Aureola de primarias

La promulgaci¨®n de los candidatos del PP a las pr¨®ximas elecciones municipales confirma la importancia pol¨ªtica de estos comicios. La p¨¦rdida de empuje del partido gobernante, que en los ¨²ltimos meses parece empezar a sentir la erosi¨®n de los seis a?os de poder y la apertura de la sucesi¨®n en su liderazgo, han introducido una importante dosis de incertidumbre en la pol¨ªtica espa?ola. En este panorama, las pr¨®ximas elecciones municipales se presentan m¨¢s politizadas que nunca y con cierto car¨¢cter de primarias. Primarias en un doble sentido: pueden incidir en el proceso de elecci¨®n del candidato conservador a la presidencia del Gobierno y permitir¨¢n una evaluaci¨®n de fuerzas entre PP y PSOE un a?o antes de las generales.

La batalla de Madrid adquiere gran importancia. Rodr¨ªguez Zapatero hizo una arriesgada apuesta con Trinidad Jim¨¦nez, y con ello ligaba en parte su suerte a la de su candidata. Las encuestas encendieron las se?ales de alarma en el PP y Aznar vio la situaci¨®n tan apurada que pas¨® por encima de desencuentros anteriores y pidi¨® ayuda a Ruiz-Gallard¨®n. De rebote, la apuesta de Zapatero se ha convertido en menos comprometida, porque Gallard¨®n se juega m¨¢s, su carrera pol¨ªtica, y porque frente a este candidato una derrota de Jim¨¦nez no ser¨ªa tan grave. Ruiz-Gallard¨®n juega dos cartas: darle al PP una victoria imprescindible para afrontar la sucesi¨®n con moral alta y entrar con todos los honores en la lista de candidatos a la presidencia.

Tambi¨¦n Vitoria ha adquirido relevancia para el PP en un momento en que las encuestas le son menos favorables. Vitoria es el territorio m¨¢s favorable a la derecha espa?ola en el Pa¨ªs Vasco; un rev¨¦s en esta ciudad sembrar¨ªa dudas sobre el mantenimiento de la estrategia de confrontaci¨®n con el nacionalismo desarrollada en Euskadi.

En Catalu?a, Alberto Fern¨¢ndez D¨ªaz ha sido desplazado a la candidatura a la alcald¨ªa de Barcelona, despu¨¦s de haber sido el ¨²ltimo aspirante del PP a la Generalitat. Es una maniobra a dos bandas, que abre camino a Josep Piqu¨¦ para enfrentarse a Artur Mas y a Pasqual Maragall. Pero probablemente el PP fija m¨¢s su atenci¨®n en las auton¨®micas catalanas. Los populares buscan un reforzamiento de sus posiciones que les permita ganar en cualquiera de las circunstancias. Si el presidente es Maragall, aprovechando el previsible desconcierto que provocar¨ªa la derrota de CiU para tratar de convertirse en la primera fuerza de la derecha. Si es Mas, forzando la entrada en el nuevo Gobierno. ?Es Piqu¨¦ la figura adecuada? Nunca ha sido f¨¢cil liderar un partido en Catalu?a desde el despacho de un ministerio.

La vida municipal tiene claves internas que no siempre se corresponden con las divisiones pol¨ªticas e ideol¨®gicas de ¨¢mbito nacional. Hay alcaldes que, por personalidad y arraigo, han sido elegidos repetidas veces en ciudades en que sus partidos perd¨ªan sistem¨¢ticamente otras elecciones. Una mayor politizaci¨®n dif¨ªcilmente corregir¨¢ estas naturales y deseables desviaciones. La proclamaci¨®n oficial de candidatos del PP anuncia la apertura de un ciclo de intensa actividad electoral. Esperemos que no lo sea de insoportable crispaci¨®n.