Philip y el triunfo del gran Anarco
Cuando Philip Windsor daba sus clases de Aspectos Estrat¨¦gicos de las Relaciones Internacionales, su aula de la London School of Economics (LSE) se abarrotaba. Acud¨ªan alumnos de todas las especialidades y no s¨®lo los naturales de esa rama de estudios, ante la buena fama de ese hombre delgado, bajo, calvo, de mirada penetrante y voz profunda. Era un brillante profesor que desgranaba, sin una sola nota a mano, durante una hora o m¨¢s sus complejas ideas, fumando cigarrillo tras cigarrillo, cuyas colillas iba dejando de pie sobre la mesa. En los seminarios brillaba incluso m¨¢s, y luego los debates segu¨ªan en la Beaver's Retreat, el bar de la LSE, donde ya Philip Windsor pasaba a hablar de todo, y especialmente de su mayor inter¨¦s: la filosof¨ªa de historia, Hegel y la dial¨¦ctica, una visi¨®n que siempre le anim¨®. Este maestro siempre ten¨ªa un punto interesante que aportar sobre todo, a los estudiantes m¨¢s novatos, a los que acud¨ªan a consultarle, a ministros o incluso a la entonces premier brit¨¢nica.
Su vida profesional gir¨® en torno a la guerra fr¨ªa, que vivi¨® como estudiante en el Berl¨ªn premuro. Tras 30 a?os de formar generaciones en la LSE, una enfermedad que arrastraba se lo llev¨® en 2000. Ahora, dos colaboradores han reunido en un libro varios de sus escritos dispersos y editado alguno que Windsor no lleg¨® a pulir en vida. Strategic thinking, an introduction and farewell (Pensamiento estrat¨¦gico: una introducci¨®n y despedida) es un recorrido intelectual por las ¨²ltimas cinco d¨¦cadas, pues su autor enriqueci¨® como pocos los estudios estrat¨¦gicos. La despedida, un ¨²ltimo cap¨ªtulo titulado 'M¨¢s all¨¢ de la guerra fr¨ªa', contiene, a pesar de que no viviera el 11-S y sus consecuencias, algunas conclusiones de plena actualidad sobre lo que llama 'el s¨ªndrome de la superpotencia'.
Para Philip Windsor la idea misma de superpotencia es 'un epifen¨®meno de la guerra fr¨ªa', y una vez acaba ¨¦sta, 'no quedan superpotencias'. Puede chocar, al ver el poder¨ªo desplegado por EE UU. Pero insiste en que 'Estados Unidos es apenas m¨¢s capaz de cumplir un papel de superpotencia que Rusia como sucesor de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica', pues 'el papel de las superpotencias se ha desvanecido y ning¨²n actor puede suplirlo'. Para Windsor, 'el pensamiento estrat¨¦gico est¨¢ en un estado de confusi¨®n y falta de sentido'. Las categor¨ªas tradicionales durante varias d¨¦cadas han girado en torno a la disuasi¨®n nuclear rec¨ªproca, institucionalizada, aunque 'al final no se supiera qu¨¦ se quer¨ªa disuadir'. Pero esta disuasi¨®n 'proporcionaba los par¨¢metros de las relaciones econ¨®micas y pol¨ªticas'.
Ese mundo qued¨® atr¨¢s y la estrategia perdi¨® su autonom¨ªa, para dar paso a la erupci¨®n de 'cuestiones sociales, llevadas por fuerzas antiguas de identidad ¨¦tnica o religiosa, o intensificadas por nuevos problemas de degradaci¨®n medioambiental'. Y as¨ª, en nuestros d¨ªas quien 'ahora parece dispuesto a gobernar', o desgobernar, no es la ¨²nica superpotencia que se supone que queda, sino lo que llama 'el gran Anarco'. Es una anarqu¨ªa alimentada, por una parte, por 'potencias menores que han podido recuperar su propia libertad de acci¨®n'. Y por otra, por la 'democratizaci¨®n de la guerra', que ya no es s¨®lo cuesti¨®n de Estados, sino de grupos, y la 'guerra como democratizaci¨®n', pues 'el concepto de democracia, lejos de haber triunfado de forma inequ¨ªvoca, se ha convertido a su vez en un campo de batalla'.
Aunque sea otra cara de la democratizaci¨®n del sistema internacional, la proliferaci¨®n nuclear tiene 'alarmantes implicaciones', si se pone 'en conjunci¨®n con la guerra como democratizaci¨®n y la democratizaci¨®n de la guerra'. Pero no acaba con pesimismo, sino 'con un sentido adecuado de lo tr¨¢gico', al considerar que 'quiz¨¢s lo que fuera anormal no es la guerra, sino la paz sostenida'.
aortega@elpais.es
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