A Zabel le funciona el equipo
Freire se qued¨® segundo en una llegada en la que le molestaron un par de rivales
Le dices Alen?on y le deja igual que si le dijeras Macon o Tarasc¨®n o Montlu?on o Montpon o Besan?on, Breta?a, Normand¨ªa o Aquitania. El Tour es un espacio ¨²nico de geograf¨ªa variable. Los nombres son cosa de mit¨®manos e historiadores. Para los ciclistas del Tour las ciudades son una larga l¨ªnea recta, con vallas y gentes a los lados y una pancarta al fondo. An¨®nimas y repetidas. Anotaciones en el libro de ruta: curva peligrosa a la izquierda a 500 metros, peligro, isletas, ligera pendiente del 3%...
Paras a Ivan Gotti y le dices, para saludarle, aire nost¨¢lgico, ?qu¨¦ buenos recuerdos te traer¨¢ volver a Alen?on!, y el ciclista italiano, escalador menudo, ya veterano, ya cansado, te mira como si estuvieras loco y te dice ?qu¨¦ dice? Nada, insistes, que qu¨¦ buenos recuerdos Alen?on, aqu¨ª te vestiste de amarillo, hace siete a?os, aqu¨ª ganaste con el Gewiss la contrarreloj por equipos y fuiste l¨ªder un par de d¨ªas, casi tantos como Igor Galdeano... 'Ah, maillot amarillo, ?fue aqu¨ª?, qu¨¦ tiempos', dice Gotti, nada nost¨¢lgico, quiz¨¢s viejo. Tiene 33 a?os. Fue un l¨ªder fugaz e inesperado. Tan inesperado que el amarillo que le colocaron le ven¨ªa excesivamente grande, tanto que alg¨²n periodista italiano de la ¨¦poca dijo que parec¨ªa un payaso. Aquel maillot jaune Tour fue su primer ¨¦xito. Despu¨¦s gan¨® un par de Giros. Ahora es uno m¨¢s en el Tour y h¨¢blele usted del encaje de Alen?on, famoso en el mundo entero, o de los prados de Normand¨ªa. Y sin embargo no hay aficionado espa?ol que no recuerde que en Alen?on, hace 11 a?os, gan¨® Indur¨¢in su primera contrarreloj en un Tour. All¨ª, en la capital de la baja Normand¨ªa, empez¨® el gigante navarro a ense?arles a LeMond, a Bugno, a Breukink y compa?¨ªa de qu¨¦ pasta estaba hecho y la que se les ven¨ªa encima.
'Ah, 'maillot' amarillo, ?fue aqu¨ª?, qu¨¦ tiempos', dice Gotti, nada nost¨¢lgico, quiz¨¢s viejo
Y un poco m¨¢s, unos cent¨ªmetros m¨¢s, un poco de colocaci¨®n, un poco de fortuna m¨¢s, y Alen?on vuelve a entrar en el imaginario del aficionado espa?ol como importante lugar de peregrinaje en la ruta Freire (que alg¨²n d¨ªa se organizar¨¢), pero eso, se qued¨® en casi. En vez de ello pas¨® a formar parte del formidable bot¨ªn de Erik Zabel, el lugar de su 11? victoria de etapa en el Tour desde 1995. Ya forma parte de la ruta Zabel a continuaci¨®n de Charleroi, Burdeos (dos veces), Nogent sur Oise, Gap, Plumelec, Pau, Boulogne, Seraing y ?vry. Seguramente ni el sprinter alem¨¢n se acuerde de ellas, pero s¨ª que recuerda los seis maillots verdes que ha enfilado a?o tras a?o desde el 96 y el s¨¦ptimo que se le acerca volando.
El d¨ªa anterior no hubo sprint porque Zabel hab¨ªa ordenado a los suyos que no trabajaran para acabar con la fuga porque los quer¨ªa a todos enteros para la llegada. No hubo llegada porque lleg¨® la fuga, pero ayer el Telekom inteligentemente infiltr¨® al robusto Wesemann en la escapada del d¨ªa y se desentendi¨® del trabajo, que acogieron con entusiasmo el Mapei, el Lotto y el Cr¨¨dit Agricole. Hubo sprint (tras la consabida ca¨ªda de los 25 kil¨®metros: Mancebo que estaba rozando el poste todos los d¨ªas ayer fue alcanzado de pleno; se dio un golpe en el tobillo, pero pudo enlazar) y los Telekom, al fin frescos y organizados, dieron con la distancia justa para que Fagnini, el ¨²ltimo, lanzara a Zabel a la velocidad adecuada. Zabel a¨²n lo tuvo m¨¢s f¨¢cil porque tras Fagnini incluso le lanz¨® su cotidiano rival, el h¨¢bil McEwen.
Imposible para Freire, que hab¨ªa partido de la rueda del alem¨¢n, pero no limpiamente. Gast¨® energ¨ªas en hacerse un hueco como un equilibrista, con medio pie fuera del pedal, entre el australiano Cooke y el ruso Ivanov. Inconvenientes, obst¨¢culos habituales que se encuentra quien no cuenta con un tren, con un equipo que le prepara la llegada. Freire tiene a Horrillo, que le acompa?a siempre hasta la ¨²ltima curva, pero en d¨ªas como el de ayer, en el que los ¨²ltimos kil¨®metros son cuesta abajo, eso no sirve de mucho: la diferencia s¨®lo se puede marcar en llegadas m¨¢s duras, en las que los menos fuertes no aguantan el ritmo de cabeza y no molestan a los cracks. Zabel, as¨ª, igual¨® a uno la batalla de los sprinters con McEwen y Freire.
Por si alguien no se acuerda, el ONCE-Eroski gan¨® la contrarreloj por equipos en una ciudad que se llama Ch?teau-Thierry y all¨ª alcanz¨® el liderato Igor Gonz¨¢lez de Galdeano, que a lo mejor se ha olvidado del nombre de la localidad. De lo que no se ha olvidado es de rodar magn¨ªficamente y de sentirse como pez en el agua en etapas como la de ayer, r¨¢pidas (m¨¢s de 45 de media), nerviosas, casi desquiciadas, con chaparrones y tormentas. Mientras otros se desgastan, mientras gentes como Sevilla o Mancebo suspiran cuando cruzan la meta y no pueden sino exclamar est¨¢n locos estos ciclistas, y se quejan de codazos, frenazos y torpezas de los pr¨®jimos, Igor, corpulento, enorme, mantiene la cabeza bien alta, controla la situaci¨®n, se coloca en cabeza sin esfuerzo, se acerca volando a la monta?a, donde el Tour, por fin, se decidir¨¢.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.