"La ley no podr¨¢ dictar mis deseos ni mi amor"
'Yo me ocupar¨¦ de que mi hijo quiera a su padre tal y como est¨¢ ahora''Yo me ocupar¨¦ de que mi hijo quiera a su padre tal y como est¨¢ ahora''Yo me ocupar¨¦ de que mi hijo quiera a su padre tal y como est¨¢ ahora'
Mar¨ªa, de 33 a?os, quiere ser inseminada de su marido, un hombre que desde 1991 permanece en el hospital Valencia al Mar en coma irreversible por un accidente de moto. El juez al que pidi¨® permiso ha archivado el caso, pero abriendo la posibilidad de un contencioso civil. Mar¨ªa, que recurrir¨¢ el archivo - 'mi maternidad no se contesta con silencio'-, pide a la justicia que entienda que quiere un hijo fruto del amor que le une a su esposo. 'Es mi marido, sonr¨ªe, me escucha, me conoce...'.
Mar¨ªa, doce horas despu¨¦s de conocer el archivo provisional de su solicitud de tener un hijo con su marido en coma, confiesa haber pensado en rendirse. 'Sent¨ª un extra?o dolor porque un deseo tan ¨ªntimo, del que cualquier mujer no da cuentas, no se ha merecido siquiera un s¨ª o un no', afirma. Pero Mar¨ªa, que prefiere evitar que se la identifique, anuncia que proseguir¨¢ con su lucha judicial. 'Yo quiero un hijo de mi marido, como cualquier mujer'.
'Mi marido est¨¢ vivo, sonr¨ªe, me escucha, tose cuando llamo y le acercan el auricular'
Pregunta. ?Por qu¨¦ se plantea, 11 a?os despu¨¦s, la inseminaci¨®n?
Respuesta. No es ahora. El hecho de que se haya publicado ha inducido a pensar que se me hab¨ªa ocurrido hace pocos meses. No es as¨ª. De hecho, yo lo plante¨¦ ante el juez hace casi a?o y medio. Evidentemente, despu¨¦s del accidente, mi atenci¨®n se centr¨® en mi marido. Los tres primeros a?os quise creer que hab¨ªa una esperanza, buscaba en cada gesto una se?al de recuperaci¨®n. Cuando vi que era irreversible, pas¨¦ un calvario interior para aceptar c¨®mo hab¨ªa cambiado mi vida. Y hace al menos tres a?os que empec¨¦ a darle vueltas a lo de ser madre.
P. Hay otras alternativas, ?por qu¨¦ de un hombre en coma?
R. Porque es mi marido, est¨¢ vivo, sonr¨ªe, me escucha, me conoce, tose cuando llamo por tel¨¦fono y le acercan el auricular para que yo sepa que me est¨¢ oyendo. Nosotros nos casamos y quer¨ªamos tener hijos. Le encantan los ni?os. Es cierto que hay otras alternativas, pero yo quiero un hijo de mi marido, como cualquier otra mujer.
P. El fiscal se pronunci¨® en sentido negativo porque no se puede suplantar un derecho personal¨ªsimo y subjetivo, y porque el enfermo no puede cumplir con sus obligaciones como padre. ?Comparte esos criterios?
R. No tengo formaci¨®n jur¨ªdica, digamos que entiendo que legalmente se plantea que la voluntad de donar debe ser expresa y que en este caso no lo es. Pero nuestros deseos, porque tambi¨¦n son los de ¨¦l, no se resumen en una ley. Quienes nos conocieron cuando empez¨® nuestra relaci¨®n y cuando dos a?os despu¨¦s nos casamos saben que mi marido quer¨ªa tener hijos. Pero adem¨¢s, ¨¦l ten¨ªa casi 29 a?os cuando nos conocimos, estaba divorciado y ya ten¨ªa una hija de su matrimonio anterior. Con eso quiero se?alar que era suficientemente adulto como para saber si quer¨ªa o no m¨¢s hijos, y s¨ª los quer¨ªa. El fiscal ha hablado tambi¨¦n sobre la imposibilidad de ejercer como padre. Es cierto, no podr¨¢ ser un padre al uso. Hay personas sin pareja que adoptan ni?os. Hay padres que lo son s¨®lo biol¨®gicamente y no ejercen como tales. S¨¦ que para la hija de mi marido ha sido muy duro ver a su padre as¨ª durante tantos a?os porque ella lo conoci¨® como era antes, alegre, divertido, activo, cari?oso. Yo me ocupar¨¦ de que mi hijo quiera a su padre tal como est¨¢ ahora y reconozca en ¨¦l una figura paterna y un amor muy especial.
P. ?Le apoya su familia?
R. Absolutamente, sobre todo mi hermana menor. Cuando supe la decisi¨®n del juez me vine abajo, la verdad. Y ella s¨®lo me repet¨ªa que no soy una delincuente, que no he hecho nada, que tengo derecho a pelear por lo que deseo porque no hago da?o a nadie.
P. El abogado de la hija de su marido y de su ex mujer afirma que acceder a su petici¨®n s¨ª perjudica a otras personas, entre otras cosas, a la herencia a la que tiene derecho la menor.
R. No quiero entrar en un debate que para m¨ª no tiene sentido.
P. Pero usted administra m¨¢s de 600.000 euros de la indemnizaci¨®n que cobr¨® su marido y la pensi¨®n mensual por invalidez que le corresponde, que es de 3.000 euros.
R. Efectivamente, y de ello he dado puntualmente cuentas al juzgado cada a?o. Cuando han pedido m¨¢s documentaci¨®n sobre el detalle de los gastos la hemos aportado. Siempre he pensado en ellos, saben que no derrocho nada, que vivo de forma sencilla, que he compartido con ellos cosas porque me ha parecido justo, porque me ha nacido. Saben que ni he tenido ni tengo af¨¢n material. Mi obsesi¨®n ha sido y es que a mi marido no le falte nada. Por eso, aunque la compa?¨ªa pague los gastos hospitalarios, siempre hay una persona con ¨¦l. Por eso, aunque no sale del hospital, cada ma?ana cambia el pijama por ropa de calle, la mejor que puedo, como si los paseos en la silla de ruedas fueran por la Gran V¨ªa. Mi ambici¨®n es que lo tenga todo, que no le falte nada. Pero esto no es una cuesti¨®n econ¨®mica. No lo es, que nadie desv¨ªe la atenci¨®n. A mi marido no le gustar¨ªa.
P. Sin embargo, el abogado de la hija anunci¨® que intentar¨¢ revocar la tutela que usted ejerce. ?A qu¨¦ cree que se debe?
R. No lo s¨¦. Mi relaci¨®n con la ni?a ha sido excelente hasta hace bien poco. Entre las dos ha habido mucha confianza. Hemos pasado tiempo juntas. Es una ni?a excelente que encaj¨® bien la separaci¨®n de sus padres, que tiene una hermana fruto del matrimonio de su madre con otro hombre, que ha sido duro para ella ver as¨ª a su padre, pero nunca hab¨ªamos tenido problemas. Ni ahora creo que sean problemas, tal vez que es muy dif¨ªcil de entender que yo quiera tener un hijo por inseminaci¨®n artificial.
P. ?C¨®mo es la relaci¨®n con sus suegros, con la familia de ¨¦l?
R. Mi marido es el tercero de cinco hermanos, todos chicos. Con el m¨¢s peque?o he tenido siempre muy buena relaci¨®n. Con mis suegros, que son ya mayores, la distancia que hoy nos separa es consecuencia de las tensiones que aparecen con una convalecencia tan larga y tan dolorosa. Por eso mi suegra admiti¨® ante la juez que mi marido s¨ª quer¨ªa que tuvi¨¦ramos hijos, que no nos dio tiempo y que yo ser¨ªa una buena madre. No creo que piensen de verdad que me muevo por inter¨¦s.
P. Eso afirm¨® el portavoz de la familia.
R. Lo siento, no creo que lo piensen. Pero adem¨¢s es que creo que el debate es otro. No estamos hablando de dinero, hablamos de una maternidad.
P. ?Contaba con el archivo de su solicitud?
R. No, francamente. Ha sido como encontrar la callada por respuesta. Soy consciente, porque mi abogado me advirti¨® de las dificultades jur¨ªdicas que plantea mi petici¨®n. So?aba con un s¨ª y estaba preparada para seguir adelante con los recursos necesarios en el caso de que me dijeran que no, porque ninguna ley puede dictar sobre mis deseos ni mi amor. Pero contestar a mi maternidad con el silencio no entraba en mis c¨¢lculos.
P. ?Cree que hubiera obtenido un pronunciamiento judicial distinto de haber continuado con el caso la magistrada?
R. Quiero creer que hubiera contestado, que no hubiera huido. Supongo que es m¨¢s f¨¢cil de entender para una mujer lo que significa la maternidad.
P. ?Por qu¨¦ no adoptar?
R. No es excluyente. Quiero vivir la posibilidad que la naturaleza me da de ser madre, quiero un hijo fruto del amor que nos uni¨® a mi marido y a m¨ª. A m¨ª me dicen que para eso tengo que pedir permiso a un juez, y as¨ª lo hice. La ley es la ley, pero la justicia, para serlo, debe adaptarse y estudiar cada caso. Si el m¨ªo es dif¨ªcil, que se estudie, pero que no ignore ni se plantee como un pleito que no existe.
'Yo he optado por estar al lado de mi marido y es donde quiero seguir'
El tel¨¦fono son¨® pasadas las 7.30. Al otro lado, el jefe de Juan anunci¨® a Mar¨ªa lo que fue el principio de once a?os de una vida ligada a un hospital. Juan, soldador de barcos, cogi¨® la Honda 600 y enfil¨® desde Valencia la carretera Nacional 340 hacia el varadero de Burriana (Castell¨®n). Faltaban menos de 15 kil¨®metros, circulaba por Nules, cuando una conductora se salt¨® un stop arrollando a un hombre de 31 a?os que ingres¨® el 28 de octubre de 1991 en estado muy grave y permanece desde entonces en coma irreversible internado en el Hospital Valencia al Mar. Ese hombre era desde hac¨ªa siete meses el marido de Mar¨ªa. Han pasado once a?os. Sabe que pod¨ªa haberse divorciado, haber iniciado otra vida. Est¨¢ convencida de que nadie se lo hubiera reprochado. Pero no ha querido. Su empe?o, acompa?ado del deseo de ser madre por inseminaci¨®n artificial de semen de su esposo, la ha llevado judicialmente a un aparente callej¨®n sin salida, y personalmente a un transitar entre el genio y el llanto. Mar¨ªa, con escaso maquillaje, el apetito afectado, dolida por la 'escapatoria del juez', ¨¢gil con el tabaco y la cara descubierta de la melena caoba, no quiere aparecer como v¨ªctima. 'Durante estos a?os he pasado momentos peores y mejores. Mi obsesi¨®n ha sido mi marido, pero yo he decidido estar ah¨ª y es donde quiero seguir'. Es auxiliar de laboratorio, dej¨® colgados los estudios de enfermer¨ªa y decidi¨® recuperarlos el pasado septiembre, aunque los recientes acontecimientos le han hecho perder convocatorias de junio. Tiene dos hermanos, una m¨¢s peque?a, otro m¨¢s mayor. 'La m¨ªa es una familia sencilla, trabajadora' Ha vuelto a trabajar, en un hospital, despu¨¦s de un largo par¨®n. 'Necesito estar ocupada, dar sentido a muchas cosas y relativizar otras. Me refugio en mis amigas, que me han dado mucha fuerza, y en los gestos de mi marido. Y con eso me enfrentar¨¦ a lo que venga'.
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