Promesas rotas, comunidades en acci¨®n
Jos¨¦ Luis es un activista del sida peruano que empez¨® a encontrarse mal esta semana en Barcelona, donde participaba en la XIV Conferencia Internacional del Sida. Despu¨¦s de varias peripecias por los servicios m¨¦dicos, tuvo que recurrir al Hospital Cl¨ªnico de la ciudad, y all¨ª qued¨® ingresado. Al poco recibi¨® la visita de la trabajadora social del centro, que sin m¨¢s le advirti¨® de las graves consecuencias que tendr¨ªa quedarse en Espa?a: perder¨ªa su billete de vuelta a Per¨², su visado caducar¨ªa y su situaci¨®n pasar¨ªa a la de inmigrante ilegal. Jos¨¦ Luis, que quiere volver a su pa¨ªs, tuvo suerte de que justo entonces llegara un m¨¦dico que certific¨® que presentaba alg¨²n grave problema que le imped¨ªa caminar. La trabajadora social pidi¨® disculpas y se justific¨® afirmando que eran muchos los que se presentaban en el hospital creyendo que ello les garantizaba una estancia regularizada en nuestro pa¨ªs. ?Acaso eso le sorprende?
Cada vez vemos m¨¢s emigrantes terap¨¦uticos, personas con VIH / sida que no emigran tanto para mejorar su calidad de vida como por lograr sencillamente sobrevivir. Una parte de ellos son l¨ªderes comunitarios en su propio pa¨ªs: cuando emigran en busca de los tratamientos que podr¨¢n evitar su muerte, las ONG de origen ven partir su ya escaso capital humano, y con frecuencia deben volver a empezar.
La Conferencia Internacional del Sida que se clausur¨® el s¨¢bado ha se?alado el colapso global al que nos dirigimos si no se crea y aplica un nuevo pacto mundial que garantice servicios b¨¢sicos de salud para todos los seres humanos: los pa¨ªses en desarrollo ven caer su producto interior bruto (los enfermos no pueden trabajar y los que s¨ª pueden deben cuidar a ¨¦stos), devastada su agricultura (no hay qui¨¦n trabaje la tierra), reducida su ganader¨ªa (es lo ¨²nico que queda para comer), mermados los colectivos de ense?antes y profesionales sanitarios, afectados sus funcionarios y hasta cuerpos policiales y militares, a causa del sida. La salud es desde siempre y primordialmente una cuesti¨®n de derechos humanos, pero ahora tambi¨¦n se ha convertido en una cuesti¨®n de mitigaci¨®n de la pobreza, flujos migratorios y seguridad internacional.
Hay que decir a las sociedades industrializadas que dotar econ¨®micamente iniciativas como la del Fondo Global para Luchar contra la Tuberculosis, la Malaria y el Sida con los 10.000 millones de d¨®lares (la misma cantidad que los ricos van a dar a Rusia para que desmantele su arsenal nuclear) m¨ªnimamente necesarios cada a?o no s¨®lo no pondr¨¢ en cuesti¨®n su privilegiado bienestar, sino que no hacerlo s¨ª que lo har¨¢. El incremento de las desigualdades de acceso a la salud comporta m¨¢s malestar, m¨¢s desesperaci¨®n y m¨¢s inestabilidad.
Por ello, esta conferencia, cuyo lema era 'Conocimiento y Compromiso para la Acci¨®n', ha defraudado a las expectativas. No se ha anunciado ning¨²n compromiso econ¨®mico nuevo para atajar la dram¨¢tica situaci¨®n que vivimos, y en ciertos casos ni siquiera se est¨¢n cumpliendo los adquiridos. Espa?a quiere aportar 50 millones de euros (8.320 millones de pesetas) en tres a?os, menos de lo que cost¨® la reconstrucci¨®n del Teatro del Liceo, por ejemplo.
Hubiera sido un gesto muy apreciable que la nueva ministra de Sanidad se hubiera acercado a la conferencia para anunciar compromisos m¨¢s contundentes del Gobierno espa?ol, m¨¢s coherentes con su repetidamente publicitada vocaci¨®n de liderazgo internacional. Al contrario que naciones europeas con menos vanagloria, como Suecia o los Pa¨ªses Bajos, Espa?a no aporta un euro a los esfuerzos multinacionales por encontrar vacunas para el sida. Las vacunas tardar¨¢n en llegar, pero lo har¨¢n m¨¢s cuanto menos invirtamos ahora en su investigaci¨®n.
En esta ¨¢rea, la Conferencia no arroj¨® resultados de efecto a corto plazo, pero s¨ª que se not¨® que ganan t¨ªmidamente espacio en las discusiones cient¨ªficas. A finales de este a?o habr¨¢ completado la primera fase III (la ¨²ltima del proceso de experimentaci¨®n) de AIDSVAX, y a principios del que viene conoceremos los detalles. Habr¨¢ que ser prudente, porque es muy posible que su eficacia no supere el 30%, y aun as¨ª es todo un hito del que esperamos aprender lo suficiente para dar los siguientes pasos.
Pero el saldo de la conferencia en cuanto a conocimiento, para el tratamiento pero tambi¨¦n para la prevenci¨®n, es relativo. Avanzar en este campo es lento, y la ansiedad de todos convive mal con el intrincado entramado de intereses financieros y corporativos que rodea la medicina. La manera en que los medios han presentado los datos de dos productos como el T-20, un f¨¢rmaco potente pero con considerables limitaciones de posolog¨ªa y toxicidad, y, sobre todo, la 'vacuna' Remune, internacionalmente desprestigiada, deber¨ªan hacerles reflexionar sobre la ponderaci¨®n de sus informaciones. Por mucho nombre que tengan los m¨¦dicos que se presten a promocionarlos.
La mejora del tratamiento para el VIH en t¨¦rminos de eficacia frente a resistencias del virus y de superaci¨®n de efectos adversos parece estancada. Un medicamento nuevo m¨¢s tolerable u otro m¨¢s activo hacen aportaciones modestas a combinaciones de f¨¢rmacos que en su conjunto todav¨ªa est¨¢n casi como hace dos a?os, sobre todo si tenemos en cuenta que los nuevos antirretrovirales no sustituyen a los ya existentes, sino que desplazan su uso en el tiempo: una persona con VIH acaba pasando por casi todos.
En fin, la acci¨®n del eslogan la hemos puesto las ONG. Representantes gubernamentales, compa?¨ªas farmac¨¦uticas, otras grandes corporaciones multinacionales e incluso los propios organizadores de la conferencia fueron el centro de las cr¨ªticas de las organizaciones de base comunitaria y de personas que viven con VIH.
Los pol¨ªticos pueden seguir escabullendo sus responsabilidades, pero ya saben que no les va a salir gratis. Las farmac¨¦uticas han de ser conscientes de que existe un dram¨¢tico problema a cuya soluci¨®n deben contribuir. Multinacionales como Coca-Cola se enfrentan a que sus consumidores encuentren no ¨¦tico que no ofrezcan asistencia m¨¦dica a sus empleados. Y los organizadores, la International AIDS Society y los copresidentes del encuentro, son reprochados por despreciar a la comunidad para anteponer una gesti¨®n mercantilista de estas conferencias.
Estas acciones son una muestra de la creciente capacidad de movilizaci¨®n de sectores de la sociedad que creemos no ya que otro mundo es posible, sino que s¨®lo es posible otro mundo.
Joan Tallada es coordinador de la ONG Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH, que publica la revista Lo+Positivo.
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