En tierra de infieles
El portavoz parlamentario del PNV acudi¨® al debate sobre el estado de la naci¨®n para cumplir una misi¨®n imposible: el intento de eludir las responsabilidades nacionalistas en la enloquecida marcha hacia el abismo de Pa¨ªs Vasco mediante la burda maniobra de atribuir las culpas al Gobierno de Aznar. Consciente de pisar tierra de infieles, Anasagasti se esforz¨® por ocultar el explosivo contenido de la moci¨®n aprobada el viernes en el Parlamento vasco gracias a los votos del PNV, EA e IU y a la abstenci¨®n de Batasuna y con la oposici¨®n del PP y del PSOE. Esa resoluci¨®n proyecta el esp¨ªritu del Pacto de Lizarra -abandonado s¨®lo formalmente por los nacionalistas moderados tras la ruptura de la tregua de ETA- sobre dos escenarios internamente articulados: el cumplimiento ¨ªntegro del Estatuto de Gernika -primero- y la superaci¨®n -despu¨¦s- de ese repertorio competencial finalmente colmado, sustituido por un nuevo marco jur¨ªdico capaz de incluir el derecho de autodeterminaci¨®n al servicio de una Euskal Hereria unificada (con la anexi¨®n de Navarra y los territorios vasco-franceses) y soberana.
La moci¨®n insta al Gobierno del PP a que defina 'con car¨¢cter urgente y en un plazo no superior a dos meses' un proyecto operativo - calendario incluido- para dar entero cumplimiento al Estatuto de Gernika; pese a que el Ministerio de Administraciones P¨²blicas aduce que s¨®lo est¨¢n pendientes de negociaci¨®n siete transferencias, el Gobierno de Vitoria eleva la cifra a 37 y considera indiscutible su intepretaci¨®n. Si no se produjese 'una respuesta satisfactoria'del Ejecutivo de Aznar a ese conminatorio emplazamiento, la sociedad vasca tendr¨ªa derecho a considerar que el Estado ha roto unilateral y definitivamente el pacto estatutario: el Gobierno de Vitoria podr¨ªa proponer entonces a la C¨¢mara medidas para garantizar 'el pleno ejercicio por las instituciones vascas' de esas 37 competencias 'con independencia de los procesos transferenciales' que dependen de 'la voluntad del Estado'. En el supuesto de que Aznar cediese al ultim¨¢tum, la Uni¨®n Europea se ver¨ªa sometida a una ins¨®lita exigencia: los nacionalistas emprender¨ªan la marcha (ahora en compa?¨ªa de Batasuna) para imponer a Espa?a y a Francia el reconocimiento de Euskal Herria como 'sujeto pol¨ªtico' constitu¨ªdo por el Pais Vasco, Navarra y los territorios ultrapirinaicos.
Para los dirigentes del PNV, la Gran Euskal Herria unificada, soberana e independiente es un fin leg¨ªtimo en si mismo: mientras los nacionalistas radicales recurren a los medios violentos (desde los asesinatos de ETA a la kale borroka) para alcanzar tal objetivo, los nacionalistas moderados tratan de llegar a la misma meta a trav¨¦s de medios pac¨ªficos (la convicci¨®n y la democracia). Pero el hecho de que la casi totalidad de los vascos-franceses, la abrumadora mayor¨ªa de los navarros y casi la mitad de la poblaci¨®n del actual Pa¨ªs Vasco est¨¦n en contra de esa Euskal Herria te?ida ya de sangre priva de legitimidad moral y democr¨¢tica a un proyecto irredentista s¨®lo realizable mediante el crimen.
El Estatuto de Gernika fue a la vez un acuerdo entre los vascos nacionalistas y no nacionalistas (excepci¨®n hecha del nacionalismo violento) y entre el Pa¨ªs Vasco en su conjunto y el resto de Espa?a. La Gran Euskal Herria del PNV y EA incluir¨ªa a los nacionalistas violentos (un 15% de los votantes) y excluir¨ªa a los vascos no nacionalistas (mas del 40% de los electores): el consejero Joseba Azkarraga aclara que una mayor¨ªa del 51% estar¨ªa legitimada para imponer esa decisi¨®n a la minor¨ªa del 49%. ?Qu¨¦ ser¨ªa de los vascos no nacionalistas?: el presidente del PNV les reserva dentro de esa eventual Euskal Herrria el mismo lugar que ocupan los portugueses en Luxemburgo y los alemanes en Mallorca. A la vista del luminoso porvenir asignado por el PNV, EA y Batasuna a sus coterr¨¢neos vascos del PP y del PSOE, resulta comprensible que Anasagasti se resistiese a predicar abiertamente la buena nueva de la futura limpieza ¨¦tnica del Pa¨ªs Vasco durante el debate sobre el estado de la naci¨®n: el presidente Aznar desbarat¨® con eficacia y brillantez, en su mejor intervenci¨®n a lo largo del pleno, el c¨²mulo de sofismas, exageraciones e improperios utilizado por el portavoz del PNV para negar la convergencia en los hechos del nacionalismo moderado con el nacionalismo radical al servicio de su presunto y falso fin leg¨ªtimo com¨²n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- I?aki Anasagasti
- Conflicto vasco
- Opini¨®n
- VII Legislatura Espa?a
- Debate estado naci¨®n
- Grupos parlamentarios
- Comunidades aut¨®nomas
- Debates parlamentarios
- Congreso Diputados
- Orden p¨²blico
- EAJ-PNV
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Pol¨ªtica municipal
- Legislaturas pol¨ªticas
- Seguridad ciudadana
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Pa¨ªs Vasco
- Parlamento
- Gobierno
- Conflictos
- Espa?a
- Partidos pol¨ªticos
- Administraci¨®n Estado
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Justicia