Olivas
En medio del sopor de uno de los habituales plenos de las Cortes Valencianas, mientras el presidente Eduardo Zaplana sub¨ªa al entablado con un traje con cerillera alta de Antonio Puebla y se apostaba ante los micr¨®fonos como si fuese a cantar Gavil¨¢n o paloma de Pablo Abraira, ca¨ª en la cuenta de que el vicepresidente Jos¨¦ Luis Olivas estaba dise?ado para cortar jam¨®n. Su breve estatura y su complexi¨®n ojival parec¨ªan haber sido producidas por la naturaleza expresamente para acoplar con gran definici¨®n ergon¨®mica en la periferia de un jam¨®n y desarrollar una notable actividad con un cuchillo, componiendo en la aplicaci¨®n de ese ejercicio una coreograf¨ªa muy horizontal, vivaz e ib¨¦rica. Esta cualidad, lejos de desfigurar su potencial pol¨ªtico, intensificaba su competencia en la materia. Por un lado, en un momento (antes del 11 de septiembre de 2001) en que a nuestra sociedad parec¨ªa no caberle otro m¨¢ximo peligro que cortarse en la mano con el cuchillo jamonero en el pre¨¢mbulo de la cena, le daba una p¨¢tina de hombre arraigado en la colectividad, que pod¨ªa asumir riesgos y resolver con pericia la administraci¨®n de ese recurso dom¨¦stico convertido en un inequ¨ªvoco s¨ªntoma de desarrollo social. Y por otro, le confer¨ªa un incentivo metapol¨ªtico, puesto que le presupon¨ªa talento para poder desenvolverse sin demasiados problemas m¨¢s all¨¢ del presupuesto p¨²blico. Ignoro si este m¨¦rito aparente ha intervenido en modo alguno en la casualidad de que ahora, en el recorrido terminal de la legislatura, Olivas sea presidente de la Generalitat. Sin embargo, a Olivas se le ha puesto delante el desaf¨ªo hist¨®rico local de repelar el hueso del jam¨®n que ya hab¨ªa desollado Zaplana. En su horizonte tiene un a?o por delante para representar ante la concurrencia que corta con esmero y solvencia virutas, incluso lonchas, de un hueso bru?ido por la gesti¨®n de su predecesor y que tiene hipotecados hasta los probables caldos. Y adem¨¢s, con el mandato de estar consagrando con insistencia como art¨ªfice del esplendor del jam¨®n a quien ha dejado el hueso desnudo y lijado. Y ah¨ª es donde Olivas puede imponerse como acontecimiento o ser pasto de los acontecimientos.
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