La condesa
De ascendencia maor¨ª e irlandesa, la soprano neozelandesa Kiri te Kanawa es el prototipo de cantante con glamour. No hay quiniela de voces con encanto en escena en la que no figure. Algunos, desde Fernando Savater hasta Octavio Aceves, est¨¢n m¨¢s hechizados, en una hipot¨¦tica clasificaci¨®n de cantantes con glamour, por Federica von Stade; otros reclaman en este puesto la elegancia de Raina Kabaivanska. Pero Kiri siempre est¨¢ en la terna de finalistas. Y para muchos es la reina indiscutible. No le faltan atractivos. Es de porte distinguido y posee una l¨ªnea de canto con un toque aristocr¨¢tico, contemplativo, sutilmente sensual. No es extra?o que sea la favorita absoluta de la Corona brit¨¢n¨ªca, y as¨ª estuvo recientemente cantando en el palacio de Buckingham en las celebraciones de los 50 a?os de reinado de Isabel de Inglaterra y, m¨¢s atr¨¢s en el tiempo, en la catedral de San Pablo en la boda del pr¨ªncipe Carlos y la desdichada y atractiva Lady Di. Seiscientos millones de personas la escucharon, entonces, por televisi¨®n, cifra que no ha conseguido ni siquiera B¨¢rbara Hendricks en sus actuaciones arropadas por el Gobierno franc¨¦s y, en todo caso, est¨¢ solamente al alcance de los as¨ª llamados tres tenores. Y es que Kiri te Kanawa es una cantante nacida para la fascinaci¨®n, de esas a las que las c¨¢maras de televisi¨®n quieren sin reservas y con las que el pueblo llano se queda seducido
Kiri te Kanawa ha ido en la ¨®pera de condesa a condesa. Con la de Las bodas de F¨ªgaro, de Mozart, en el Covent Garden de Londres, salt¨® a la fama en 1971. Con la de Capriccio, de Richard Strauss, consigui¨® especialmente en San Francisco un ¨¦xito memorable. La verdad es que Kiri se siente a gusto dando vida a esas mujeres un poco a la vuelta de todo, con un magnetismo tan callado como irresistible. Sobre todo si esas mujeres est¨¢n arropadas por la m¨²sica de Mozart o Strauss, compositores con los que Kiri abre y cierra la primera parte de su recital de gala en la Cueva de Nerja ma?ana, un recital en el que tambi¨¦n tienen su oportunidad Vivaldi, Haendel, Hahn, Debussy, Granados, Guastavino, Tosti y Puccini. Un programa ecl¨¦ctico, desde luego, como el de su anterior visita a Espa?a en 1991 en el Liceo de Barcelona y el teatro de La Zarzuela de Madrid, lugares donde, adem¨¢s de Mozart y Strauss, se meti¨® en p¨¢ginas de Liszt y ofreci¨® una esmerada selecci¨®n de compositores franceses. Se dosifica con tino Kiri te Kanawa en el ritmo de actuaciones, especialmente en los ¨²ltimos a?os. Le gusta vivir la vida. ?Es diva? ?Es discreta? Evidentemente, las dos cosas.
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