Agente espiado por los cuatro costados

El agente que supuestamente habl¨® con este peri¨®dico para explicar sus cr¨ªticos puntos de vista sobre la Ertzaintza -recogidos en octubre de 2000 en el reportaje titulado 'Creo que nos han vendido'- nunca sospech¨® hasta d¨®nde pod¨ªan llegar las 'represalias administrativas' de sus mandos. Decir cosas como 'ten¨ªamos unos jefes, todos del PNV por supuesto, d¨¦spotas y profesionalmente in¨²tiles' o 'ves lo chapuceros que son y te entran ganas de llorar' ha motivado una investigaci¨®n exhaustiva y casi de pel¨ªcula. Entre septiembre de 2001 y el 26 de febrero de 2002, fecha en que el viceconsejero Mikel Legarda considera que los hechos merecen un expediente disciplinario, la unidad de Asuntos Internos se emple¨® muy a fondo en escudri?ar la vida laboral y privada de este polic¨ªa.

Encarg¨® a sus agentes averiguar si el polic¨ªa identificado como el agente que hizo las declaraciones, J. M. B. L., resid¨ªa en Castro Urdiales (en teor¨ªa deben hacerlo en Euskadi), pidi¨® el volante de empadronamiento al consistorio c¨¢ntabro, averigu¨® que no hab¨ªa disfrutado de licencia sindical alguna, pregunt¨® al Registro Civil si estaba casado y pidi¨® en septiembre de 2001 a la Tesorer¨ªa General de la Seguridad Social la vida laboral al completo del agente. Interior pregunt¨® tambi¨¦n en diciembre de 2001 al Departamento de Salud si la compa?era del ertzaina trabajaba en Osakidetza (Servicio Vasco de Salud). Tras descubrir que la mujer trabajaba de m¨¦dica interina en Miranda de Ebro, dos agentes controlaron durante al menos tres d¨ªas en diciembre de 2001 sus veh¨ªculos, el lugar de trabajo y su domicilio. Estas diligencias engrosan el voluminoso expediente disciplinario, pendiente a¨²n de calificaci¨®n.