Errores
Hay frases hechas que me sacan de quicio. Y lo m¨¢s lamentable es que las usamos tan desprendidamente que ni siquiera reparamos en la estupidez que encierran. Hablo de modismos, refranes o disparates del tipo: 'Errar es de sabios' o 'el que tiene boca se equivoca'. Desde luego que detr¨¢s de oraciones tan sembradas siempre cabe imaginar a alg¨²n meapilas que debi¨® irse de la lengua o al mentecato que meti¨® la pata hasta la ingle y quiso curarse en salud apelando a un desliz de su dudosa inteligencia. Pero miren por donde, fraseolog¨ªas de tan poco cr¨¦dito siguen valiendo para encubrir actitudes y hechos negligentes de consecuencias irreparables. Vaya as¨ª por delante la gracia del piloto estadounidense que hace unos d¨ªas se cepill¨® a 48 civiles afganos que celebraban una boda en Krakakai al confundirlos desde el aire con no s¨¦ qu¨¦ grup¨²sculo terrorista. Son cosas que pasan y, para el Pent¨¢gono, el oficial americano obr¨® dentro de la m¨¢s estricta ¨¦tica profesional y patri¨®tica. Algo semejante debieron pensar los responsables del control a¨¦reo de Z¨²rich, exculp¨¢ndose hasta el ¨²ltimo momento para no asumir el accidente entre un T¨²polev ruso y un Boeing 757 que cost¨® la vida a 71 personas la pasada semana. Al parecer, en la torre de control suiza no funcionaban ni el radar ni las l¨ªneas telef¨®nicas y el ¨²nico controlador que se hallaba en su puesto dio al avi¨®n ruso la indicaci¨®n contraria a la que ¨¦ste se dispon¨ªa a ejecutar. Deslices de sabio, que dir¨ªa el fil¨®sofo de playa y transistor. Pero uno ya est¨¢ harto de tanto fallo impune, porque, al final, quienes m¨¢s errores cometen a uno u otro nivel acaban, como siempre, ocupando carteras ministeriales, puestos de mando y hasta alg¨²n sill¨®n acad¨¦mico para que frases como las citadas al principio se acu?en para siempre en el idioma.
Hoy ando un poco herido y s¨®lo perdonar¨ªa ese tipo de errores que se cometen por amor. Quiero decir, y ocurre, que uno se enamora inocentemente a ciegas y no repara ni en razones ni destino. S¨®lo cuando es tarde, cuando todo resulta ya irreversible, algo te devuelve al orden de las cosas, te reduce a lo que eres y te invita a escribir una columna tan dura y prosaica como ¨¦sta.
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