Parcialidad territorial
Ser¨ªa faltar a la verdad afirmar que la construcci¨®n del Estado de las Autonom¨ªas se ha visto frenada por la llegada al Gobierno del PP. El Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ha cumplido en t¨¦rminos generales el Pacto Auton¨®mico que el PP suscribi¨® en 1992 estando en la oposici¨®n con el PSOE en el Gobierno, de la misma manera que el PSOE cumpli¨® en los a?os ochenta y en la primera mitad de los noventa el Pacto Auton¨®mico que suscribi¨® en 1981 con la UCD en el Gobierno.
En realidad, en la ejecuci¨®n cuando llega al Gobierno del pacto que firm¨® cuando estaba en la oposici¨®n est¨¢ una de las razones del ¨¦xito de la construcci¨®n del Estado de las Autonom¨ªas. Es lo que ha permitido que no se hayan producido rupturas en el proceso de transformaci¨®n de un Estado muy fuertemente unitario en otro muy fuertemente descentralizado y que se haya podido dar continuidad a una operaci¨®n de tanta envergadura como ¨¦sta. Tal vez ser¨ªa bueno ir pensando en un tercer Pacto Auton¨®mico para culminar la arquitectura constitucional del Estado de las Autonom¨ªas, que exigir¨ªa reformas en la Constituci¨®n, al menos en lo relativo al Senado y a la adaptaci¨®n de la estructura del Estado al proceso de construcci¨®n de la Uni¨®n Europea.
El Gobierno tira piedras a su propio tejado. No hay nada que deslegitime tanto al Gobierno de la naci¨®n en un Estado pol¨ªticamente descentralizado como la parcialidad territorial
Pero desde un punto de vista cuantitativo es evidente que la descentralizaci¨®n pol¨ªtica es en 2002 superior a la que exist¨ªa en 1996. Las competencias que son ejercidas en el d¨ªa de hoy por las comunidades aut¨®nomas son m¨¢s, los recursos materiales y humanos de que disponen son m¨¢s cuantiosos y el peso pol¨ªtico de las comunidades aut¨®nomas en el sistema pol¨ªtico espa?ol en su conjunto es mayor.
Y sin embargo, siendo inequ¨ªvocamente as¨ª, no es esa la sensaci¨®n que se tiene. Y no se tiene esa sensaci¨®n con raz¨®n. El Gobierno est¨¢ siendo muy parcial en la ejecuci¨®n de los pactos. Los est¨¢ cumpliendo en t¨¦rminos generales, pero modulando su aplicaci¨®n en funci¨®n de sus intereses pol¨ªticos o electorales, es decir, no los est¨¢ ejecutando limpiamente.
El tema ha estallado esta semana, como consecuencia de la aprobaci¨®n por el Parlamento vasco, con la oposici¨®n frontal del PP y el PSOE, de un llamado dictamen de autogobierno, en el que se reprocha al Gobierno la no ejecuci¨®n del Estatuto de Autonom¨ªa del Pa¨ªs Vasco y se le da un plazo de dos meses para que transfiera las competencias que todav¨ªa no ha transferido, bajo la advertencia, tal vez habr¨ªa que decir la amenaza, de asumir directamente el ejercicio de tales competencias una vez transcurrido dicho plazo.
Est¨¢ claro que ¨¦sa no es manera de proceder. Pero ha sido el propio Gobierno el que ha tenido que reconocer que el Gobierno vasco tiene algo de raz¨®n, cuando el reci¨¦n nombrado ministro de Administraciones P¨²blicas, Javier Arenas, ha pedido al lehendakari Ibarretxe una reuni¨®n para discutir la cuesti¨®n. O el Gobierno ha cumplido con su obligaci¨®n de transferir las competencias que figuran en el Estatuto de Autonom¨ªa y entonces no tiene nada que discutir o no lo ha hecho y entonces tendr¨ªa que explicar por qu¨¦ no las ha transferido, sobre todo cuando en la legislatura anterior no tuvo el menor inconveniente en transferir al Gobierno vasco los impuestos especiales de una manera dudosamente constitucional. El criterio de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar parece ser el de que determinadas transferencias se producen o no se producen no porque lo digan la Constituci¨®n y el Estatuto de Autonom¨ªa, sino dependiendo de que haya entendimiento entre el partido del Gobierno de la naci¨®n y el partido del gobierno en la comunidad aut¨®noma correspondiente.
Como en casi todos los terrenos, tambi¨¦n en ¨¦ste en Andaluc¨ªa hemos ido por delante. ?Por qu¨¦ no se han transferido a nuestra comunidad aut¨®noma las pol¨ªticas activas de empleo, que figuran como competencia propia en nuestro Estatuto de Autonom¨ªa y que ya han sido transferidas a las dem¨¢s comunidades aut¨®nomas? ?Por qu¨¦ se le ha negado durante cinco a?os el reconocimiento del censo a efectos de financiaci¨®n y por qu¨¦ no se le ha abonado el importe correspondiente al 2% de liquidaci¨®n final de la participaci¨®n en los ingresos del Estado? ?Tiene alguien la menor duda de que la conducta del Gobierno de la naci¨®n habr¨ªa sido completamente distinta si hubiera sido de otro color el Gobierno de la Junta de Andaluc¨ªa?
?ste es el gran problema que tiene el Gobierno del PP en la ejecuci¨®n de su pol¨ªtica auton¨®mica. En t¨¦rminos generales est¨¢ cumpliendo con los compromisos contra¨ªdos, pero es extraordinariamente parcial en la forma de ejecutarlos. Y la parcialidad territorial es incompatible con una pol¨ªtica de Estado, que es la ¨²nica que se debe seguir en una materia como ¨¦sta. Una competencia no se puede transferir si el Gobierno de la comunidad aut¨®noma es amigo y no transferir si no lo es.
Actuando de esta manera, el Gobierno tira piedras contra su propio tejado, porque no hay nada que deslegitime tanto al Gobierno de la naci¨®n en un Estado pol¨ªticamente descentralizado como la parcialidad territorial. Se trata, adem¨¢s, de una parcialidad que siempre acaba dando la cara y que suele hacerlo en los momentos inoportunos, en los que el Gobierno se encuentra en posici¨®n de menor fortaleza cuando no de debilidad. El oportunismo es un mal consejero en pol¨ªtica. Lo es en general. Es pan para hoy y hambre para ma?ana. Pero en pol¨ªtica territorial es suicida. Lunares de esta naturaleza ensombrecen la obra de conjunto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.