'Sant¨ªsima trinidad'

Con lo que nos ha y nos est¨¢ costando conseguir que nuestros hijos no sean bautizados y no hagan la primera comuni¨®n, porque quien lo ha sufrido sabe lo que cuesta quitarle a un ni?o de la cabeza que la primera comuni¨®n no es tan s¨®lo un d¨ªa en el que te hacen m¨¢s regalos que en Navidad; ahora resulta, y digo ahora no porque me acabe de dar cuenta, sino porque resulta cada vez m¨¢s evidente, que existe una sant¨ªsima trinidad mucho m¨¢s dif¨ªcil de evitar. Estoy hablando de los tres ejes fundamentales de manipulaci¨®n a los que se ven sometidos los ni?os de nuestro, digamos que desarrollado, mundo: la Game Boy, la Play Station y Port Aventura.

Al parecer, hemos cambiado un dios por otro: el d¨®lar, pero este dios cuesta mucho m¨¢s de matar, ya que est¨¢ impregnado de necesidad, de seducci¨®n y es todav¨ªa m¨¢s omnipotente y omnipresente. Se trata de una religi¨®n, que no secta, sin ning¨²n tipo de moral cuya iniciaci¨®n es la Game Boy, la primera comuni¨®n es la Play Station y la confirmaci¨®n es Port Aventura, o viceversa. La presi¨®n religioso-social (l¨¦ase escuela o entorno social y publicidad en los medios de comunicaci¨®n) sobre nuestros hijos es terrible: ?has pasado tal o cual nivel?, ?tienes tal o cual juego?, ?has subido a tal o cual atracci¨®n?

Seguramente de este fin de semana no pasa que tenga que llevar a mi hijo a Port Aventura. ?Puedo hacer algo para evitarlo o he de resignarme y llevarlo vestido de marinero para darle m¨¢s solemnidad a todo esto de la presi¨®n econ¨®mica del capitalismo salvaje?