Berl¨ªn se mueve con el baile del amor
M¨¢s de 500.000 personas se reunieron ayer en la capital alemana para celebrar su Love Parade
![Lola Huete Machado](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F90a3bbd7-8c5f-49c2-8812-21e330b36a4d.png?auth=c789376023039026c577bde9ba6cad3567f61b4120608e3b3c9f87e86f705e64&width=100&height=100&smart=true)
La Love Parade, la marcha del amor, la procesi¨®n pacifista-m¨²sical, se celebr¨® de nuevo ayer en Berl¨ªn. Y van 14 desde que un 2 de julio de 1989 a un pinchadiscos berlin¨¦s llamado Dr. Motte se le ocurriera montarse en su coche con amigos y unos altavoces a todo volumen e invitar a todos los paseantes a bailar para mostrar as¨ª su felicidad y contento por la vida. La iniciativa le cambi¨® el curr¨ªculo. A ¨¦l y a muchos. Para bien y para mal.
A un mill¨®n de personas esperaban este a?o los organizadores, la empresa Planet.com. Alrededor de la mitad, menos de los que se congregaron el pasado a?o, hab¨ªan llegado ya a primera hora para participar en una nueva edici¨®n de este acto en el que todo Berl¨ªn se ve implicado. Para compensar la llegada de unos, otros, los vecinos de Tiergarten o Moabit, los barrios cercanos a donde se celebra la Love Parade, salen huyendo de Berl¨ªn por estas fechas. No s¨®lo por el ruido, sino por las toneladas de basura que quedan detr¨¢s.
La noche anterior, el viernes, las calles de la capital alemana ya parec¨ªan una babel contempor¨¢nea: brit¨¢nicos, espa?oles, suecos o islandeses, agrupados en pandillas y luciendo ropas acordes con sus gustos musicales (no se viste igual y ni siquiera se baila lo mismo si eres tecno, house o elektro), llenaban las terrazas de bares y caf¨¦s de los barrios m¨¢s c¨¦ntricos. Un total de 63 trenes especiales hab¨ªa fletado la compa?¨ªa de ferrocarriles alemana para la ocasi¨®n. Y mientras unos disfrutaban de la noche berlinesa y de las primeras fiestas en los clubes, los servicios de la ciudad y de la organizaci¨®n trabajaban sin descanso para que todo resultara perfecto.
Calles cerradas
Todas las calles de los alrededores entre Ernst-Reuter-Platz y la puerta de Brandeburgo fueron cerradas por completo desde la madrugada anterior al tr¨¢fico; las plantas j¨®venes del parque de Tiergarten se protegieron con vallas o incluso algunas se trasplantaron; cientos de empleados de la organizaci¨®n se afanaron en la preparaci¨®n de sus puestos de camisetas, bebidas o en las instalaciones t¨¦cnicas; m¨¢s de dos mil polic¨ªas se apostaron en las esquinas; las carpas de los servicios sanitarios se levantaron en los lugares estrat¨¦gicos...
Y a las dos de la tarde del s¨¢bado comenz¨® a escucharse el habitual y machac¨®n sonido de la m¨²sica tecno en sus diversas modalidades. Un total de 45 camiones-caravana-discoteca se pusieron en marcha desde Ernst-Reuter-Platz compitiendo por animar al personal a lo largo de los casi cuatro kil¨®metros de la avenida del Diecisiete de Junio. Comenz¨® el desfile de cuerpos, de peinados, maquillajes, de pelucas de colores, de tatuajes, de ombligos agujereados y pesta?as doradas. Berl¨ªn, el para¨ªso de los mercadillos de ropa de segunda mano, celebr¨® tambi¨¦n ayer sin querer el d¨ªa del reciclaje textil. 'Que nadie piense, por Dios, que esto es la verdadera moda berlinesa', dec¨ªa uno de los muchos dise?adores del barrio de Mitte, Armin Lang. A la mayor¨ªa de los presentes, la moda les daba igual. Bastaban unas medias... y a bailar.
Mientras, las caravanas se mov¨ªan (este a?o no hay carrozas o veh¨ªculos de grandes patrocinadores como marcas de bebidas, televisiones o partidos pol¨ªticos como suced¨ªa el a?o pasado, sino que deben tener un club o una asociaci¨®n detr¨¢s), y para hacerlo han tenido que pagar una tasa de 3.000 euros cada una. Las televisiones no pararon de dar informaci¨®n desde primera hora de la ma?ana, de ofrecer la temperatura exterior (siempre rond¨® los 27 grados) y la musical. A las 16.00 lloviznaba y los vendedores de bebidas se quejaban por las esquinas. A los de silbatos, gafas de colores o bocadillos nada les importaba. Por la noche, Dr. Motte ofrecer¨ªa su tradicional discurso de 20 minutos contra el odio y la violencia en el mundo.
Registros
La tranquilidad de los organizadores, sin embargo, dej¨® mucho que desear en todo momento: la polic¨ªa alemana hab¨ªa registrado varias casas en busca de explosivos el d¨ªa anterior, el viernes por la ma?ana, y detenido a media docena de personas que resultaron ser falsificadores de documentos. Pero los rumores de atentados terroristas subieron como la espuma de las jarras de cerveza de medio litro, que es lo que por aqu¨ª se acostumbra a consumir.
El comunicado de la polic¨ªa por la tarde despej¨® algunos miedos: 'No hay ning¨²n indicio para suponer que los participantes en la Love Parade corran peligro', aseguraban. Bien. Pero los encargados de la seguridad segu¨ªan alerta: el mi¨¦rcoles 10 de julio, una tormenta devast¨® Berl¨ªn y dej¨® siete muertos, numerosos ¨¢rboles por los suelos y otros resultaron muy debilitados: 'Por favor, que todo el mundo tenga cuidado a la hora de subirse a los ¨¢rboles, puede haber ramas rotas', se comentaba por los altavoces.
A las seis de la tarde, todo era felicidad y baile. Los m¨¢s bailarines disfrutaron de lo lindo. Los m¨¢s borrachos ni se enteraron. Claro que ya lo hab¨ªa avisado al inicio de la celebraci¨®n Renate K¨¹nast, la ministra de Consumo, una aut¨¦ntica forofa de los saraos festivos: 'En una situaci¨®n as¨ª se debe beber mucho, pero no tiene por qu¨¦ ser cerveza siempre, y tampoco hay por qu¨¦ cometer el mismo error que cometi¨® el ciclista Jan Ullrich'.
![Las caravanas de la Love Parade atravesaron lentamente las calles de Berl¨ªn ayer.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/BRLGN5IAHKV72CK6OC4ZM5W2IA.jpg?auth=01b1d6d3697e90365a6bc5d43e1100b80ff2dad1ea80b496e1b4543fe90cbf80&width=414)
Hasta caer rendidos
Que una fiesta multitudinaria, como la Love Parade, se organice en Berl¨ªn no resulta nada extraordinario para los amantes de los sonidos de la m¨²sica tecno. No es en absoluto distinto, en realidad, de lo que hacen durante los largos fines de semana (de jueves a domingo) en el centenar de clubes existentes en la capital alemana. Espacios industriales abandonados en los barrios del este (Mitte, Prenzlauer Berg o Friedrichshain), bodegas o f¨¢bricas en desuso son ocupados por distintas asociaciones o sellos musicales para montar sus fiestas. Conviene no olvidar que doce a?os despu¨¦s de la reunificaci¨®n del pa¨ªs, la ciudad sigue en obras y con muchos espacios, cada vez menos, deshabitados. Existe, incluso, lo que llaman una ClubKomission que vela por que los clubes se gestionen de forma profesional y seria. De esa manera, evitando los ilegales, una plaga, se consigue apoyo del Senado de la ciudad en los casos, muy habituales ¨²ltimamente, de amenaza de cierre: Berl¨ªn, a pesar de todo, se urbaniza r¨¢pidamente, se va completando poco a poco y los locales con posibilidades discotequeras tienen cada vez m¨¢s valor para las constructoras. Sin ir m¨¢s lejos, uno de los clubes m¨ªticos, el Tresor, cerrar¨¢ a finales de a?o por la presi¨®n urban¨ªstica en Potsdamer Platz. As¨ª, para muchos de los llegados ayer hasta Berl¨ªn, lo mejor fue lo que sucedi¨® tras la marcha a la luz del d¨ªa por Tiergarten, lo que muchos identifican confundidos como la Love Parade. Al caer el sol, comenzaron las fiestas en el citado Tresor, en el Casino, en Polar TV, Matrix, Arena, Tempodrom... Locales a rebosar en los que se bail¨® al ritmo marcado por cientos de DJs invitados (Juan Atkins, Westbam, Marcos L¨®pez, Ellen Allien...) en parties especiales: desde el de los brit¨¢nicos Ministry of Sound hasta el organizado por Dr. Motte (fundador de la Love Parade), que volv¨ªa a reunir a los componentes del DAF (Deutsche Amerikanische Freundchaft), uno de los grupos m¨¢s populares de los a?os ochenta. Otros, los tecnos m¨¢s puristas, presumen de no acercarse siquiera a la Love Parade. Prefieren acudir a la llamada FuckParade, una contramarcha organizada desde hace un par de a?os por el cr¨ªtico Martin Kliehm, que re¨²ne a unos miles de seguidores en los alrededores de Alexander Platz.
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