Ailanthus altissima
El primero en se?alarme, hace a?os, su proliferaci¨®n por cunetas y descampados europeos fue un conocido gerifalte de la televisi¨®n brit¨¢nica, producto de aquella clase dirigente que nunca ha sido especialmente de mi agrado. Brian -llam¨¦mosle as¨ª- ten¨ªa una suficiencia que alejaba, y no me fue nada f¨¢cil trabajar a sus ¨®rdenes. Hab¨ªa una ventaja, sin embargo. Y es que, gracias a su larga carrera en televisi¨®n, y su autoproclamada 'vasta experiencia' de la misma, el hombre pose¨ªa un conocimiento del mundo muy amplio. Hab¨ªa filmado en docenas de pa¨ªses y era due?o de infinitas an¨¦cdotas. As¨ª que aprend¨ª mucho a su lado. Entre otras cosas, mucha bot¨¢nica.
?bamos un d¨ªa por una carretera en las afueras de Par¨ªs.
-?Ves aquellos arbustos que est¨¢n brotando ah¨ª? -me pregunta-. Se llaman ailantos, son de China y nos est¨¢n invadiendo como marcianos. Cuando llegan se apoderan de todo, no hay planta que pueda sobrevivir a su lado. Son ¨¢rboles matones, peores que el eucalipto.
Trat¨¢ndose de Brian, no hab¨ªa m¨¢s remedio que doblegarse ante sus superiores razonamientos y aceptar que ten¨ªa raz¨®n.
M¨¢s de una d¨¦cada despu¨¦s me doy cuenta de que el ingl¨¦s no andaba equivocado. Efectivamente, Ailanthus altissima nos est¨¢ invadiendo. No s¨¦ cu¨¢ndo arrib¨® a Andaluc¨ªa pero el hecho es que, por lo menos en Granada, su presencia es ubicua. Bueno, casi ubicua. Y cada vez se extiende m¨¢s.
Seg¨²n la valiosa Gu¨ªa de Incafo de los ¨¢rboles y arbustos de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica, el nombre ailanto viene de las islas Molucas y significa '¨¢rbol del cielo', por el muy r¨¢pido crecimiento que lo caracteriza. La especie prospera en cualquier clima, necesita poca agua y, mediante los numerosos brotes radicales que echa a gran distancia, es de verdad invasora. Por ello, como se?ala dicha gu¨ªa, este ¨¢rbol de la familia de las simarub¨¢ceas -y que se utiliza a veces para fijar suelos- es un desastre en las proximidades de los cultivos.
Cuando el ailanto cobra fuerza y va alcanzando uno o dos metros se puede decir que es hermoso, verdaderamente hermoso, con sus largas frondas de hojas muy verdes. Pero sus flores arracimadas huelen mal, y sus hojuelas, cuando se estrujan entre los dedos, peor.
Dadas las caracter¨ªsticas mencionadas, el ailanto se presta al simbolismo. ?Persistencia, agresividad, aguante, tenacidad, beligerancia, intolerancia...? En mi mente se ha ido formando, machaconamente, una comparaci¨®n entre los h¨¢bitos de este ¨¢rbol mat¨®n y la plaga de ciclomotoristas catorcea?eros que ahora se apoderan de la noche andaluza ante la impotencia de padres, guardias civiles, alcaldes y dem¨¢s putativas autoridades, cuya obligaci¨®n es garantizarnos el medio ambiente limpio al cual, seg¨²n la Constituci¨®n, cada espa?ol tiene derecho. La situaci¨®n se ha hecho tan grave que ya va afectando seriamente la imagen tur¨ªstica de Andaluc¨ªa como lugar de descanso. Se lo plante¨¦ a Manuel Pezzi la otra noche en los jardines de la Alhambra: si la 'segunda modernizaci¨®n' no incluye la disminuci¨®n del ruido que lo est¨¢ invadiendo todo, sobre todo el ruido nocturno de ciclomotores y motos, Andaluc¨ªa va a ser inhabitable. Pezzi asinti¨®. Estemos atentos.
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