Puerto de Bilbao
De manera inexorable el tiempo pone al descubierto los archivos fotogr¨¢ficos. Cuando se pueden contemplar la memoria se reactiva y los recuerdos emanan en cascada. De esta manera el pasado es motor eficiente para conformar un presente repleto de emociones y se?alar un futuro con nuevas perspectivas. Esta es una de las virtudes que encontramos en el reciente libro publicado por la Autoridad Portuaria de Bilbao, fruto de una selecci¨®n de las m¨¢s de cinco mil fotograf¨ªas depositadas en sus fondos documentales.
Se titula Puerto de Bilbao. Una memoria visual. Su presentaci¨®n se ha acompa?ado de una exposici¨®n en la galer¨ªa Lumbreras, de la capital vizca¨ªna, y de una editorial con la garant¨ªa de Lunwerg, capaz de distribuir el volumen por Espa?a y Europa entera. Un ejemplo del que debieran tomar nota otras instituciones de nuestro entorno m¨¢s cercano para no dejar circunscritas sus publicaciones a la geograf¨ªa del bocho, como ocurre con frecuencia, sino exportarlas m¨¢s all¨¢ de las fronteras de nuestros territorios hist¨®ricos.
Es un lote pr¨®ximo a las doscientas im¨¢genes elegidas e hilvanadas para adquirir mayor sentido por el profesor de la Universidad del Pa¨ªs Vasco Jos¨¦ Ram¨®n Esparza (Pamplona, 1954). Su relaci¨®n con la fotograf¨ªa llega desde sus primeros escarceos reporteriles alg¨²n verano antes de terminar su licenciatura en periodismo. Luego lo hizo de manera sistem¨¢tica en el diario Deia, para algunos a?os m¨¢s tarde incorporarse a la docencia y la reflexi¨®n te¨®rica sobre la imagen. Su ya lejana exposici¨®n sobre retratos de bilba¨ªnos ilustres, en la olvidada sala del Banco de Bilbao (a secas) de la Plaza Conde Aresti, fue seguida de numerosos comisariados y art¨ªculos relacionados con la fotograf¨ªa y la imagen de una manera global.
El ultimo ejemplo de su saber hacer lo tenemos en este libro. Como bien indica el titulo se trata de 'una memoria visual' y por supuesto deja abierta, con gran previsi¨®n investigadora, la posibilidad de que existan otros puntos de vista sobre el lote de fotograf¨ªas que el ha tenido el placer de ir desempolvando. La m¨¢s antigua llega de 1860 y es un astillero situado tras la parroquia de san Vicente con una goleta en sus gradas. La m¨¢s pr¨®xima a nuestros d¨ªas est¨¢ fechada en 1970, un plano cerrado sobre unos obreros que llevan a cabo labores de mantenimiento en las cucharas de una de las dragas para ahondar el cauce de la r¨ªa.
Entre una y otra se encuentra todo el proceso de evoluci¨®n y desarrollo que ha sufrido un puerto condicionado por las caracter¨ªsticas de la r¨ªa y sus m¨¢rgenes. Es cierto que no se ha fotografiado todo, pero s¨ª lo m¨¢s relevante, lo que nos proporciona iconos suficientes para entender nuestro pasado desde la perspectiva visual. Faltan los nombres de quienes realizaron las tomas, puede justificarse esta ausencia de mil maneras, pero con ello se restan elementos para mejor comprender unas intenciones que seguro iban m¨¢s all¨¢ que el encargo solicitado por alg¨²n directivo de los muelles.
En su gran mayor¨ªa se trata de vistas generales con marcado car¨¢cter ilustrativo. Los rellenos para ganar territorio al mar, la construcci¨®n del rompeolas, la gr¨²a Tit¨¢n para depositar gigantescos bloques en la escollera, la carga y descarga de los buques, los vagones de ferrocarril esperando las mercanc¨ªas. Son detalles de un relato donde la presencia humana tambi¨¦n adquiere su importancia en su trajinar entre muelles y cubiertas.
M¨¢s complicado resulta establecer catalogaciones formales. Son im¨¢genes enormemente vitalistas. Traslucen energ¨ªa, el impulso y el avance de una industria que se sabe sider¨²rgica y naval. Escasamente se puede ir m¨¢s lejos de una paisaj¨ªstica urbana e industrial por ser pr¨¢cticamente inexistentes los planos cerrados donde los detalles son los protagonistas. Quiz¨¢s algunos de ellos recuerden al constructivismo sovi¨¦tico o a la topograf¨ªa conceptualista del matrimonio Becher, pero cabe dudar de que las intenciones de aquellos enigm¨¢ticos autores barajasen estos conceptos.
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