Suplantaci¨®n de condena
Una alemana cumpli¨® prisi¨®n en lugar de su hermana para que ¨¦sta pudiese estar con sus 4 hijos
'Llevo m¨¢s de 20 a?os en este oficio y nunca me hab¨ªa pasado algo as¨ª'. A Albert St¨¹rmer todav¨ªa le cuesta creer lo que sucedi¨® ante sus propios ojos en la c¨¢rcel que dirige en Zweibr¨¹cken, al suroeste de Alemania: una mujer de 33 a?os cumpli¨® 10 meses de condena en nombre de su hermana, de 37 a?os, una madre de cuatro hijos que fue condenada por un delito de estafa y por el impago de una multa a 31 meses y tres semanas de prisi¨®n, sin que nadie descubriera el embuste. El cambio de identidad se destap¨® recientemente y ahora es la hermana mayor, y verdadera sentenciada, la que ha ingresado en la prisi¨®n y sus hijos en un centro de acogida.
El 15 de enero del a?o pasado, una mujer se present¨® en la pri-si¨®n de Zweibr¨¹cken para cumplir su condena, tal y como hab¨ªan ordenado los jueces. Present¨® sus papeles y un documento de identidad en regla, cuya foto coincid¨ªa con su cara. De ah¨ª en adelante, su estancia en el centro penitenciario transcurri¨® 'sin problemas', en palabras de St¨¹rmer. En los d¨ªas de visita, sus cuatro supuestos ni?os y su presunto esposo se abalanzaban cari?osamente sobre la mam¨¢ y c¨®nyuge. Las escenas familiares eran tan conmovedoras, y la presa inspiraba tanta confianza, que muy pronto se le comenzaron a autorizar las primeras salidas de la c¨¢rcel.
En los d¨ªas de visita, los supuestos hijos y marido se abalanzaban cari?osamente sobre ella
De uno de estos permisos, el 20 de noviembre de 2001, nunca volvi¨®. 'Por lo visto, se cans¨® de estar aqu¨ª', recuerda St¨¹rmer. El director de prisi¨®n avis¨® de inmediato a la polic¨ªa. Las autoridades, sin embargo, no pusieron demasiado empe?o en encontrar a la fugitiva, ocupadas en delitos peores que las estafas. As¨ª, tardaron medio a?o en localizar a la mujer en un control de carretera. Pero no iba sola: a su lado estaba su hermana mayor. 'El parecido f¨ªsico entre ellas es sorprendente', comenta St¨¹rmer. Ambas llevaban consigo documentos de identidad perfectamente legales. Salvo en un peque?o detalle: las fotos hab¨ªan sido intercambiadas, probablemente al solicitar la expedici¨®n del carn¨¦.
St¨¹rmer a¨²n no sale de su asombro: 'La polic¨ªa me llam¨® y me dijo: 'Aqu¨ª tenemos a su verdadera presa'. La semana pasada recibi¨® en sus instalaciones a la hermana mayor. A la verdadera presa de nada le valdr¨¢n los diez meses que ya cumpli¨® su familiar. 'Tendr¨¢ que cumplir la condena completa, desde el primer d¨ªa', ha sentenciado de forma implacable un portavoz de la fiscal¨ªa.
Las hermanas afirman haber cambiado de identidad para que la madre pudiera estar con sus hijos. 'Eso es lo que dicen, pero yo ya no s¨¦ si creerlas. Tengo que ser precavido. Son muy listas', ha se?alado el director de prisi¨®n, en una conversaci¨®n telef¨®nica con EL PA?S.
Y es que, seg¨²n confirma un portavoz de la polic¨ªa, en esta familia poco es como aparenta ser. Desde antes de ingresar en prisi¨®n, la hermana menor ya hab¨ªa llamado la atenci¨®n por varios fraudes. Otro tanto ha sucedido con su cu?ado, el padre de los cuatro hijos, que precisamente en los d¨ªas en los que se descubri¨® el enga?o de su esposa fue detenido por otra estafa y ahora est¨¢ en prisi¨®n preventiva en espera del juicio.
La historia no tiene final feliz. El padre y la madre est¨¢n presos; la t¨ªa, investigada por falsedad, manipulaci¨®n de documentos y otros asuntos, y los cuatro ni?os, metidos en un centro de acogida. No han vuelto a ver a su madre. Pero St¨¹rmer no descarta que, 'dentro de seis meses quiz¨¢s', la madre pueda tener un r¨¦gimen penitenciario menos r¨ªgido, con permisos para salir incluidos. 'Eso s¨ª, tendremos que tener m¨¢s cuidado', concluye.
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