Un pensamiento de los l¨ªmites
Trae este librito el recuerdo de los viejos Cuadernos de Anagrama. Lo traen su afilada brevedad, su talante agitador, su naturaleza incordiante y arrojadiza, que se antoja ya casi anacr¨®nica, y que en estos tiempos de pl¨²mbeas nimiedades cobra un aspecto excitantemente amenazador.
Lecci¨®n sobre la lecci¨®n es el t¨ªtulo con que se presenta la lecci¨®n inaugural dictada el 23 de abril de 1982 por Pierre Bordieu (1930-2002) con ocasi¨®n de su ingreso en el Coll¨¨ge de France. Uno desear¨ªa haber estado all¨ª y escuchar en directo este discurso vibrante, apasionado, valiente, agudo, vigoroso y elocuent¨ªsimo, que veinte a?os despu¨¦s de haber sido pronunciado sacude al lector con la misma severa vehemencia con que hubo de sacudir al p¨²blico presente en la solemne ceremonia para la que fue escrito, y que no ha mermado entretanto -m¨¢s bien al contrario- ni su alcance ni su actualidad.
LECCI?N SOBRE LA LECCI?N
Pierre Bourdieu Traducci¨®n de Thomas Kauf Anagrama. Barcelona, 2002 64 p¨¢ginas. 7 euros
Aprovech¨® el soci¨®logo franc¨¦s la circunstancia para exponer su concepci¨®n de la sociolog¨ªa y plantear los riesgos y las obligaciones que asume quien aspira a practicar esta ciencia con independencia y rigor. El inter¨¦s de su discurso, con todo, va mucho m¨¢s all¨¢ de un horizonte estrictamente gremial. Y no s¨®lo por la significaci¨®n y la estatura del recientemente fallecido Bourdieu (1930- 2002), sin duda uno de los ¨²ltimos intelectuales, al menos en el sentido fuerte y genuino con que este t¨¦rmino se acu?¨® en Francia. Tambi¨¦n por cuanto Bourdieu atribuye al soci¨®logo la misi¨®n alt¨ªsima de contribuir a la conciencia de los l¨ªmites en que obra todo pensamiento.
Un pensamiento de los l¨ªmites: as¨ª califica el propio Bourdieu al que se desprende de la funci¨®n objetivadora mediante la cual la sociolog¨ªa levanta el mapa del espacio hist¨®ricamente condicionado en que se afincan las posiciones que, en cada momento, compiten por la hegemon¨ªa del capital simb¨®lico, entendiendo por tal la malla cultural e ideol¨®gica en la que se sustenta la realidad social. Pensamiento de los l¨ªmites del que no hay que esperar, como el mismo Bourdieu advierte, 'que d¨¦ paso al pensamiento sin l¨ªmites' con el que parece ensimismarse un cierto intelectualismo que se pretende sin ataduras ni ra¨ªces. De hecho, Bourdieu carga con especial contundencia contra el adanismo intolerable de los hombres de cultura, que deben 'sus m¨¢s puros goces culturales', dice, 'a la amnesia de la g¨¦nesis que les permite vivir su cultura como un don de la naturaleza'.
'Si la sociolog¨ªa del sistema de ense?anza y del mundo intelectual me parece primordial', insiste Bourdieu, 'es porque contribuye al conocimiento del sujeto de conocimiento introduciendo, m¨¢s directamente que ning¨²n an¨¢lisis reflexivo, las categor¨ªas de pensamiento impensadas que delimitan lo pensable y predeterminan lo pensado'. Y en alusi¨®n a las desolladoras pol¨¦micas que lo enfrentaron a buena parte de la intelligentsia francesa, a la que no ces¨® de zarandear en cuantas ocasiones tuvo (?qu¨¦ no hubiera hecho con la espa?ola!), a?ade: 'Como la negativa a reconocer una realidad traumatizante es proporcional a los intereses defendidos, se comprende la violencia extrema de las reacciones de resistencia que suscitan, entre los poseedores del capital cultural, los an¨¢lisis que ponen de manifiesto las condiciones de producci¨®n y de reproducci¨®n denegadas de la cultura: a personas acostumbradas a percibirse bajo el distintivo de lo ¨²nico y de lo innato, s¨®lo les hacen descubrir lo com¨²n y el bagaje adquirido'.
Para Bourdieu, 'la sociolog¨ªa pone al descubierto la self-deception, el autoenga?o colectivamente mantenido y alentado que, en cualquier sociedad, sustenta los valores m¨¢s sagrados y, con ello, toda la existencia social'. Se trata de 'una ciencia de los poderes simb¨®licos capaz de devolver a los sujetos sociales el dominio de las falsas trascendencias que el desconocimiento crea y recrea sin cesar'. Lo caracter¨ªstico de su proceder consiste en que 'todas las proposiciones que esta ciencia enuncia pueden y deben aplicarse al sujeto que hace la ciencia'. Esta condici¨®n autorreflexiva de la sociolog¨ªa es la que determina su valor instrumental. 'A trav¨¦s del soci¨®logo, agente hist¨®rico hist¨®ricamente situado, sujeto social socialmente determinado, la historia, es decir la sociedad en que la historia sobrevive a s¨ª misma, se vuelve un momento sobre s¨ª, medita sobre s¨ª misma', declara Bourdieu. Por ah¨ª la resistencia a la sociolog¨ªa por parte de 'aquellos que necesitan las tinieblas del desconocimiento para ejercer su comercio simb¨®lico'.
Aciertan los editores al pre
sentar esta Lecci¨®n sobre la lecci¨®n como una excelente introducci¨®n a la obra de Bourdieu, a quien no se le pod¨ªa rendir mejor homenaje que el que constituye esta publicaci¨®n. Aparecen aqu¨ª esbozadas no s¨®lo su concepci¨®n de la sociolog¨ªa, sino tambi¨¦n algunas nociones clave de su propia contribuci¨®n a esta ciencia, como lo es la noci¨®n estructural de campo, a la que ¨¦l mismo dio tan f¨¦rtiles desarrollos, o las m¨²ltiples derivaciones que arranca a la idea de que 'las funciones sociales son ficciones sociales'. Apuntan aqu¨ª, adem¨¢s, sus violentas embestidas contra el sociologismo prof¨¦tico, contra 'las consideraciones infalsificables del ensayismo planetario o los saberes de medio pelo de la ciencia oficial'. Todo ello servido en una admirable construcci¨®n ¨¦tica y ret¨®rica que desmonta el artificio de la lecci¨®n inaugural mediante 'la empresa parad¨®jica que consiste en recurrir a una posici¨®n de autoridad para decir con autoridad qu¨¦ es decir con autoridad'. Tal ser¨ªa la admirable lecci¨®n de esta 'lecci¨®n inaugural de sociolog¨ªa dedicada a la sociolog¨ªa de la lecci¨®n inaugural'.
Si existiera algo as¨ª como un comit¨¦ de salud p¨²blica destinado a velar por la recta inteligencia de los ciudadanos, ser¨ªa de esperar que administrara este texto como vacuna contra 'el poder desorbitado que ejercen todas las sanciones sociales de la importancia, todos los sonajeros simb¨®licos, condecoraciones, cruces, medallas, laureles o bandas, pero tambi¨¦n todos los soportes sociales de la illusio vital, misiones, funciones y vocaciones, mandatos, magisterios y ministerios'.
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