Teolog¨ªa y posmodernidad
Hay frescura y espontaneidad en la forma con que Smith enfoca desde su formaci¨®n intelectual campos tan ajenos como la filosof¨ªa anal¨ªtica o la deconstrucci¨®n y la f¨ªsica de part¨ªculas. Y una sorprendente amplitud de miras trat¨¢ndose de un autor reiiligioso.
Huston Smith es un te¨®rico comparatista de las religiones, e igual que Mircea Eliade -con quien guarda un vago parecido de familia aunque no comparta con ¨¦l ni esp¨ªritu ni ideolog¨ªa- parece como si suscribiese las versiones m¨ªsticoencantadas del mundo que suele estudiar. Pero a diferencia de Eliade, el Dios de Smith es un Dios tangible, inequ¨ªvoco, el de un genuino creyente, el Dios de un te¨®logo. Por lo mismo, es menos esot¨¦rico, menos dado a los arquetipos primordiales y a las ra¨ªces e¨®nicas indoeuropeas y cosas parecidas que suelen encontrarse en este tipo de obras, y no teme curiosear en los asuntos que interesan a los adversarios de la religi¨®n actuales. Aunque este libro es un compendio de conferencias e intervenciones p¨²blicas m¨¢s o menos reescritas para la ocasi¨®n, es f¨¢cil comprobar que Smith es un hombre de esp¨ªritu abierto y dialogante y ajeno a toda especie de oscurantismo, lo que contrasta con el dogmatismo rabioso de algunos de los autores que cita m¨¢s a menudo (Ernest Gellner, por ejemplo) que no suelen caracterizarse por la tolerancia intelectual.
M?S ALL? DE LA MENTE POSMODERNA
Huston Smith Traducci¨®n de Miguel Portillo Kair¨®s. Barcelona, 2002 348 p¨¢ginas. 15 euros
Las f¨®rmulas de Smith, sin
embargo, son las mismas que comparten en general todos los que, desde una perspectiva m¨¢s acorde con la sabidur¨ªa tradicional pre-moderna (o pre-posmoderna) se muestran descontentos con las seguridades tecnocient¨ªficas y con su alternativa desesperanzada: el escepticismo posmoderno. Smith repasa con m¨¢s profusi¨®n que cuidado la cr¨ªtica de la cultura tradicional operada por la modernidad tras la revoluci¨®n cient¨ªfica iniciada con el Renacimiento, y la vuelta de tuerca que supone la revisi¨®n posmoderna de esta tradici¨®n en las distintas variantes de la filosof¨ªa de la sospecha que remiten, como punto de referencia, a la obra de Nietzsche. Al libro son convocados casi todos los autores (Heidegger, Gadamer, Derrida, Foucault, Nietzsche, Wittgenstein, etc¨¦tera) que hay que citar pero, en la versi¨®n que da de ellos Smith, ninguno me ha resultado demasiado reconocible. Tambi¨¦n se citan la obra y las tesis principales de algunos cient¨ªficos c¨¦lebres pero, a lo que cabe a mi conocimiento, tambi¨¦n sui g¨¦neris. Smith deplora la liquidaci¨®n de la metaf¨ªsica y, naturalmente, no suscribe en absoluto la nietzscheana 'muerte de Dios', pero no he observado ning¨²n argumento razonable en favor de resucitar a Dios que no estuviera ya planteado en el pante¨ªsmo de siempre. A menudo, en este libro, la presencia de Dios se funda en los hitos consabidos: la inmensidad del cosmos, la armon¨ªa de los contrarios desentra?ada por la ciencia, la energ¨ªa infinita atesorada en un prot¨®n, y dem¨¢s versiones de lo sublime, pero, en resumidas cuentas, la raz¨®n esgrimida es muy ramplona: Dios tiene que existir, porque de lo contrario, ?qui¨¦n ha inventado todo esto?, ?por qu¨¦ me maravilla que una garza levante su vuelo?
El libro dedica una secci¨®n a la reivindicaci¨®n de las humanidades dada la condici¨®n desmerecida de ¨¦stas en Estados Unidos, un hecho atribuido injustamente a la pr¨¦dica desencantada del posmodernismo cuando se debe, en realidad, a un t¨ªpico extrav¨ªo de la Ilustraci¨®n. En cualquier caso, cifrar un 'm¨¢s all¨¢' de la posmodernidad en una sabidur¨ªa 'de fusi¨®n' donde conviven Schumacher -el de small is beautiful, no el corredor de F¨®rmula Uno-, Einstein, Eckhart y los vedas, al t¨ªpico estilo del New Age californiano, tiene algo de kitsch, como lo tiene la espeluznante alegor¨ªa de la cubierta, capaz de disuadir al m¨¢s predispuesto de los lectores. As¨ª que, por si acaso, ateos, agn¨®sticos y descre¨ªdos: abstenerse.
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