Y todav¨ªa quedan dos en los Alpes
La etapa reina, con el Galibier, la Madeleine y La Plagne, se ofrece para lo que guste a Armstrong
Media hora antes de que el incre¨ªble Botero, el hombre m¨¢s feliz del mundo, lanzara besos y rezos a Dios y al mundo, levantara los brazos, cruzara vencedor la meta de Deux Alpes, Erwin Vallarta, el guardaespaldas tejano de origen filipino, ya estaba all¨ª, tranquilo y vigilante, la sonrisa inescrutable en los labios. La sombra de Armstrong ya estaba all¨ª, en la puerta de atr¨¢s del podio, de la enorme concha en la que cada tarde Bernard Hinault le abrocha a su jefe el maillot amarillo. Tarea de rutina. Nadie entiende el Tour de otra manera. A Armstrong le queda por subir media ascensi¨®n a Les Deux Alpes y ya todo el mundo sabe que no desfallecer¨¢, que no habr¨¢ crisis ni crac, que Armstrong invierte en Bolsa pero no es Wall Street. Y as¨ª es. Pasa Botero y pasan los supervivientes de la escapada matinal. Pasa Beloki, que se ha permitido un lujo de cara a la galer¨ªa, atacar a 800 metros a Rumsas para reforzar su segunda plaza, pasa antes Rumsas y pasa despu¨¦s Armstrong. Los tres del podio juntos, y Armstrong de amarillo. Todo juega a su favor, todo el mundo lo sabe, pero ¨¦l hace como que no.
Llega un terreno en el que el estadounidense anunci¨® que emplear¨ªa una t¨¢ctica defensiva
Poco despu¨¦s, Vallarta siempre tras ¨¦l, Armstrong baja del podio, sale por la puerta trasera vestido de amarillo, una rutina que repite por sexta vez este Tour, 41 veces en su carrera, pero esta vez es todo diferente. Por primera vez, alegre, sonriente, relajado, tranquilo, amable y consentidor, Armstrong se para a hablar con la prensa de todo el mundo. Habla sin prisas, para enojo de su gente, agentes de prensa, representantes, invitados y guardaespaldas, y habla en idiomas. En castellano, lento y trabajado, con los espa?oles; en franc¨¦s, lento trabado, con los franc¨¦s; en ingl¨¦s, su ingl¨¦s americano, con todos. 'Oh, hoy el p¨²blico ha estado magn¨ªfico, la afici¨®n ha estado muy simp¨¢tica conmigo', dice en ingl¨¦s. Se siente profundo, ayer fue un d¨ªa especial, parece, y profundiza. 'Creo', dice con su voz de fil¨®sofo, su pose de fil¨®sofo de lo cotidiano, sus ojos de pensador moderno, 'que en Francia hay muchas regiones y que en cada regi¨®n la gente es diferente'. Obviamente no profundiza en el tema de que los Alpes, como todo el mundo sabe, son holandeses igual que los Pirineos son vascos. Que los franceses se quedan en el Ventoux para insultarle y dibujarle jeringuillas en el suelo.
Los Alpes son tambi¨¦n el ¨²ltimo punto fuerte del Tour, un terreno en el que Armstrong tendr¨ªa que llevar, como anunci¨® previamente, una t¨¢ctica defensiva. 'Se trata de ganar el Tour, la diferencia de tiempo es lo de menos' dijo. 'No se trata de acabar con el equipo' . Y aun as¨ª, aun planteando una t¨¢ctica menos agresiva, aun dej¨¢ndose de ataques, aun permitiendo que la fuga del coloso Botero y sus amigos alcanzara tranquilamente los 10 minutos, su equipo sufri¨®. Mantuvo el tipo tres cuartos de etapa pero llegada la ¨²ltima ascensi¨®n, crac. 'Mi equipo funcion¨® bien', se justific¨® Armstrong en espa?ol. Pero no tanto. Pero, 'no problem': las luchas t¨¢cticas de los secundarios siempre juegan a favor del principal. Y as¨ª, al igual que camino del Ventoux la colaboraci¨®n del Rabobank y el CSC, metidas de cuneta, pelot¨®n a rastras, le permiti¨® ahorrar energ¨ªas, ayer fue la coincidencia de intereses del ONCE-Eroski, la t¨¢ctica de Manolo Saiz, la que le lleg¨® como ¨¢rnica. 'Estuvimos un poco pendientes de Igor', dijo Beloki, 'que no tuvo un buen d¨ªa'. Eso signific¨® que a mitad de Deux Alpes las tropas rosas (Pradera, Serrano, Jacksche, Azevedo) no se dedicaran a hacer sufrir a Armstrong, coloc¨¢ndose a su rueda, por ejemplo, sino que se pusieron por delante para marcar un ritmo suave para Igor.
Lo que no impidi¨® que a falta de cinco kil¨®metros, Mancebo, que sabe atacar y ataca cuando puede, se lanzara a buscar el cuarto o el tercer puesto, con lo que, de paso, desnud¨® al ONCE-Eroski. Sali¨® Azevedo a por el de Navaluenga, pero fue el Rabobank el que caz¨® desde atr¨¢s. Lo cual no impidi¨® que al final Beloki se fuera a por Rumsas e Igor sufriera atr¨¢s. Por lo que Beloki dijo, un d¨ªa m¨¢s: 'Hay que ser realistas. S¨®lo se puede luchar por la segunda plaza'. A lo que Armstrong, en castellano, respondi¨®: 'No me f¨ªo, no me f¨ªo, hay que desconfiar siempre'. Y as¨ª llegan hoy a la etapa reina, a la de los colosos e interminables alpinos Galibier, Madeleine y La Plagne.
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