Pintadas y restos de basura en isla Perejil
En isla Perejil s¨®lo hab¨ªa ayer basura dejada por soldados marroqu¨ªes y espa?oles, alguna proclama altisonante grabada en piedra con la bayoneta y una sola rama de perejil. Los restos que han dejado las tropas de Espa?a y Marruecos que han ocupado sucesivamente el islote desde el pasado d¨ªa 11 muestran diferencias en los medios y h¨¢bitos de unos y otros.
En la cara este del islote, en una de las esquinas del cono de erosi¨®n que ocupa casi la mitad de la isla, plantaron su primera tienda los gendarmes marroqu¨ªes, poco despu¨¦s del mediod¨ªa del d¨ªa 11. Lo que queda ahora de ese fr¨¢gil campamento son restos de comida, hojas de afeitar baratas y montones de excrementos humanos. All¨ª permanecen una caja de tomates, ya podridos, y algunas patatas tambi¨¦n estropeadas. La comida de los marroqu¨ªes durante su estancia en el islote proven¨ªa del puchero de la anciana cabrera Rajma Lachili y de provisiones que les llevaban desde una patrullera vecina. Los alimentos que com¨ªan los militares instalados por Marruecos en el islote necesitaban tiempo para su preparaci¨®n y ali?o.
Por el contrario, en los alrededores del que fuera campamento de los militares espa?oles, lo que se encuentran son sobres camuflados, herm¨¦ticos, y en los que la comida que alguna vez contuvieron no caducaba hasta el 2005. Un avituallamiento de ingesti¨®n r¨¢pida y efectiva. Sin restos, sin podridos, pero a la vez coyuntural, no duradero. Los alrededores de una quincena de trincheras, la mayor¨ªa orientadas hacia la costa marroqu¨ª, conservan en algunos casos los sacos terreros que instalaron sobre las antiguas paredes de piedras los legionarios espa?oles, y en sus suelos se pod¨ªan encontrar desde sobres de sopa instant¨¢nea de pollo con pasta, a pastillas que dan calor para preparar una raci¨®n de combate o pastillas potabilizadoras extrafuertes. Tambi¨¦n han quedado abandonadas un par de colchonetas plastificadas, hierros de uso dif¨ªcil de adivinar y trozos de cuerda de nylon. Signos de un abandono tan apresurado como r¨¢pida fue la llegada de las tropas espa?olas.
El escudo de la Legi¨®n
Sobre una torta de hormig¨®n de la ¨¦poca de la Segunda Guerra Mundial, en la zona donde se posaban algunos de los helic¨®pteros, han quedado pintadas en amarillo las tres armas de la Legi¨®n, con la fecha de su llegada al islote y, al lado, la identificaci¨®n del Tercio Duque de Alba. Pero no son las ¨²nicas inscripciones dejadas en la isla. Tambi¨¦n se pueden ver grabados recientes en la piedra, en los que que junto a la ense?a militar hay escritas frases escalofriantes, como por ejemplo: 'Matar a todos los moros'. A primera vista, no se encuentra una inscripci¨®n similar contra el el otro bando.
Las gaviotas, a centenares, sacaban ayer provecho de los restos de una ocupaci¨®n militar que ha conllevado una grave crisis diplom¨¢tica.
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