Marcel.l¨ª Ant¨²nez busca la poes¨ªa a trav¨¦s de la rob¨®tica en 'Pol', su ¨²ltimo espect¨¢culo
La producci¨®n se presenta en el Mercat de les Flors desde ma?ana hasta el s¨¢bado
En unos tiempos en que, como ¨¦l mismo dice, 'se han banalizado los contenidos extremos' y ya a nadie escandalizan, al artista Marcel.l¨ª Ant¨²nez no le interesa buscar la provocaci¨®n del p¨²blico. Afirma que, en su lugar, ha llegado el momento de iniciar nuevos caminos. En concreto, 'de recuperar la poes¨ªa, porque ya hay demasiado ruido'. Eso es lo que intenta con Pol, el espect¨¢culo dirigido e interpretado por ¨¦l que estrena ma?ana en el Mercat de les Flors, donde podr¨¢ verse hasta el s¨¢bado. Y lo hace desde un universo propio plagado de robots, de ordenadores y de personajes visuales.
Pol afianza a Ant¨²nez en un territorio en el que, reconoce no sin cierto pudor, es pionero y, de momento, explorador ¨²nico. Es un terreno nacido del encuentro entre la electr¨®nica y la inform¨¢tica; t¨¦cnicamente se le denomina mecatr¨®nica y por este motivo el montaje lleva el subt¨ªtulo de 'espect¨¢culo mecatr¨®nico'. El propio Ant¨²nez y Piero Steiner, convenientemente ataviados con sus respectivos exoesqueletos (una suerte de coraza de alta tecnolog¨ªa), son los dos actores de esta historia (la actriz S¨ªlvia Garc¨ªa tiene una presencia virtual) en la que intervienen tambi¨¦n cinco robots, uno de ellos aut¨®nomo. El espect¨¢culo se desarrolla en un espacio delimitado por tres grandes patallas y tiene un componente interactivo.
Pero m¨¢s all¨¢ de toda esta galer¨ªa de robots, aparatos y cables, Pol es un cuento, la historia de amor entre un conejo enamorado de una princesa virtual, que bebe de las fuentes del g¨¦nero y de su posterior desarrollo por la factor¨ªa Disney. Ant¨²nez los ha refrescado ley¨¦ndoselos a su hija y viendo con ella 'muchas veces' pel¨ªculas como La sirenita y Bambi. La suya es, lo reconoce, 'una f¨¢bula transgresora' en la que el Pol del t¨ªtulo, un conejo (Steiner) se enamora de una princesa adicta a las salchichas (Garc¨ªa), pero el amor entre ambos topa con un firme obst¨¢culo: la oposici¨®n de Cervosat¨¢n (Ant¨²nez), padre de la chica. Es transgresor en el sentido de que no tiene el claro final feliz de los cuentos.
La base de cada uno de los robots es un animal disecado, desde un perro a un ciervo, aunque, eso s¨ª, mutilados y combinados con piezas met¨¢licas. Pese a toda la tecnolog¨ªa y al meticuloso trabajo realizado por un equipo de cerca de 50 personas, Ant¨²nez defiende que 'el espect¨¢culo es distinto cada noche' y eso es, principalmente, lo que lo convierte en una propuesta teatral. El montaje, cuyo coste asciende a 300.000 euros (unos 50 millones de pesetas), es una clara muestra de la nueva orientaci¨®n del Mercat, al que regresar¨¢ el pr¨®ximo a?o.
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