Un 'Davos' no apto para hombres
La globalizaci¨®n, apuntalada por la revoluci¨®n tecnol¨®gica, impregna ya el comercio, la econom¨ªa, el terrorismo, los movimientos demogr¨¢ficos, las ideas e incluso los propios grupos que batallan contra su lado m¨¢s oscuro.
Las mujeres se suben a este escenario. Un pu?ado selecto, procedente de todos los rincones del planeta, est¨¢ tejiendo una red global para defender sus derechos, abrirse camino en los negocios y ganar espacios de poder.
La iniciativa, que germin¨® en Estados Unidos hace poco m¨¢s de una d¨¦cada de la mano de la ONG Globe Women, se ha ido perfilando en estos ¨²ltimos a?os, y ha derivado en cumbres anuales que re¨²nen a centenares de mujeres con alguna responsabilidad social, econ¨®mica o pol¨ªtica. Hay quien ya ha bautizado el evento como el Davos femenino, en referencia a las reuniones anuales de las mejores cabezas pensantes del capitalismo en esta localidad suiza, aunque el ¨²ltimo de los encuentros se celebrara, simb¨®licamente, en Nueva York, tras el 11-S.
Irene Natividad, presidenta de la cumbre, jalea a las mujeres con un mensaje: '?Cu¨¦ntense! Cu¨¢ntas son, cu¨¢ntas empresas crean, en cu¨¢ntas mandan...'
Las europeas toman el 85% de las decisiones sobre la compra de bienes de consumo, pero s¨®lo dirigen un 2,5% de las grandes empresas de la UE
El Davos de las mujeres es itinerante. Y acaba de pasar por Barcelona. Con un mensaje machac¨®n, lanzado en tono algo mitinero por la directora de la cumbre y l¨ªder de la comunidad asi¨¢tica en EE UU, Irene Natividad: '?Cuenten! Cu¨¦ntenlo todo: cu¨¢ntas son, cu¨¢ntas empresas crean, en cu¨¢ntas mandan...'.
Sea. En el llamado World Trade Center catal¨¢n, 600 mujeres se han pasado tres d¨ªas contando, cont¨¢ndose, calibrando su peso socioecon¨®mico, criticando lo poco que saborean las mieles del poder y disimulando mal su perplejidad si se cuestiona la utilidad de un foro donde se discuten los problemas de mujeres que representan realidades tan distintas como las que puedan vivirse en el Congo, EE UU, Albania o Pakist¨¢n.
?Discurso ¨²nico?
'Los problemas son los mismos, con distinta intensidad: infravaloraci¨®n social, diferencias de salarios, carga doble de trabajo, por la casa...', dice Irene Natividad.
Algunas de las participantes se pronuncian sobre la cuesti¨®n: 'Tenemos diferentes econom¨ªas y culturas, pero en todas partes son universales los derechos de la mujer', opina Anna Wu, presidenta de la Comisi¨®n para la Igualdad de Oportunidades de Hong Kong. 'No creo que sea posible un discurso ¨²nico porque cada pa¨ªs tiene sus propios problemas, pero estas conferencias sirven para aprender de otras mujeres e intercambiar herramientas de lucha', opina por su parte Sima Samar, que fue vicepresidenta y ministra afgana de Asuntos de la Mujer en el primer Gobierno de Karzai y a la que los integristas hicieron la vida muy dif¨ªcil.
Pilar D¨¢vila, directora general del Instituto de la Mujer, resume el ¨¦xito del encuentro en 'el intercambio de experiencias', mientras su hom¨®loga catalana, Margalida ?lvarez i ?lvarez, subraya que, en el mundo empresarial, adem¨¢s de retos como incorporarse a la formaci¨®n y a las nuevas tecnolog¨ªas, que comparten con los hombres, las mujeres suman otras dificultades como el acceso a cr¨¦ditos financieros.
Mujeres visibles
'Lo que sirve en Afganist¨¢n no sirve en Espa?a, pero s¨ª hay un discurso ¨²nico de la no discriminaci¨®n. Lo bueno de estas reuniones es la visibilidad de la mujer', se?ala Rosa Cullell, directora general adjunta de La Caixa.
Desde luego, visibilidad s¨ª ha habido. Si en el Davos suizo las mujeres desfilan con cuentagotas, los ¨²nicos hombres que han tenido algo que ver con esta cumbre global de mujeres, periodistas aparte, han sido los anfitriones. Valga decir que el alcalde de Barcelona, el socialista Joan Clos, las recibi¨® en el Palau de la M¨²sica proclamando: 'Necesitamos el impulso de la mujer' en esta sociedad 'patriarcal', mientras Artur Mas, jefe del Gobierno de CiU, las acog¨ªa sin desaprovechar la ocasi¨®n para adoctrinarlas sobre las particularidades culturales y ling¨¹¨ªsticas de Catalu?a.
El resultado de reunir a mujeres de 76 pa¨ªses ha sido un aluvi¨®n, algo desordenado, de experiencias, consejos y datos.
As¨ª, mientras Astrid Fischel, ex vicepresidenta de Costa Rica, relataba el avance en su pa¨ªs de las mujeres, que ocupan ya un 40% de representaci¨®n en distintos poderes de la Rep¨²blica, Irene Natividad se felicitaba de la creatividad que muestran las mujeres en los pa¨ªses menos desarrollados. Mientras, la consultora Susanne Kloess, de la firma Accenture en Alemania, advert¨ªa al auditorio femenino sobre las consecuencias de focalizar la gesti¨®n empresarial en estrategias defensivas como 'el mero recorte de costes, y particularmente del empleo', y Myrtha Casanova, presidenta del Instituto Europeo para la Gesti¨®n de la Diversidad, dibujaba el entorno laboral que genera la incorporaci¨®n de la mujer al mercado laboral: flexibilidad de horarios, gesti¨®n participativa, teletrabajo, m¨¢s f¨®rmulas para equilibrar trabajo y vida privada.
Pero, sobre todo, las mujeres se han puesto a medir. En particular, las europeas ya saben que representan un 52% de la poblaci¨®n total, que toman un 85% de las decisiones sobre la compra de productos de consumo y que s¨®lo ocupan un 2,5% de los puestos m¨¢s elevados en las grandes corporaciones (un 0,5% m¨¢s que en Jap¨®n y cinco veces menos que en EE UU). Tambi¨¦n se han enterado de que un 28% de los hogares de la UE tiene un ¨²nico cabeza de familia, que en el 80% de los casos es una mujer de anchas espaldas sobre las que descansan hijos, tareas dom¨¦sticas y carrera profesional (una proporci¨®n que baja al 20% en encuestas a mujeres de todo el mundo). Que cobran, de media, un 30% menos que los hombres. Que arrancan una de cada tres nuevas empresas y dos de cada tres franquicias.
Las brit¨¢nicas, en especial, dicen que no pasa de un 2% la proporci¨®n de hombres que se preocupan realmente de la casa, y que las cosas no cambiar¨¢n demasiado en 20 a?os, seg¨²n una encuesta a 800 mujeres de Clinique.
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