La gran decepci¨®n
El fracaso de las privatizaciones en Iberoam¨¦rica alimenta el pesimismo de la poblaci¨®n y es caldo de cultivo del populismo
El retorno de la democracia a Am¨¦rica Latina en los a?os ochenta promet¨ªa la llegada del bienestar a una de las regiones m¨¢s desiguales de la Tierra. La ola de reformas neoliberales, con privatizaciones y apertura econ¨®mica, irrumpi¨® en los noventa con la misma ilusi¨®n. En el siglo XXI, la pobreza contin¨²a y buena parte de la poblaci¨®n no pone en duda el sistema democr¨¢tico, pero condena a los pol¨ªticos y a las pol¨ªticas de mercado.
Los analistas hablan de un regreso al populismo en Suram¨¦rica. En ese concepto se engloba a corrientes de izquierda y derecha contrarias al liberalismo. Sus detractores los vinculan con los a?os ochenta, en los que prevalec¨ªa un Estado que pretend¨ªa poderlo todo, con gasto p¨²blico galopante e inflaci¨®n descontrolada. En los noventa, las reformas mejoraron los servicios p¨²blicos, generaron crecimiento y aplacaron las subidas de precios, pero resultaron insuficientes para que los suramericanos vivan mejor. La pobreza asciende al 44% de la poblaci¨®n y el n¨²mero de parados se ha duplicado en diez a?os. La clase pol¨ªtica sigue bajo sospecha de corrupci¨®n y las multinacionales son acusadas de sobornos.
La crisis de Argentina en diciembre, con la ca¨ªda del Gobierno del radical Fernando de la R¨²a, 24 muertos y cacerolazos multitudinarios, se transform¨® en un s¨ªmbolo de las protestas suramericanas contra el modelo de los noventa. El sucesor de De la R¨²a, el peronista Adolfo Rodr¨ªguez Sa¨¢, gobern¨® s¨®lo una semana, pero le alcanz¨® para anunciar la suspensi¨®n de pagos de la deuda externa. Lo reemplaz¨® otro peronista, Eduardo Duhalde, cuya gesti¨®n violent¨® la seguridad jur¨ªdica de los ahorradores, los bancos y las empresas. Argentina cumpli¨® en junio cuatro a?os de recesi¨®n y todav¨ªa no puede sellar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los principales candidatos para las presidenciales de marzo tampoco parecen menos populistas que Duhalde. Pese a que la poblaci¨®n pide en las calles 'que se vayan todos', los medios mencionan como favorito al ex presidente Carlos Menem, que derrot¨® la inflaci¨®n y abri¨® la econom¨ªa, pero tambi¨¦n agigant¨® el gasto p¨²blico hasta duplicar la deuda externa. Aunque se ufana de contar con el apoyo de EE UU y del establishment, la revista The Economist le adjudica 'la mayor responsabilidad por el desastre'.
En Brasil, los inversores extranjeros vienen vendiendo desde hace tres meses t¨ªtulos p¨²blicos ante el temor de que el favorito para las elecciones presidenciales, el izquierdista Luiz In¨¢cio Lula da Silva se imponga. Este ex sindicalista ha pasado de posturas extremas a moderadas, ha designado a un empresario de centro-derecha como su candidato a vicepresidente, pero se opone a firmar con el FMI un acuerdo previo a los comicios que asegure que Brasil pagar¨¢ sus obligaciones en t¨¦rmino. Su nuevo escolta en las encuestas, el centro-izquierdista Ciro Gomes, tambi¨¦n rechaza al pacto con el FMI, aboga por una reestructuraci¨®n de la deuda y se define como el candidato 'antigobierno' del socialdem¨®crata Fernando Henrique Cardoso.
En Uruguay, el pa¨ªs m¨¢s contagiado por la crisis argentina, el presidente Jorge Batlle (centro-derecha) cuenta con un 20% de popularidad. El opositor Frente Amplio (izquierda) y los sindicatos han bloqueado sus intentos de privatizar. El ministro de Econom¨ªa, Alberto Bensi¨®n, renunci¨® esta semana. En Paraguay, otra v¨ªctima del efecto tango, nueve de cada diez ciudadanos censura al Gobierno de Luis Gonz¨¢lez Macchi, cuyo sucesor se definir¨¢ en los comicios de abril pr¨®ximo. Las protestas populares, incitadas por el ex general golpista Lino Oviedo, frenaron el mes pasado la venta de la telef¨®nica estatal por 400 millones de d¨®lares y el pasado d¨ªa 15 desembocaron en dos muertes y la declaraci¨®n del estado de excepci¨®n. Oviedo, pr¨®fugo de la justicia paraguaya y exiliado en Brasil, es uno de los dos candidatos m¨¢s firmes para las pr¨®ximas elecciones.
En Bolivia, el Congreso debe elegir entre los postulantes m¨¢s votados por el pueblo en los comicios recientes: el ex presidente Gonzalo S¨¢nchez de Losada (1993-1997), recordado por las privatizaciones, y el l¨ªder cocalero Evo Morales, que pide la vuelta a manos p¨²blicas de las empresas privatizadas y la interrupci¨®n de los planes norteamericanos de erradicaci¨®n del cultivo de coca.
En el sur de Per¨², las manifestaciones de junio se saldaron con dos muertes y la decisi¨®n del presidente, Alejandro Toledo, de suspender la venta de dos el¨¦ctricas estatales al grupo belga Tractebel. La popularidad de Toledo roza el suelo en apenas un a?o de Gobierno. Hace unas semanas removi¨® al ministro Econom¨ªa, el liberal Pedro Kuczynski, y lo reemplaz¨® por el heterodoxo Javier Ruete.
En Ecuador, el presidente Gustavo Noboa no pudo doblegar la oposici¨®n contra la privatizaci¨®n de 17 distribuidoras el¨¦ctricas ni ha logrado cerrar un acuerdo con el FMI. La dolarizaci¨®n que instaur¨® hace dos a?os inaugur¨® una etapa de crecimiento en comparaci¨®n con los anteriores a?os, en que el pa¨ªs vivi¨® su peor crisis econ¨®mica, pero result¨® in¨²til para controlar la inflaci¨®n: 90% en 2000, 60% en 2001 y 25% previsto para 2002. En octubre se celebrar¨¢n elecciones presidenciales y entre los candidatos figuran el ex coronel golpista Lucio Guti¨¦rrez, el l¨ªder ind¨ªgena Antonio Vargas y el ex presidente Rodrigo Borja. Los tres ponen en duda la permanencia de EE UU en la base ecuatoriana de Manta y la dolarizaci¨®n.
Colombia eligi¨® un presidente, ?lvaro Uribe, que promete mano dura contra la guerrilla y el narcotr¨¢fico. Mientras tanto, en el final de Gobierno de Andr¨¦s Pastrana, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han lanzado una fuerte ofensiva.
En Venezuela, la sociedad contin¨²a dividida en torno al presidente Hugo Ch¨¢vez, que por ahora s¨®lo amaga con deshacer las reformas de mercado. Los analistas no descartan una revuelta popular similar a la del golpe de Estado fallido de abril.
El patio trasero de EE UU est¨¢ revuelto. El llamado consenso de Washington sobre las pol¨ªticas neoliberales entr¨® en crisis. Un funcionario del Departamento de Estado norteamericano repiti¨® la receta de su pa¨ªs para la regi¨®n: m¨¢s libre comercio y menos corrupci¨®n. Cardoso ha declarado que el Gobierno de George W. Bush desconoce los problemas de Suram¨¦rica. Su obsesi¨®n radica en la seguridad. 'El problema no es la corrupci¨®n de ciertas ¨¦lites, sino el modelo de los noventa', opina Daniel Garc¨ªa Delgado, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. 'Se quiso reducir la crisis a Argentina, pero el modelo termin¨® explotando en las calles de muchos pa¨ªses', a?ade.
Chile, sin embargo, aparece como el ¨²nico pa¨ªs estable de la regi¨®n y ha aplicado la f¨®rmula de una econom¨ªa abierta y bajos niveles de corrupci¨®n. El economista Frank Davis, no obstante, ha se?alado que el pa¨ªs andino no fue tan ortodoxo: impuso restricciones a los capitales golondrina (especulativo), ayud¨® a las exportaciones y nunca privatiz¨® la compa?¨ªa estatal de cobre, su principal recurso. Garc¨ªa Delgado considera que el futuro modelo latinoamericano depender¨¢ en buena medida del resultado electoral en Brasil. Mientras tanto, el capital extranjero se aleja de Suram¨¦rica. La regi¨®n, antes disputada por los inversores de EE UU y la UE, pierde marcha.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.