'El futuro proporciona poco aliento te¨®rico'
Manuel Cruz (Barcelona, 1951) es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa en la Universidad de Barcelona y acaba de publicar Filosof¨ªa contempor¨¢nea (Taurus). Una historia del pensamiento en el siglo XX y, a la vez, un inventario de lo que perdura de ese pensar. 'El futuro proporciona poco aliento te¨®rico', afirma.
Pregunta. Para hablar del presente, mira hacia el pasado. Un pensador de hace algunos siglos hubiera dicho que ¨¦l mismo era el presente, sin justificarse.
Respuesta. Vivimos en una ¨¦poca de vertiginosas transformaciones. Esto es algo obvio hoy, pero durante a?os no ha sido as¨ª. El mundo parec¨ªa igual a s¨ª mismo, lo que permit¨ªa al sabio confiar en su diapas¨®n interior. Por otro lado, el hombre contempor¨¢neo ha asumido que su propia posici¨®n es fr¨¢gil. Hemos interiorizado que no hay un lugar te¨®rico firme en el que instalarse.
P. ?No hubiera podido explicarlo en t¨¦rminos de proyecto, de futuro?
R. Vivimos un momento en el que el futuro proporciona poco aliento te¨®rico. No estoy encantado de que sea as¨ª, pero lo cierto es que la presencia del futuro en el presente ha menguado hasta el punto de que hay autores que hablan directamente de la desaparici¨®n del futuro. Hoy nos contextualizamos m¨¢s por nuestros recuerdos que por nuestras ilusiones, que cada vez son menos.
P. Critica a los cr¨ªticos, pero con frecuencia ¨¦stos s¨®lo lo son a tiempo parcial y luego ejercen de profesor o de pensador.
R. Me refer¨ªa a la profunda dificultad que tenemos todos, fil¨®sofos o no, para anticipar la proyecci¨®n que puede tener una obra. Y esto vale para el cr¨ªtico de literatura o de cine. Es interesante llamar la atenci¨®n sobre la torpeza que todos tenemos. Respecto al pasado hay un cierto acuerdo: Kant es clave, Hegel es indispensable, Descartes funda la modernidad. Pero cuando tenemos que hablar del libro actual, entonces quedan en evidencia las insuficiencias de nuestros instrumentos.
P. Usted agrupa todo el siglo XX en tres grandes tradiciones. ?Cabe todo?
R. Hablar de tres ejes, con independencia de sus l¨ªmites, recoge lo m¨¢s sustantivo de lo pensado en el siglo XX. Se pueden hacer correcciones. Ampliando o determinando t¨¦rminos. Pero lo importante es no atribuir al esquema un car¨¢cter ontol¨®gico. Es puramente metodol¨®gico, formal.
P. ?Alguna es predominante?
R. Podr¨ªamos pensar en una jerarqu¨ªa si s¨®lo tuvi¨¦ramos presente el final del siglo XX y afirmar la preeminencia del pensamiento hermen¨¦utico sobre la filosof¨ªa anal¨ªtica y el marxismo. Pero eso ser¨ªa incurrir en una confusi¨®n de la actualidad con el presente. Si pensamos en t¨¦rminos de programa, lo que tienen el pensamiento anal¨ªtico o el marxismo-pr¨¢ctico es de una gran potencia te¨®rica.
P. Usted salva al marxismo entre tantos voluntarios para enterrarlo.
R. Ha ca¨ªdo estrepitosamente un proyecto de transformaci¨®n de la sociedad que estuvo presente como el proyecto emancipatorio m¨¢s poderoso de todo el siglo, sin que la mayor parte de cient¨ªficos sociales lo vieran venir. Esto deber¨ªa hacernos prudentes a la hora de hablar de nuestro sistema actual como un mundo que va a existir para los restos. Este orden que ahora existe no es estable. Recibimos se?ales de su fragilidad. Y tenemos pocas categor¨ªas para pensar los riesgos y los proyectos futuros. Andamos muy necesitados de un lenguaje proyectivo, de un lenguaje que asuma lo que podamos tener de voluntad pr¨¢ctico-transformadora.
P. S¨®lo un espa?ol: Ortega.
R. Si usamos el criterio convencional para medir la proyecci¨®n de un fil¨®sofo, como la repercusi¨®n en otras lenguas, entonces el pensador m¨¢s importante es Ortega. Los otros quedan a mucha distancia. La filosof¨ªa espa?ola ha tenido y sigue teniendo una seria dificultad para reconocer su identidad. Miremos las figuras a las que debemos el perfil que hoy tiene la filosof¨ªa en Espa?a: Lled¨®, Aranguren, Sacrist¨¢n, Tierno Galv¨¢n... cuando tenemos que definir su aportaci¨®n, el elogio es siempre: 'Fue el primero que habl¨® en Espa?a de...'. La desmesura de la barbaridad del franquismo fue tan grande que hab¨ªa una tarea a realizar urgente: la actualizaci¨®n. Fue importante que cumpliera su funci¨®n. Ahora las cosas han cambiado, pero parece mantenerse una especie de tentaci¨®n a matar al padre. Creo que fue en el entierro de Ortega que se dijo por vez primera que ¨¦ramos una generaci¨®n sin maestros. Desde entonces, cada generaci¨®n lo repite. Es un gesto excesivo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.