimonios de m¨²sicos, amigos, de sus hijos Diana y Daniel, y de sus ex esposas, Ded¨¦ Wolf y Laura Escalada. El libro se abre con un reportaje al c¨¦lebre chelista Yo-Yo-Ma, que edit¨® un ¨¢lbum dedicado a Piazzolla.
Al cabo de la lectura parece evidente que Astor Piazzolla, como Gardel, Borges o Maradona, parec¨ªa predestinado a convertirse en uno de los mitos emblem¨¢ticos de Buenos Aires. Nacido el 11 de marzo de 1921 en Mar del Plata, a los cuatro a?os ya resid¨ªa en Nueva York, en donde se radic¨® su familia. El padre le regal¨® a los 9 a?os un bandone¨®n de segunda mano que hab¨ªa comprado por 18 d¨®lares en un negocio del puerto. A los 13 a?os, el pibe argentino toc¨® para Gardel en Nueva York, fue uno de los bandoneones en la orquesta que acompa?¨® al cantante cuando film¨® El d¨ªa que me quieras. Adem¨¢s, tuvo un papel secundario como vendedor de peri¨®dicos.
De regreso a Buenos Aires y despu¨¦s de tocar con Miguel Cal¨®, convenci¨® al m¨ªtico An¨ªbal Troilo de que se sab¨ªa todo el repertorio para entrar en su orquesta. Toc¨® todo el tango tradicional, hizo sus propios arreglos y dirigi¨® una orquesta. En 1954, con su pol¨¦mica Sinfon¨ªa de Buenos Aires, gan¨® una beca que le permiti¨® viajar a Par¨ªs para estudiar con Nadya Boulanger. Ese encuentro fue decisivo en su carrera. Piazzolla la recordaba as¨ª: 'Ella, m¨¢s que nada, me dio confianza en m¨ª mismo, me hizo ver que yo en el fondo era un tanguero, que lo dem¨¢s tambi¨¦n era importante, pero no era lo m¨ªo, era otro yo cerebral, falso. Y entonces todo lo que yo ten¨ªa contra el tango se volvi¨® a favor dentro de m¨ª'.
Antes de regresar grab¨® los temas que anunciaban la revoluci¨®n: Prep¨¢rense, Picasso, Imperial, Marr¨®n y Azul, y ya en Buenos Aires convoc¨® a los m¨²sicos para integrar el Octeto, al que siguieron luego diversas formaciones. El poeta, investigador y ensayista Horacio Salas advierte que 'en esa ¨¦poca ya estaba marcado su camino, varias de las versiones del Octeto influir¨ªan de manera decisiva en la futura evoluci¨®n del tango, debido sobre todo a sus novedosas transformaciones r¨ªtmicas y contrapunt¨ªsticas'.
Para el pintor Hermenegildo Menchi S¨¢bat, que trabaja escuchando m¨²sica de tango y jazz, Piazzolla es una de las cumbres de la historia del tango, junto con De Caro y Troilo, y es comparable en el mundo a los grandes del jazz. Sus ¨®leos se expusieron en el Centro Cultural Borges, donde se realiz¨® tambi¨¦n el Festival Internacional Astor Piazzolla 2002, organizado por la Fundaci¨®n Astor Piazzolla. En el encuentro participaron m¨²sicos, bailarines y core¨®grafos de Argentina, Francia, Italia, Alemania y Rusia. Tambi¨¦n acaba de editarse en Buenos Aires el ¨¢lbum doble Astor Piazzolla: the tango way, the clasic way, que sigue la evoluci¨®n del compositor a trav¨¦s de sus propias grabaciones y de otros c¨¦lebres interpretes del tango, como Osvaldo Pugliese, Ra¨²l Garello, Jos¨¦ Baso o Leopoldo Federico, hasta llegar a los temas escritos con el poeta Horacio Ferrer, como la Balada para un loco o Chiquil¨ªn de Bach¨ªn.
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